El ictus es la principal causa de muerte y discapacidad para las mujeres. De los 125.000 casos anuales de ictus que se producen en España, la mayoría, concretamente el 75%, se producen por una falta de riego a un territorio del cerebro (ictus isquémico). Aunque también existen los ictus de tipo hemorrágico por rotura de alguna malformación arterial o por hipertensión arterial.
Esta falta de aporte de sangre arterial se puede producir por diferentes causas:
- Causa embólica cardiaca: un trombo que se forma en el corazón (en muchas ocasiones producido por una fibrilación auricular u otras cardiopatías no tratadas) y que viaja desde el corazón hasta las arterias del cerebro, taponándolas.
- Causa embólica de otro territorio vascular: placas de ateroma (aterosclerosis) de otros territorios arteriales que también ocluyen las arterias más distalmente.
- Causa trombótica: la formación de trombos locales dentro de las arterias cerebrales, que en algunos casos se facilitan por alteraciones de la sangre, "síndromes de hipercoagulabilidad".
Factores facilitadores
Los factores de riesgo principales son el envejecimiento, la hipertensión, el tabaquismo, la diabetes y un perfil desfavorable de colesterol. Pero también hay otros factores que pueden influir en la aparición de un ictus como la presencia de una cardiopatía no controlada, una fibrilación auricular no tratada, inactividad física y obesidad, la historia familiar, tomar drogas o estados de hipercoagulabilidad heredados o adquiridos (trombofilias).
Especial atención merece la asociación de hipertensión durante el embarazo y el tabaquismo en mujeres que toman o no anticonceptivos orales. En ocasiones hasta un 15% de estos ictus se producen por debajo de los 45 años y con escasos factores de riesgo. Por eso, lo más prudente es consultar todas las dudas con el médico.
Síntomas
Se puede presentar alguno de estos síntomas o varios a la vez, sin causa aparente que lo explique:
- Pérdida de fuerza o/y sensibilidad de una parte del cuerpo bruscamente: en la cara, brazo y/o
- Pérdida de visión súbita: parcial o total, en uno o ambos ojos.
- Dificultad para hablar: dificultad para expresarse, lenguaje difícil de articular o incomprensible para el que lo escucha.
- Dolor de cabeza de inicio brusco: sin causa aparente y muy intenso.
- Vértigo intenso: con inestabilidad, desequilibrio o caídas bruscas inexplicadas, si se acompañan de cualquiera de los síntomas descritos con anterioridad.
Ante estos síntomas es urgente la valoración, ya que el tratamiento precoz de la enfermedad cerebrovascular es vital para reducir la mortalidad y las secuelas. Por ello se debe consultar cuanto antes y darle importancia a todo lo que no parezca normal.
Recomendaciones
- No fumar y evitar ambientes con humo.
- Seguir un estilo de alimentación saludable y protectora como la dieta mediterránea.
- Ejercicio regular: 30 minutos diarios.
- Reposo nocturno e higiene de sueño.
- Hidratación correcta: fundamentalmente agua y alimentos frescos con alto contenido en agua.
- Evitar alcohol y drogas.
- Conocer y controlar las cifras de colesterol, glucosa, tensión y peso.
- Cumplir con los tratamientos prescritos.
- Consultar siempre las dudas con los profesionales de la salud.
Artículo elaborrado por la doctora Nieves Tarín, miembro del Consejo de Expertos de la FEC y directora médico del Hospital de Móstoles de Madrid.