Decía Napoleón Bonaparte que uno los principales productos de su “farmacia” era el agua. Y lo cierto es que, sin ella, no podríamos vivir. El organismo tiene unas necesidades que satisfacer si no queremos poner en riesgo la salud. Una de ellas es la hidratación: en caso de beber menos agua de la que nuestro organismo necesita pueden comenzar a fallar algunas funciones e incluso llegar a comprometer nuestra salud cardiovascular. Ocurre por ejemplo cuando la deshidratación lleva a una mala función renal y esta provoca la aparición de arritmias. Cuando aparecen estas por deshidratación se debe a un desequilibrio electrolítico entre el sodio y el potasio, con marcada pérdida de este último.
¿Y si no bebemos suficiente agua?
El agua supone entre un 50 y un 70% de nuestra masa corporal. Cuando disminuye ese porcentaje es cuando el funcionamiento de los órganos puede encontrarse con dificultades. De hecho, las células que constituyen todos nuestros órganos tienen agua, y también está presente en líquidos como la sangre, la orina o la bilis. Por eso debemos recuperar constantemente el agua que perdemos a lo largo del día, algo especialmente importante en época estival, cuando eliminamos más agua por el sudor causado por las altas temperaturas.
En caso de no reponer la cantidad suficiente de agua, nuestro organismo nos mandará señales en forma de mareos, dolor de cabeza, aletargamiento, sensación de boca seca, calambres musculares, sudor frío o incluso visión borrosa y pérdida de conocimiento en situaciones extremas. Para prevenir estas situaciones debemos cubrir nuestras necesidades de agua antes de que aparezcan estas señales. Por eso, los especialistas advierten que no hay que esperar a sentir sensación de sed para beber agua, y recuerdan que si llegamos a tener sed es que ya hemos comenzado a deshidratarnos. Además, esa sensación puede no aparecer o hacerlo sin demasiada intensidad en determinados grupos de población como los mayores y los niños, por lo que es preferible beber siempre la cantidad de agua recomendada, independientemente de que tengamos o no sed.
¿Cuánta agua beber?
Según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), la cantidad de líquido que debemos beber es de 2,5 litros de agua al día para la población masculina adulta y de 2 litros diarios de agua para la población femenina adulta. En jóvenes de 9 a 13 años, el consumo recomendado es de 2,1 litros al día para los niños y 1,9 litros al día para las niñas.
Por otra parte, los expertos recuerdan que la leche, las frutas y las hortalizas frescas son ricas en agua y pueden contribuir notablemente al aporte total de agua que necesitamos, por lo que es buena idea consumir estos productos. Otra recomendación es que aumentemos la cantidad de agua que bebamos al practicar deporte, ya que se pierde más agua durante el ejercicio.