Tal vez usted, como tantos otros, se estará preguntando estos días: ¿Por qué es necesaria la vacuna? ¿Cuándo se hace efectiva la inmunización? ¿Cuánto tiempo dura? ¿Es peligrosa? ¿Es inmune un vacunado a cualquier nueva cepa del virus? ¿Es más efectiva la inmunidad según el tipo de persona que recibe la vacuna?
A continuación le informaremos sobre todo lo que sabemos por el momento.
LA RESPUESTA INMUNOLÓGICA
La respuesta inmunológica frente al coronavirus por obra de las vacunas anti-COVID-19, es decir las defensas, empieza cuando nos inoculan el antígeno del patógeno (del virus), o sea, con la primera dosis de vacuna La vacuna contiene una pequeña parte del virus que no es peligrosa, y que se ha comprobado que logra inducir una respuesta inmunológica similar a la que produce el agente infeccioso, pero sin causar la enfermedad.
Tras la inyección, las células de la primera línea de defensa inmunológica responden produciendo anticuerpos y células T de memoria. Si en el futuro se encuentran con el patógeno (el virus), los anticuerpos podrán bloquearlo, mientras que las células T destruirán las células de nuestro cuerpo a las que haya infectado.
Esta respuesta inicial se desarrolla entre 7 y 14 días después de recibir la primera dosis de las vacuna de Pfizer-BioNTech, Moderna o de AstraZeneca. Transcurrido ese tiempo, la inmunidad inicial decae poco a poco pero cuando se vuelve a inocular una segunda dosis del antígeno, es decir, una segunda dosis de vacuna, se genera otra oleada de células de memoria que amplifican la primera respuesta inmunitaria, persistiendo en el tiempo la inmunidad frente al virus.
¿CUÁNDO SE HACE EFECTIVA LA INMUNIZACIÓN?
Muchas vacunas necesitan doble dosis para generar una respuesta inmunológica potente y de gran amplitud. Eso ocurre con las vacunas basadas en pequeños antígenos, diseñadas a partir de patógenos completos inactivados, como es el caso de las vacunas de Pfizer y Moderna, que utilizan partículas del ARN del virus o con la de AstraZeneca basada en proteínas atenuadas del patógeno. Teniendo en cuenta el tiempo de espera entre la primera y la segunda dosis, hará falta que transcurra un plazo tras la segunda dosis para alcanzar la inmunidad deseada. Con las de Pfizer y Moderna eso se consigue en unas cinco semanas y con la de AstraZeneca en unas 15 semanas.
Tras la primera dosis con la vacuna de Pfizer hay que esperar 21 días para inocularse la segunda dosis. Con la de AstraZeneca el plazo entre la primera y la segunda dosis es de 10 a 12 semanas.
PRECAUCIONES
Antes de vacunarse, si es usted alérgico, consulte con su médico alergólogo las precauciones a tomar para la vacunación en caso de alergias previas que hayan ocasionado una reacción severa a los distintos alérgenos a los que usted es sensible, en especial si alguna vez le han provocado un shock anafiláctico.
Los pacientes que hayan sufrido un cáncer o que se encuentren en tratamiento antitumoral deben consultar con su oncólogo sobre las medidas especiales para la vacunación. Lo mismo deben de hacer los cardiópatas, hipertensos, diabéticos, bronquíticos, pacientes innunodeprimidos, etc. Pero hay que recordar que en casi todos los casos citados la vacuna es absolutamente imprescindible como medio de protección eficaz para esos grupos de riesgo.
Si ha sufrido un accidente cerebrovascular (ictus) y sigue un tratamiento específico consúltelo con su neurólogo y comuníqueselo al equipo de vacunación.
Los pacientes que toman antiagregantes plaquetarios del tipo de la aspirina (Adiro) o clopidogrel (Plavix, Iscover…) o anticoagulantes antivitamina K (Sintrón, Aldocumar) o los de acción directa, como Pradaxa, Xarelto, Eliquis, Lixiana, etc., pueden vacunarse pero teniendo en cuenta que en ellos las posibilidades de que se forme un pequeño hematoma en el punto de inyección son algo más elevadas. Deben recibir la vacuna un par de horas antes de la toma del anticoagulante o transcurridas las 22 horas desde la última dosis del fármaco.
Si usted sufre o ha sufrido algún trastorno de la coagulación, como bajo nivel de plaquetas en sangre (trombocitopenia), tendencia protrombótica caracterizada por una tasa alta de fibrinógeno en sangre o concentraciones elevadas del dímero D, o por el contrario, padece una tendencia hemorrágica puesta de manifiesto con valores anormales del tiempo de protrombina, tromboplastina o INR, debe de consultar con su médico antes de vacunarse y ponerlo en conocimiento del equipo de vacunación.
Si es usted mujer en tratamiento con anticonceptivos hormonales, terapia hormonal sustitutoria post-menopáusica o si está sometida a terapia antitumoral (tamoxifeno) por un cáncer de mama intervenido, consulte con su ginecólogo antes de vacunarse.
Para las embarazadas y madres lactantes se suele recomendar la vacunación una vez hayan finalizado esos procesos, aunque recientes estudios señalan que las embarazadas podrían también vacunarse sin riesgo alguno. Hay que tener en cuenta, además, que los anticuerpos anti-COVID-19 de la madre pasan al recién nacido con la lactancia, protegiéndolo.
Los pacientes en tratamiento antibiótico deben esperar una semana tras la finalización del tratamiento antes de vacunarse. Los antibióticos restan fuerza al sistema inmune y harían la vacuna menos eficaz. Si se está en el curso de un proceso infeccioso por virus o bacterias, habrá que esperar a la curación completa de estos procesos antes de vacunarse. Si ha habido una cirugía previa es conveniente esperar a recibir el alta quirúrgica para someterse a la vacunación.
Si tiene varices en las piernas comuníqueselo al equipo de vacunación.
En caso de haber sufrido y superado la COVID 19 (con PCR positivo en su momento y test positivo para anticuerpos) hay que esperar SEIS MESES, antes de recibir la primera dosis de vacuna. Por regla general, no necesitará una segunda dosis si se trata de la de AstraZeneca y dos si es con la de PfizerBioNTech, respetando los plazos antes descritos.
¿CUÁNTO DURA LA INMUNIZACIÓN?
Aunque es variable y depende de cada antígeno, en los ensayos se ha observado que la respuesta inmunológica (la protección frente al virus) dura entre cuatro y seis meses, por lo menos, e incluso es posible que dure bastante más.
Una vez vacunados, puesto que la respuesta memoria se compone de dos tipos de células, éstas reconocen al antígeno del virus de forma algo diferente. Por tanto, no es fácil que una nueva variante viral, como las que están apareciendo en Reino Unido, Sudáfrica, Brasil, California, etc., afecte a ambos tipos celulares a la vez. Es decir, que si una variante nueva afectara a la capacidad de ser reconocida por alguna célula de memoria, todavía tendríamos un amplio repertorio de anticuerpos que podrían neutralizar al virus en cualquiera de sus variantes.
¿QUÉ FACTORES INFLUYEN EN LA RESPUESTA INMUNOLÓGICA?
La respuesta inmunológica también envejece, y eso implica que las células productoras de anticuerpos responden con menos efectividad en las personas mayores. Es lo que se conoce como senescencia inmunitaria.
La genética también tiene su importancia. La respuesta a las vacunas puede verse perjudicada por deficiencias genéticas que afecten a las células del sistema inmune. En cuanto al género, no suele haber diferencias notables entre hombres y mujeres. A esto hay que sumarle otros factores, como infecciones silenciosas que podemos tener sin saberlo a la hora de vacunarnos o estar tomando antibióticos u otros fármacos. Incluso hay evidencias de que nuestra dieta, el consumo de alcohol, el ejercicio físico que practicamos o el estrés condicionan la respuesta a la vacunación.
¿QUÉ DEBEMOS HACER DESPUÉS DE VACUNARNOS?
Una vacuna no es ni mucho menos un medicamento que mate al virus. Únicamente previene la infección o reduce la gravedad de la enfermedad. No hay que olvidar que la vacunación individual no va a hacer desaparecer al virus y a sus consecuencias pandémicas. Solo cuando un amplio porcentaje de la población esté vacunado (se calcula que el 70%) tendremos una buena inmunidad global frente a COVID-19 y con ello, posiblemente, habremos vencido a la pandemia.
Además, aún es pronto para saber si la vacunación tiene efecto en la transmisión del virus. Existen sospechas de que los pacientes inmunizados por vacunación son menos contagiosos que aquellos no vacunados, pero dicho lo anterior, habrá que esperar a que un número alto de la población esté vacunada para poder determinarlo con certeza. Mientras tanto, el mejor apoyo que podemos dar a la campaña de vacunación, protegiéndonos y protegiendo a los demás, es seguir aplicando las medidas recomendadas: mascarillas homologadas, higiene de manos, mantenimiento de la distancia interpersonal de 1,5 a 2 metros, evitando aglomeraciones y contactos con personas no habituales y otras situaciones de riesgo.
Recuerde que las vacunas no protegen al 100% frente al coronavirus y que, aunque pocos, se han descrito casos de reinfecciones por el SARS-CoV-2, sobre todo en personas mayores.
EFECTOS SECUNDARIOS
Las posibilidades de efectos adversos existen, se producen con todas las vacunas, pero suelen ser livianos y pasajeros. No suelen durar más de 12 o 24 horas y los síntomas recuerdan a los de una gripe banal. Los más destacable son:
* Dolor ligero en el punto de inyección (excepcionalmente puede formarse un pequeño habón que mejora pronto con compresas frías)
* Ligera fatiga y cansancio
* Febrícula con probable cefalea y escalofríos
* Dolores musculares y de articulaciones
Estos síntomas son livianos y pueden tratarse con paracetamol en dosis de 1 gramo, no sobrepasando los 3 g en las 24 horas. Si estos síntomas persisten y no responden al tratamiento conviene consultar con el médico.
Todos los centros de vacunación suelen estar equipados con personal y material médico necesarios para tratar una reacción inmediata grave del tipo de la anafilaxia, la cual se produce en 1 caso por millón de vacunados, no habiéndose reportado, por ahora, ninguna muerte. La respuesta a los antihistamínicos, la adrenalina y los corticoides suelen controlar el cuadro clínico en pocos minutos, sin dejar secuelas.
Le recordamos que la inmunización completa se consigue a las dos semanas de la segunda dosis, por tanto, mantenga estrictamente durante ese período las medidas de prevención (mascarilla, distancia interpersonal, frecuentes lavados de manos, evitar aglomeraciones, etc.) normas que deberá continuar hasta que la Autoridad Sanitaria no autorice el levantamiento de las mismas.
La Fundación Española del Corazón se pone a su disposición, como es nuestra costumbre y deber, para solventarle cualquier duda que pudiera tener sobre la vacunación anti-COVID-19.