Se calcula que en España se producen anualmente 30.000 muertes por paro cardiaco. Una cifra que podría reducirse si todos supiéramos cómo actuar, y lo hiciéramos con rapidez, en caso de que presenciáramos un accidente cardiovascular de este tipo. La razón es que por cada minuto que pasa sin que comencemos a practicar las técnicas de reanimación cardiopulmonar (RCP), las posibilidades de sobrevivir sin secuelas disminuyen un 10%.
Por eso es imprescindible poner en marcha la cadena de supervivencia y las técnicas de reanimación cardiopulmonar sin perder tiempo. Esa cadena de supervivencia comienza comprobando si la persona está consciente y respira. Posteriormente, llamando al servicio de emergencia (112) indicando de quién se trata (varón, mujer, etc.) y el lugar exacto donde se ha producido el evento, y continúa con la resucitación cardiopulmonar hasta la llegada de los servicios de emergencia. Gracias a la RCP podremos intentar mantener el riego y oxigenación de los diferentes órganos y tejidos. De esa forma aumentarán las posibilidades de supervivencia y se reducirán las de lesiones cerebrales.
¿Cómo practicar la RCP?
Cuando el corazón deja de latir de forma brusca e inesperada, interrumpiendo el bombeo de sangre e impidiendo su circulación, tras la llamada a emergencias al comprobar que la persona no respira debemos seguir los siguientes pasos:
- Con la persona tumbada boca arriba y con el dorso sobre una superficie dura, iniciar el masaje cardiaco. Debemos ponernos de rodillas con los brazos extendidos, sin doblar los codos, y comprimir el centro del pecho con ambas manos entrelazadas a un ritmo de 100-120 compresiones por minuto. Hay que hacer bajar el tórax unos cinco centímetros en cada compresión.
- Si sois varias personas, es conveniente que os alternéis en estas maniobras para mantener un ritmo constante hasta que lleguen los servicios de emergencias.
- Pedir que alguien busque un desfibrilador. En muchos lugares públicos existen desfibriladores semiautomáticos que pueden resultar muy efectivos. Los propios desfibriladores proporcionan instrucciones de lo que debemos hacer por medio de una locución, por lo que solo hay que seguirlas. El proceso consiste en colocar unas pegatinas en el pecho del paciente y esperar a que el aparato indique si hay que realizar o no una descarga. En caso afirmativo, es importante no tocar al paciente y confirmar la descarga en el botón correspondiente. Después se reanuda el masaje cardiaco hasta que lleguen los servicios de emergencias.
- En el caso de que la persona afectada sea un bebé, tras llamar al 112 se deben dar cinco insuflaciones boca a boca. En caso de que siga sin existir ningún tipo de movimiento, tos o sonidos, comenzaremos o bien con el dedo índice y corazón o bien con los dos pulgares el masaje cardiaco, comprimiendo 1/3 del diámetro anteroposterior del tórax. Si hay dos reanimadores, uno se encargará de las respiraciones y el otro dará el masaje con los dos pulgares, abrazando el tórax. Cada 30 compresiones a un ritmo de entre 100 y 120 por minuto se realizarán dos ventilaciones.
- Si se trata de un niño mayor de un año, los pasos son similares a los que seguimos con un bebé, excepto que el masaje cardiaco no se dará con los dos pulgares sino con el talón de una mano, en el centro del pecho.