Se utilizan desde hace siglos para aromatizar y dar sabor a cualquier plato. Pero no es su única “virtud”. Las especias y condimentos también pueden ayudarnos a cuidar de nuestra salud. La razón es que son el apoyo perfecto para disfrutar de comidas sabrosas sin necesidad de usar tanta sal. Por eso, para los expertos, son grandes aliadas de la salud cardiovascular, ya que si se usan como sustituto de la sal estaremos contribuyendo a mantener la hipertensión a raya sin renunciar al sabor.
Como explica Teresa Partearroyo, profesora Titular de Nutrición y Bromatología en la Universidad CEU-San Pablo y miembro del Comité de Nutrición de la Fundación Española del Corazón (FEC), en este artículo, un consumo elevado de sal aumenta el riesgo de hipertensión y complicaciones como el accidente cerebrovascular. La sal guarda una relación lineal con nuestra presión arterial y puede predisponer al desarrollo de otras enfermedades como la osteoporosis, asma y otras patologías respiratorias, obesidad y cáncer de estómago.
Por eso la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda reducir la ingesta de sodio a menos de dos gramos al día, lo que equivale aproximadamente a unos cinco gramos de sal (cloruro sódico) en adultos, para poder reducir la presión arterial y el riesgo de enfermedad cardiovascular. Y si es posible que la reducción sea mayor, mejor aún.
Es el motivo por el que olvidarse del salero es buena idea, ya que en esa cantidad de cinco gramos de sal como máximo al día no solo se encuentra la que nosotros echamos a la comida. También hay que contar con la llamada sal invisible, que muchas veces consumimos sin ser conscientes de ello. Es la que está presente en bajas cantidades de forma natural en los alimentos y, sobre todo, la que se añade en la transformación de todos los productos que son procesados y que podría constituir entre un 70 y un 75% de la sal que consumimos de manera diaria.
De ahí que, además de leer el etiquetado de los alimentos que compramos en el supermercado y elegir aquellos con menor cantidad de sal, introducir especias y condimentos en nuestra cocina y sustituir con ellos la sal que solíamos añadir sea el consejo de los expertos.
Su alto contenido en aceites esenciales es el responsable de que las especias potencien y realcen los olores y sabores de los alimentos. Y las posibilidades van desde la pimienta al clavo pasando por el orégano, el romero, tomillo, nuez moscada, jengibre, pimentón, azafrán y un largo etcétera donde elegir para cuidar de nuestro corazón haciendo que nuestro paladar disfrute al mismo tiempo.