¿Qué peso tiene el aire que respiramos en nuestra salud si vivimos en lugares con altos índices de contaminación? Las evidencias hasta la fecha muestran una mala relación entre ambas. Los expertos lo sitúan entre los 10 factores de riesgo más importantes que provocan enfermedades. Y de hecho, cada año en Europa se producen en torno a 790.000 muertes debido a la contaminación atmosférica. Pero además, cuando se analizan esos fallecimientos, la conclusión es que la causa más frecuente de la mayoría de ellos es el infarto de miocardio. Es decir, que la contaminación afecta directamente a la salud cardiovascular.
Fue una de las razones de la puesta en marcha de la investigación ‘Efectos de la contaminación del aire en pacientes sometidos a rehabilitación cardiaca después de sufrir un infarto de miocardio’, coordinada por el Dr. Jordi Bañeras, cardiólogo de la unidad de críticos cardiovasculares del Hospital Vall d’Hebron (Barcelona) y miembro de la Sociedad Española de Cardiología.
De ella habló en la jornada dedicada a la calidad del aire en la que recordó que la salud cardiovascular depende de cuatro factores: de nuestro estilo de vida, de factores biológicos, de los servicios sanitarios que nos puedan atender y también del medio ambiente. Este último factor es tan importante como los demás porque los contaminantes afectan al sistema circulatorio a través de distintos mecanismos.
“Al inhalarlos, estos contaminantes producen unas reacciones inflamatorias que van a desencadenar una posible obstrucción de las arterias”, señaló el Dr. Bañeras. “Por otra parte, producen disfunción endotelial, hace que nuestras arterias se pongan más enfermas y que haya factores que favorezcan que nuestra sangre esté más trombótica”, explicó.
Por eso en lugares más contaminados hay una mayor incidencia de todas las enfermedades cardiovasculares, “no solo del infarto de miocardio, también de disecciones de aorta o fibrilación auricular, e incluso los trasplantados cardiacos tienen peor pronóstico si viven en zonas con contaminación”, afirmó el cardiólogo de la SEC, quien explicó que la investigación sobre contaminación y salud cardiovascular surgió de un problema que se plantea muchas veces en consulta, y es si los pacientes pueden hacer ejercicio o no en zonas externas con contaminación.
Un estudio publicado en The Lancet demostró que la gente que caminaba en zonas verdes como el londinense parque de Hyde Park tenía ganancia de capacidad pulmonar, tanto si eran personas sanas como si tenían patologías cardiovasculares. Sin embargo, cuando lo hacían por calles como Oxford Street, una zona con contaminación, no había esta ganancia de capacidad pulmonar. Pero se desconoce qué pasa con los parámetros del corazón.
“Está claro que el ejercicio físico es beneficioso, pero también que la contaminación provoca enfermedades cardiovasculares, por lo que había que encontrar una respuesta científica. Al hacer ejercicio físico respiramos más aire, por lo que la posibilidad de que entre más contaminación dentro de nuestro sistema circulatorio es más alta”, recordó el Dr. Jordi Bañeras.
Aunque el estudio aún no ha concluido, ya hay datos preliminares que indican que lo más beneficioso para los pacientes en rehabilitación cardiaca sería realizar ejercicio en espacios con bajo índice de contaminación, como las zonas verdes de las ciudades. Así lo adelantó el Dr. Alejandro Berenguel, también autor del estudio y cardiólogo del Hospital Virgen de la Salud de Toledo. Según los datos preliminares del estudio realizado con 140 pacientes en rehabilitación cardiaca a los que se les realizó una ergoespirometría antes y después del programa, “hay una correlación modesta pero significativa entre menos contaminación y mayores mejorías en cuanto al consumo de oxígeno”, señaló. Y por el contrario, “aquellos pacientes que van a someterse a un programa de rehabilitación en zonas más contaminadas pueden beneficiarse de una manera más débil de los potenciales beneficios de la rehabilitación cardiaca”, afirmó.
De ahí que la lucha contra la contaminación sea clave también desde el punto de vista cardiovascular. Por esa razón la Fundación Española del Corazón se ha unido a campañas como ‘Medics4cleanAir’, en la que miembros de la comunidad médica de toda Europa debaten sobre la emergencia climática y el gran reto de salud pública que supone la contaminación atmosférica. A través de un manifiesto se ha expresado la “preocupación por el efecto que produce el uso continuo de combustibles fósiles de los vehículos” y en él se solicitan “medidas urgentes y sostenibles para afrontar la contaminación del transporte”.