La contaminación ambiental causa 8,8 millones de muertes al año en el mundo, alrededor de 30.000 de ellas en España. Entre el 40 y el 80% de esas muertes se deben a causas cardiovasculares. Y es que, como explican los expertos, el aire contaminado incide directamente en el aumento de enfermedades cardiovasculares como el infarto, la angina de pecho, el ictus o la insuficiencia cardíaca.
Concretamente, la contaminación afecta a la salud cardiovascular a través de partículas contaminantes, que pasan al torrente sanguíneo y dañan las paredes interiores de los vasos sanguíneos, haciendo que se estrechen y endurezcan. La rigidez de los vasos puede favorecer un aumento de la presión arterial, y es más probable que se formen trombos, lo que puede provocar un ataque al corazón o un accidente cerebrovascular. Por eso los expertos afirman que la contaminación ambiental es un importante factor de riesgo cardiovascular.
Fue la razón del nacimiento de un nuevo grupo de trabajo, SEC-FEC Verde, que tiene como objetivo concienciar de la importancia de la contaminación como factor de riesgo cardiovascular y del papel que puede jugar la cardiología ambiental. Según un estudio que se llevó a cabo en el área metropolitana de Barcelona, los contaminantes más dañinos son la materia particulada PM2,5, que proviene sobre todo de los tubos de escape, y PM10, que procede de material de la industria y de combustión. Pero también el gas, el dióxido de nitrógeno y el metal plomo están relacionados con las admisiones por infarto de miocardio.
Además, en el mismo estudio se aportaron por primera vez evidencias de que esos infartos eran más graves y se asociaban a mayor mortalidad. Como afirma en este artículo el doctor Jordi Bañeras, cardiólogo del Hospital Universitario Vall d’Hebron y uno de los autores del estudio, una de las explicaciones es que la contaminación acaba provocando en el organismo un estado preinflamatorio, y si se padece una enfermedad de base, este estado preinflamatorio favorece un peor pronóstico. Y una vez que ha ocurrido el infarto, la contaminación influye también negativamente en la rehabilitación cardiaca.
Cómo combatirla
Según los expertos, en la actualidad uno de los mayores retos de salud pública es reducir el impacto de la contaminación en la salud cardiovascular, para lo que se necesitan políticas que inviertan en transporte más limpio, hogares energéticamente eficientes, generación de energía eléctrica, regulación de la industria, acceso a combustibles y tecnologías limpias y mejora de la gestión de los residuos municipales.
Pero, además, individualmente podemos intentar reducir el impacto de la contaminación en la salud cardiovascular en nuestro día a día. Por ejemplo, procurando no coger el coche y caminar o usar la bicicleta para los desplazamientos por la ciudad, evitando calles con tráfico. También es importante comprobar los niveles de contaminación atmosférica a través de aplicaciones móviles que indican cómo es la calidad del aire y, en lo posible, evitar zonas muy contaminadas. Otras acciones que ayudan a mantener una buena salud cardiovascular reduciendo el impacto de la contaminación en el organismo son consumir suficiente fruta y verdura y hacer ejercicio regularmente en rutas verdes.