Los primeros minutos tras una parada cardiorrespiratoria son claves para quien la sufre. Si se encuentra cerca una persona que pueda practicar una reanimación cardiopulmonar (RCP), sus posibilidades de supervivencia se multiplican. Por el contrario, cada minuto que pasa sin que se comiencen a practicar las técnicas de RCP, las posibilidades de sobrevivir sin secuelas disminuyen un 10%.
Por eso los especialistas insisten en que resulta clave que la población sepa cómo actuar ante una situación como esta. Se trata de poner en marcha la cadena de supervivencia, que comienza comprobando si la persona está inconsciente y no respira. El siguiente paso es llamar al servicio de emergencias (112) indicando lo que ocurre y el lugar exacto en donde nos encontramos. A continuación, se debe iniciar la RCP hasta la llegada de los servicios de emergencia. Sin embargo, según el "Estudio Cardioprotección en España 2016", el 70% de la población no sabría cómo actuar ante una situación como esta.
La RCP, paso a paso
Lo que ocurre cuando el corazón deja de latir de forma brusca e inesperada es que se interrumpe el bombeo de sangre impidiendo su circulación. Para tratar de mantener el riego y la oxigenación de los diferentes órganos y tejidos hasta que se restablezca el ritmo cardíaco normal y así aumentar las posibilidades de supervivencia y reducir las de lesiones cerebrales, tras comprobar que la persona no respira y llamar a emergencias debemos seguir los siguientes pasos:
- Iniciar el masaje cardiaco. La persona a la que se le va a practicar la RCP debe estar tumbada boca arriba sobre una superficie dura. Debemos ponernos de rodillas con los brazos extendidos, sin doblar los codos, y comprimir el centro del pecho con ambas manos entrelazadas a un ritmo de entre 100 y 120 compresiones por minuto. Lo ideal es intentar hacer bajar el tórax unos cinco centímetros en cada compresión.
- Alternancia si hay posibilidad. En caso de que haya varias personas con conocimientos de RCP, es aconsejable alternarse en las maniobras para mantener un ritmo constante hasta que lleguen los servicios de emergencias. Además, cada 10 o 15 compresiones de masaje torácico debe de hacerse respiración boca a boca (ocluyendo con los dedos las fosas nasales) y colocando un pañuelo entre ambas bocas.
- Desfibrilador. En muchos lugares públicos existen desfibriladores semiautomáticos que pueden resultar muy efectivos. Los propios desfibriladores proporcionan instrucciones de lo que debemos hacer por medio de una locución, por lo que solo hay que seguirlas. El proceso consiste en colocar unos electrodos adhesivos en el pecho del paciente y esperar a que el aparato indique si hay que realizar o no una descarga. En caso afirmativo, es importante no tocar al paciente y confirmar la descarga en el botón correspondiente. Después, si el paciente sigue inconsciente y no recupera el pulso, hay que repetir el choque eléctrico y continuar con el masaje hasta que lleguen los servicios de emergencia
- Niños y bebés. En el caso de que la persona afectada sea un bebé, tras llamar al 112 se deben dar cinco insuflaciones boca a boca. En caso de que siga sin existir ningún tipo de movimiento, tos o sonidos, comenzaremos o bien con el dedo índice y corazón o bien con los dos pulgares el masaje cardiaco, comprimiendo 1/3 del diámetro anteroposterior del tórax. Si hay dos reanimadores, uno se encargará de las respiraciones y el otro dará el masaje con los dos pulgares, abrazando el tórax. Cada 30 compresiones a un ritmo de entre 100 y 120 por minuto se realizarán dos ventilaciones. Si se trata de un niño mayor de un año, los pasos son similares a los que seguimos con un bebé, excepto que el masaje cardiaco no se dará con los dos pulgares sino con el talón de una mano, en el centro del pecho.