La insuficiencia cardiaca es una enfermedad crónica que puede afectar a personas de todas las edades, aunque es más frecuente en personas mayores. El corazón tiene menos capacidad de la que debería para bombear sangre por todo el organismo y con frecuencia se puede producir retención hidrosalina (edemas). Realizando algunos cambios en los hábitos alimentarios se puede conseguir una mejora en la calidad de vida. Es mejor ir introduciendo estos cambios progresivamente para no abandonarlos al poco tiempo.
La insuficiencia cardiaca es una enfermedad crónica que puede afectar a personas de todas las edades, aunque es más frecuente en personas mayores. El corazón tiene menos capacidad de la que debería para bombear sangre por todo el organismo y con frecuencia se puede producir retención hidrosalina (edemas). Realizando algunos cambios en los hábitos alimentarios se puede conseguir una mejora en la calidad de vida. Es mejor ir introduciendo estos cambios progresivamente para no abandonarlos al poco tiempo.
Los objetivos del tratamiento dietético en la insuficiencia cardiaca son:
- Reducción de sal en la dieta.
- Reducción de grasa en la dieta.
- Reduccion del volumen de las comidas.
- Reducción de peso si existe sobrepeso u obesidad.
Reducción de sal
En la insuficiencia cardiaca, la hipertensión arterial y la retención de líquidos pueden empeorar el estado de salud. Para tratarlos, un método sencillo es evitar la adición de sal en las comidas.
Aunque los alimentos contienen de forma natural sal, no todos presentan las mismas cantidades. Los alimentos preparados, como los platos precocinados, alimentos conservados en salazón, adobos, salmuera y curados, contienen más sal que las frutas, hortalizas y cereales integrales. Por ello, se deben evitar los productos preparados. Si se bebe agua embotellada, es aconsejable que se beban aguas de mineralización muy débil, con menos de 5 mg de sodio por litro.
La reducción de sal no tiene por qué estar acompañada de pérdida de sabor. El uso de zumos de frutas, vinagres y especias puede aportar riqueza a los platos.
Reducción de la grasa
Para mantener una buena salud cardiovascular, una dieta saludable es imprescindible. Un exceso de grasas hidrogenadas o “trans”, grasas saturadas y colesterol, puede disminuir el flujo de sangre ya que favorece la adherencia de las grasas a las paredes de los vasos sanguíneos.
Alimentos como la margarina, alimentos preparados, la manteca, mantequilla, lácteos enteros, aperitivos y embutidos contienen altas cantidades de estas grasas poco saludables. En la medida de lo posible, es recomendable sustituir estas grasas por aceite de oliva virgen extra. En el caso de los embutidos, cuyo consumo debe ser esporádico, los embutidos ibéricos presentan una mejor calidad de grasas que sus versiones más económicas. Aun así, los embutidos ibéricos deben consumirse solo de manera ocasional.
Además, métodos bajos en grasa como la cocción a vapor, al microondas, a la plancha, al horno o a la brasa ayudan a controlar la grasa que ingerimos en nuestro día a día.
Reducción de peso
El mantenimiento de un peso adecuado ayuda a mantener la salud cardiovascular. Si existe un exceso de peso, el trabajo cardiaco aumenta. Por ello, con insuficiencia cardiaca, es importante mantener un peso saludable.
Reducción del volumen de las comidas
La insuficiencia cardiaca puede ir acompañada de falta de apetito. Sin embargo, la alimentación es fundamental para mantener un adecuado estado de salud. Reducir el tamaño de las porciones y aumentar el número de comidas al día es una estrategia muy útil para asegurar una buena cantidad de nutrientes cuando no hay hambre.
Otras recomendaciones
Estas recomendaciones deben acompañarse de otros hábitos de vida saludables como son:
- Evitar el consumo de alcohol y de tabaco.
- Controlar el peso.
- Mantenerse activo realizando ejercicio físico según las recomendaciones y limitaciones indicadas por el médico.