Los datos de la novena edición del Atlas de la Diabetes la Federación Internacional de Diabetes dicen que 463 millones de adultos entre 20 y 79 años padecen diabetes. Y lo que es más preocupante: una de cada dos personas aún no sabe que la padece porque no han sido diagnosticadas. La situación pone en riesgo a quienes se encuentran en ella, ya que la diabetes afecta a todo el organismo. Uno de sus efectos principales es que produce ateroesclerosis, un proceso por el que las arterias se van estrechando por las placas de ateroma.
“La diabetes afecta a las arterias, es una enfermedad vascular, por eso todos los órganos sufren sus efectos”, explica la doctora Almudena Castro, cardióloga en el Hospital Universitario La Paz (Madrid) y coordinadora del Grupo de Trabajo de Diabetes y Obesidad de la Sociedad Española de Cardiología (SEC). Pone como ejemplo la retinopatía, que se produce porque las arterias de la retina se afectan, o los problemas que aparecen en el riñón, debido igualmente a que las arterias que van al riñón sufren los efectos de la ateroesclerosis.
“Con el corazón ocurre igual: hay una afectación vascular de las arterias, que se van obstruyendo y producen infartos a nivel del corazón, aunque también pueden provocar infartos cerebrales a través de la llamada enfermedad arterial periférica. Pero además de la afectación de las arterias, en el caso del corazón hay una afectación directa del músculo cardiaco que produce insuficiencia cardiaca: la miocardiopatía diabética”, explica Castro.
Precisamente esa afectación vascular es la razón por la que los pacientes de diabetes tienen que estar especialmente vigilantes ante los principales factores de riesgo cardiovascular, que producen igualmente ateroesclerosis. Por eso es clave que el paciente diabético que sea fumador deje de fumar, ya que “el tabaco es el enemigo número uno de las arterias, y si eres diabético tienes dos factores que están actuando sobre la salud del vaso”, recuerda la doctora Almudena Castro.
La hipertensión también es otro factor que afecta a las arterias, por lo que resulta clave mantener la presión arterial en las cifras recomendadas y no superarlas. La misma razón por la que es importante mantener a raya los niveles de colesterol. Como explica la coordinadora del Grupo de Trabajo de Diabetes y Obesidad de la SEC, para disminuir el riesgo cardiovascular de una persona no diabética se necesitan unos niveles de colesterol diferentes a los de una persona diabética. “Esta última debe mantener los niveles de colesterol aún más bajos porque ese colesterol de la persona diabética está más oxidado, tiene características más aterogénicas que el de la persona no diabética”, recuerda.
La buena noticia es que la diabetes tipo 2 es prevenible, por lo que la mejor herramienta para combatirla es luchando contra las causas que propician su aparición, que son el sobrepeso, la obesidad y el sedentarismo. “En vez de preocuparnos en tratarla deberíamos preocuparnos por que no aparezca ya que, afortunadamente, es una de las enfermedades que se pueden prevenir”, señala la doctora Castro. De ahí la importancia de practicar ejercicio de forma frecuente y seguir una dieta adecuada, los dos pilares con los que lucharemos contra el sobrepeso y la obesidad.