Uno de cada once adultos tiene diabetes. Y la mitad de ellos aún no está diagnosticado. Son datos de la novena edición del Atlas de la Diabetes de la Federación Internacional de Diabetes, e indican que este importante factor de riesgo cardiovascular sigue creciendo en nuestra sociedad. Sin embargo, hay distintas acciones que podemos llevar a cabo para prevenirlo o, en caso de que ya se padezca, controlar las cifras de glucosa en sangre. Una tarea imprescindible si queremos reducir las posibilidades de sufrir una enfermedad cardiovascular.
Pero, ¿cómo se diagnostica una diabetes tipo 2? La voz de alarma la dan los análisis de sangre. Cuando en al menos dos analíticas la glucosa en ayunas supera los 126 mg/dl, el médico determinará que somos diabéticos. Y eso significa que, si no la controlamos bien manteniendo los niveles de glucosa en sangre en las cifras recomendadas, podemos tener problemas cardiovasculares. Concretamente, se duplica la posibilidad de padecerlos. La razón es que el azúcar se va pegando en las paredes de las arterias, produciendo ateroesclerosis. También puede afectar directamente al músculo del corazón, provocando insuficiencia cardiaca.
Por el contrario, con un buen control de los niveles de azúcar y del resto de factores de riesgo cardiovascular, tendremos el mismo riesgo cardiovascular que una persona sin diabetes. Así lo demostró el estudio Risk factors, mortality and cardiovascular outcomes in patients with Type 2 Diabetes publicado en New England Journal of Medicine. En él se comprobó que manteniendo a raya todos los factores de riesgo en un paciente con diabetes – la propia diabetes, la hipertensión, los niveles altos de colesterol, el tabaco…-, tras seis años su riesgo cardiovascular era exactamente igual que el de la población general.
Para lograr controlar la diabetes, y también el resto de factores de riesgo, hay una estrategia básica: seguir rutinas cardiosaludables, que se traducen en una alimentación basada en la dieta mediterránea, ejercicio físico a ser posible diario y evitar el tabaco, además de tomar la medicación pautada en caso necesario.
Sin embargo, la mejor forma de protegerse contra la diabetes es impedir que aparezca. Y para ello, de nuevo, el estilo de vida saludable es la mejor herramienta. De hecho, la obesidad y el sedentarismo son los principales causantes de la diabetes mellitus tipo 2: entre un 50 y un 80% de los diabéticos tienen obesidad, y la razón es que, al acumular grasa que se reparte alrededor de los órganos, esta hace que disminuya la secreción de insulina en el hígado y que los tejidos sean más resistentes a ella. “Por eso, si se es prediabético, hay que perder peso. Es fundamental”, afirmaba la doctora Raquel Campuzano, presidenta de la Asociación de Riesgo Cardiovascular y Rehabilitación Cardiaca de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), en el encuentro online ‘Y tú, ¿de qué hablas con tu médico?’.