Para reducir la mortalidad de las enfermedades cardiovasculares es crucial enfocarse en la prevención y la modificación de los factores de riesgo. Sin embargo, cuando estas medidas son insuficientes, otra forma de reducir la mortalidad y las complicaciones de estas enfermedades es reconocer rápidamente los síntomas y buscar atención médica inmediata.
Como explica en un artículo publicado en el número 150 de la Revista de la Fundación Española del Corazón Elena Plaza Moreno, directora de Urgencias y Emergencias en www.urgenciasyemergen.com, enfermera docente especialista en urgencias y emergencias y competencias digitales docentes, instructora de soporte vital básico y avanzado por AHA y divulgadora sanitaria, reconocer rápidamente los síntomas para poder buscar atención médica inmediata es muy importante “porque las enfermedades cardiovasculares son patologías denominadas tiempo-dependientes. Es decir, cuanto más tiempo pasa, mayor será la afectación y menor será la posibilidad de supervivencia”.
Hay dos procesos cardiovasculares muy relevantes, en los que el tiempo puede condicionar el pronóstico: el Infarto Agudo de Miocardio, y el ICTUS
INFARTO AGUDO DE MIOCARDIO (IAM)
El IAM se produce por la obstrucción de alguna de las arterias que llevan sangre y oxígeno al corazón.
Síntomas del infarto
Cuando tiene lugar un infarto se suelen producir los siguientes síntomas:
Dolor torácico
Es el principal síntoma en el síndrome coronario agudo. Sin embargo, no todos los dolores que podemos sentir en el tórax son un evento coronario. Hay muchos tipos de dolor torácico producido por enfermedades no cardiacas.
“Las últimas guías del dolor torácico de la Asociación Americana del Corazón nos dicen que el dolor torácico que típicamente se asocia a un infarto tiene unas características propias”, explica Plaza Moreno. Son las siguientes:
- No se define solo con la palabra dolor, generalmente como opresión, pero a veces solo sentimos molestia o pesadez en el pecho.
- Aparece en el centro del pecho, pero puede irradiarse al brazo-antebrazo izquierdo, a cuello-mandíbula, hombros, espalda o a la parte superior del abdomen.
- En el caso del infarto su duración es persistente, más de 15 minutos. En el caso de angina de pecho puede durar menos.
- Empeora con el ejercicio y disminuye con el reposo.
Otros posibles síntomas
El dolor torácico puede acompañarse de “síntomas vegetativos” (mareo, sudoración y vómitos). Y es importante destacar que “en las mujeres” se presenta como se ha descrito, pero también aparece otro tipo de sintomatología acompañante que es importante saber localizar. Estos síntomas son: mareo, fatiga, pesadez de piernas, dificultad para respirar y síntomas digestivos, como si algún alimento nos hubiera sentado mal. Del mismo modo, en los pacientes diabéticos los síntomas pueden ser distintos y se acompañan de descompensación aguda del control glucémico, señala en el artículo.
En cualquier caso, lo relevante es que esta identificación de los síntomas induzcan a buscar atención médica, especialmente en la primera hora desde la aparición de los mismos.
Hay otras condiciones que pueden dar lugar a dolores torácicos como la ansiedad, reflujo gastroesofágico, dolor en las costillas, etc. Por lo general, si el dolor es punzante, intermitente, localizado en una zona específica y empeora al respirar o cambiar de posición, con frecuencia no está asociado con un infarto, aunque puede resultar un dolor molesto.
ICTUS o ACCIDENTE CEREBROVASCULAR AGUDO
Al igual que sucede en el infarto, el ICTUS se produce por la obstrucción de alguna de las arterias que llevan sangre y oxígeno, en este caso al cerebro.
Síntomas del ictus
Como recuerda Plaza Moreno, el 50% de la población desconoce cuáles son los síntomas del ictus. Son tres y resultan fácilmente evaluables:
- Desviación de la comisura labial. La disminución de la fuerza en los músculos faciales, resultando en un descenso hacia abajo del borde de la boca. Para evaluarlo, se puede solicitar a la persona que sonría y veremos uno de los lados caído hacia abajo.
- Debilidad en el brazo: pérdida súbita de fuerza en uno de los brazos. Se puede evaluar pidiéndole a la persona que levante ambos brazos en posición paralela al suelo y observando si uno de los brazos se desvía hacia abajo. También puede verse afectada la pierna del mismo lado.
- Problemas de habla: alteración repentina en el lenguaje, dificultad para hacerse entender o para comprender adecuadamente. Se puede evaluar pidiendo a la persona que repita una frase sencilla y observando si el habla suena arrastrada o extraña.
Aunque estos síntomas solo aparezcan unos minutos u horas y luego se pasen, es igualmente importante acudir al médico.
Otros posibles síntomas
- Entumecimiento o debilidad de piernas y cara
- Confusión repentina
- Dificultad repentina para ver por uno o ambos ojos
- Dificultad repentina para caminar, mareos, pérdida de equilibrio o falta de coordinación
- Dolor de cabeza intenso y repentino sin causa conocida
Recomendaciones
Un evento cardiovascular isquémico, tanto cardiaco como cerebral, es una emergencia médica y una patología tiempo-dependiente. Por eso es crucial no subestimar los síntomas, ya que un diagnóstico y tratamiento oportunos podrían marcar la diferencia entre la vida y la muerte, incluso para personas aparentemente sanas.
Si notamos los síntomas descritos, hay que procurar mantener la calma, no caminar, no ingerir alimentos ni medicamentos no prescritos por nuestro médico y llamar al 112 o trasladarse a un servicio de urgencias lo antes posible. Cuanto antes se reciba atención médica, mayor será la supervivencia y menores serán las secuelas.