La insuficiencia cardiaca es la primera causa de hospitalización por encima de los 65 años en nuestro país. Pero no solo afecta a los mayores: el estudioReal world heart failure epidemiology and outcome: A population-based analysis of 88,195 patients concluye que la padecen el 2,7% de los mayores de 45 años, además del 8,8% de los mayores de 74.
De hecho, según la American Heart Association, una de cada cinco personas mayores de 40 años padecerá insuficiencia cardiaca a lo largo de su vida. Sin embargo, es una enfermedad prevenible, lo que significa que podemos reducir esas cifras evitando que aparezca. Y en caso de que ya la padezcamos, también contamos con medidas para tratarla. Hoy contestamos a los interrogantes más frecuentes sobre esta enfermedad.
¿Qué es la insuficiencia cardiaca?
La insuficiencia cardiaca aparece porque el corazón no es capaz de cumplir adecuadamente su función. Se produce cuando alguna estructura del corazón (el músculo, las válvulas o el pericardio) está dañada, lo que provoca que el corazón no bombee la sangre adecuadamente.
Existen dos tipos de insuficiencia cardiaca: la insuficiencia cardiaca crónica (más frecuente y cuyos síntomas se manifiestan con lentitud a lo largo del tiempo y va empeorando de forma paulatina); y la insuficiencia cardiaca aguda (aparece repentinamente, en muchas ocasiones tras un infarto, y los síntomas son graves).
¿Qué señales pueden alertarnos de que tenemos insuficiencia cardiaca?
Pueden pasar desapercibidos, pero habitualmente la insuficiencia cardiaca viene acompañada de algunos de estos síntomas:
- Falta de aire con los esfuerzos o al acostarse (en ocasiones, al estar acostado se presenta tal sensación de ahogo que el paciente se ve obligado a levantarse y dormir sentado).
- Fatiga. Suele producir un cansancio anormal por esfuerzos que antes no lo causaban. La sangre no llega adecuadamente a los músculos y se provoca una situación de fatiga muscular.
- Hinchazón en piernas, tobillos y/o abdomen. La insuficiencia puede provocar que el flujo de sangre a los riñones no sea suficiente, y por eso se produce retención de líquidos por disminución de la orina. Esta hinchazón suele localizarse en las piernas, los tobillos o el abdomen.
- Pulso irregular.
¿Qué podemos hacer para prevenirla?
Aunque es una enfermedad muy prevalente, en el 80% de los casos se puede prevenir. Y las herramientas para hacerlo están al alcance de todos: seguir un estilo de vida saludable practicando ejercicio, consumiendo fruta, verduras, legumbres y pescado, y reduciendo la cantidad de alimentos grasos y el consumo de sal es la principal recomendación. Así mismo es importante evitar el alcohol, ya que puede debilitar el músculo cardiaco. También es clave controlar factores de riesgo como la hipertensión arterial, niveles elevados de colesterol y la diabetes.
¿Y para tratarla?
Además de llevar un estilo de vida saludable, existen diferentes tipos de fármacos que pueden ayudar a controlar la insuficiencia cardiaca. Entre ellos, vasodilatadores, betabloqueantes, diuréticos y anticoagulantes.
En caso de que el cardiólogo lo considere necesario, es posible que recomiende dispositivos implantables como marcapasos, resincronizadores o desfibriladores. Se trata de corregir alteraciones del ritmo cardiaco y mejorar la eficiencia de la contracción del corazón a través de impulsos eléctricos, que es la función de estos dispositivos.
Por último, también es posible que sea necesaria una intervención. Entre las opciones se encuentran la angioplastia primaria, que reduce las consecuencias de un infarto agudo, el reemplazo de válvulas cardiacas, y en casos graves, trasplante cardiaco o implante de asistencias ventriculares (sistemas mecánicos portables para bombear la sangre en sustitución del corazón).
¿Podemos practicar ejercicio si la padecemos?
No solo podemos, sino que es aconsejable. Diversos estudios han demostrado que la práctica de ejercicio físico moderado y controlado como pasear, montar en bicicleta o nadar trae muchos beneficios al paciente con insuficiencia cardiaca, mejorando notablemente su calidad de vida.