La fibrilación auricular es la arritmia más frecuente entre la población, y además su prevalencia se está incrementando cada vez más: según el artículo Epidemiología de la Fibrilación Auricular, publicado en Revista Española de Cardiología, cerca de un millón de personas en España la padecen y cada año aparecen alrededor de 100.000 nuevos casos en nuestro país. Diagnosticarla para poder tratarla es clave para la salud cardiovascular.
Pero, ¿en qué consiste y cuáles son sus causas? La fibrilación auricular se produce cuando se altera la secuencia de activación del corazón y una parte del mismo (las aurículas) mandan al resto del corazón múltiples estímulos de forma irregular. El resultado es que el corazón se acelera y pierde la regularidad de sus latidos. Es decir, esta arritmia consiste en un ritmo cardiaco irregular y anormal. Y existen dos tipos: paroxística -aparece y desaparece con duración variable- y persistente o permanente - la arritmia es constante sin que en ningún momento reaparezca el ritmo cardiaco normal-.
El signo de alerta más frecuente es la aparición de palpitaciones, pero también es posible que, a pesar de sufrirla, la persona que la padece no manifieste ningún síntoma, ya que en muchas ocasiones este tipo de arritmia no muestra señales. Sin embargo, un electrocardiograma puede dar la voz de la alarma.
Causas
Gran parte de las arritmias de este tipo se desencadenan a partir de la hipertensión - un estudio publicado en European Journal of Preventive Cardiology afirma que la hipertensión arterial (HTA) causa fibrilación auricular (FA), - o por problemas cardiacos, ya que cualquier enfermedad en el corazón (de las válvulas, angina de pecho, infarto...) puede provocar fibrilación auricular. Otra posible causa son las enfermedades hormonales. Sin embargo, también hay un importante porcentaje de pacientes, aproximadamente un tercio, en los que la causa es desconocida.
En cuanto a los riesgos que conlleva, el principal es la aparición de embolias porque la fibrilación auricular puede producir coágulos de sangre que viajen desde el corazón hasta el cerebro y causar un infarto cerebral. También puede provocar el empeoramiento de patologías relacionadas con esta enfermedad, como la insuficiencia cardiaca (se estima que hasta un 30% de los pacientes con fibrilación auricular pueden desarrollar insuficiencia cardiaca).
Por eso es tan importante diagnosticarla y tratarla. Como explica el doctor Felipe Atienza, cardiólogo del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, en este vídeo, la enfermedad debe ser controlada por un cardiólogo. Lo principal es corregir aquellas situaciones que provocan esta arritmia, como la hipertensión, además de reducir niveles elevados de colesterol, mejorar los niveles de azúcar y hacer ejercicio físico moderado con regularidad. Por otra parte, debe considerarse la necesidad de realizar anticoagulación para evitar el riesgo de embolias, y en algunos casos la realización de procedimientos de ablación. También se necesitarán fármacos antiarrítmicos.