Se estima que las padecen 3 de cada 1.000 adultos, por lo que en España hay aproximadamente 120.000 adultos con cardiopatías congénitas. Sin embargo, no todas son iguales ni se tratan de la misma forma. En este artículo hablamos sobre los tipos de cardiopatías congénitas que existen, cómo se detectan y qué atención requieren.
Tipos de cardiopatías congénitas
Se trata de un grupo de enfermedades que tiene en común la presencia de alteraciones estructurales del corazón producidas por defectos en su formación durante el periodo embrionario. Pero esos defectos pueden dar lugar a distintas cardiopatías congénitas, y de hecho, existen más de cincuenta tipos que pueden clasificarse en tres grandes grupos:
- Cortocircuitos izquierda derecha. En las cardiopatías congénitas englobadas en este grupo hay un defecto en las estructuras cardiacas que separan la circulación sistémica de la pulmonar, produciéndose el paso de sangre de la primera a la segunda. La comunicación interauricular, la comunicación interventricular y el ductus arterioso persistente son algunas de las cardiopatías que se incluyen en este tipo.
- Lesiones obstructivas. Se caracterizan porque hay una dificultad en la salida de la sangre de las cavidades cardiacas. Entre ellas están las estenosis aórtica y pulmonar y la coartación aórtica.
- Cardiopatías congénitas cianóticas. En este tipo se encuentran las cardiopatías congénitas que impiden una oxigenación adecuada de la sangre que llega a los tejidos, por lo que aparece cianosis (amoratamiento de labios o lechos ungueales – la parte situada debajo de la uña, sobre la cual se desliza esta al crecer-) al mezclarse la sangre venosa con la arterial. Las más frecuentes son la transposición de grandes vasos, la tetralogía de Fallot y el ventrículo único.
Diagnóstico
La sintomatología depende del tipo de cardiopatía del que estemos hablando, por lo que la manifestación de una cardiopatía es muy variable. Tanto que en algunos casos son asintomáticas. Sin embargo, incluso las asintomáticas se pueden diagnosticar a través de distintas pruebas.
Una de esas pruebas es el electrocardiograma, ya que las cardiopatías congénitas suelen producir alteraciones en él. También es posible que aparezcan signos de cardiopatía congénita en una radiografía de tórax. Sin embargo, la prueba diagnóstica fundamental es la ecocardiografía, que permite diagnosticar y evaluar la gravedad de la mayoría de ellas. En ocasiones puede ser necesario realizar un cateterismo cardiaco para confirmar el diagnóstico.
Sin embargo, con frecuencia se diagnostican antes del parto, a través de los estudios rutinarios que se realizan a todas las embarazadas, aunque existen cardiopatías congénitas que únicamente se detectan en el momento del nacimiento o poco después. Se puede sospechar que es posible que exista una cardiopatía congénita cuando hay síntomas sugestivos (insuficiencia cardiaca, cianosis…) o cuando se detectan alteraciones características en la exploración física (soplos, arritmias…). Respecto a los soplos cardiacos cabe destacar que no todos son producidos por una cardiopatía congénita, ya que los llamados soplos funcionales aparecen en corazones normales y no tienen implicaciones negativas.
Tratamiento
Habitualmente las cardiopatías congénitas asintomáticas no requieren de tratamiento - las más banales pueden pasar desapercibidas hasta la edad adulta-, mientras que en las que sí tienen manifestaciones pueden precisar una intervención quirúrgica o incluso varias dependiendo de la gravedad. En otros casos es posible corregir algunos defectos congénitos sin recurrir a la cirugía mediante el cierre de cortocircuitos por medio de un cateterismo.
Una vez intervenidos, muchos pacientes con cardiopatías congénitas permanecen completamente asintomáticos pero es posible que haya que realizar seguimientos cadiológicos, al menos de forma anual, con el fin de prevenir y detectar la posible aparición de complicaciones evolutivas.
En cualquier caso, los avances en el diagnóstico y tratamiento de las cardiopatías congénitas han mejorado mucho el pronóstico, de forma que actualmente más del 90% de niños afectados sobreviven hasta la edad adulta, y en la mayoría de las cardiopatías congénitas la esperanza media de vida es prácticamente comparable a la de la población general.