A pesar del pequeño repunte en el número de trasplantes de corazón realizados en 2015 (con 299 intervenciones realizadas), en los últimos 15 años se ha notado un acusado descenso en el número de corazones disponibles. Desde que en el año 2000 se alcanzara un máximo histórico con 353 trasplantes de corazón, las cifras han bajado hasta mínimos de 237 trasplantes en 2011 o 266 en 2014. Esto, unido a la demanda creciente, por una mayor incidencia y prevalencia de la insuficiencia cardiaca (IC), hace que la cardiología busque nuevas opciones.
La Fundación Española del Corazón (FEC) advierte de que los datos de insuficiencia cardiaca aumentan a niveles epidémicos, debido al envejecimiento de la población y a los avances médicos que consiguen una mayor supervivencia tras un infarto agudo de miocardio. Actualmente, la IC es la primera causa de hospitalización en los mayores de 65 años en España, y afecta en torno al 6'8% de la población de más de 45 años. Cada año, se diagnostican 100.000 casos nuevos en el mundo.
Los dispositivos de asistencia ventricular (VAD, del inglés Ventricular Assist Devices) ofrecen nuevas esperanzas como alternativa al trasplante para pacientes con insuficiencia cardiaca severa. Mediante una bomba conectada al corazón, que se implanta en el tórax, un pequeño ordenador que porta el paciente controla el flujo sanguíneo y da soporte a los ventrículos a la hora de bombear sangre. En función del área afectada, los VAD pueden ayudar al ventrículo izquierdo (LVAD), al ventrículo derecho (RVAD) o a ambos a la vez (BiVAD), aunque el izquierdo es el más común. Al contrario que los llamados corazones mecánicos, los VAD no requieren extirpar el corazón.
Los enfermos en un estado avanzado de la enfermedad forman parte a menudo de las listas de espera para trasplante, tras haberse realizado mejoras en el tratamiento médico y otras terapias habituales, como la revascularización (también llamada 'bypass coronario'). No obstante, y a pesar de las novedades en materia de conservación de órganos, la oferta limitada de donantes y el fuerte desequilibrio entre el número de donantes y el número de receptores hace plantearse que el trasplante no puede ser la única solución para estos pacientes.
Desde 2009 el número de trasplantes realizados con VADs continuos ha crecido de un 2% a un 15'7%, según datos del Registro Español de Trasplante Cardiaco de la Sociedad Española de Cardiología (SEC). En este caso, los VAD se utilizan como un puente al trasplante hasta que llega un corazón. El Dr. Lorenzo Silva, secretario general de la Fundación Española del Corazón (FEC) explica que, "cada vez más se están utilizando los dispositivos de asistencia ventricular independientes al trasplante, tanto de corta como de larga duración. Se utilizan para shocks cardiogénicos, miocarditis, o incluso como puente a otra asistencia de mayor duración. Los criterios de exclusión para trasplante son muy rígidos, y muchas veces el paciente está demasiado enfermo como para poder recibir un corazón. Sin embargo, sí puede ser buen candidato para una asistencia ventricular permanente. Podríamos pasar de salvar 300 personas a salvar a 2.000 o 3.000 al año".
Por esta razón, la asistencia mecánica para la IC crónica en España va ganando terreno como terapia definitiva, aunque de manera lenta. El Dr. Silva añade, "para la insuficiencia cardiaca, la asistencia ventricular de larga duración es el futuro. A corto plazo, no parece que las células madre puedan ofrecer la solución, por lo que los cardiólogos debemos mejorar en la implantación de las asistencias ventriculares como ya se consiguió con el trasplante, que ahora es una operación rutinaria." En España todavía no existe un registro exhaustivo de VADs, pero el registro ESPAMACS estima que se implantan entre 250 y 300 asistencias ventriculares al año. A diferencia de otros países, solo unas 3-4 se usan como terapia de destino.
Tras otros estudios previos, en 2015 se publicaba en The American Journal of Cardiology un nuevo estudio que corroboraba que los VAD logran similares resultados de supervivencia y calidad de vida a los conseguidos mediante el trasplante, contribuyendo así a validar el uso de VAD como alternativa al trasplante. El ratio de mortalidad tras 2 años era de 27'3% para los trasplantes, mientras que de solo un 11'2% en el caso de los VAD, a pesar de presentar más complicaciones. El Dr. Lorenzo Silva explica, "es una tecnología que ya está muy desarrollada, pero todavía le queda mucho por recorrer. Por ejemplo, actualmente se están haciendo estudios para implantar asistencias ventriculares en pacientes con insuficiencias cardiacas más leves. Con el tiempo, se irá reduciendo su tamaño, será más fácil ponerlas, habrá materiales más biocompatibles y resistentes, mejores fuentes de energía y se controlarán mejor las complicaciones. Además, esperamos que se abaraten, ya que aún es una terapia muy cara. Pero el trasplante también lo es, y limitado."
La FEC recuerda el importante papel de la donación de órganos a la hora de salvar vidas y anima a los españoles a seguir manteniendo a España como líder mundial de donantes. "El trasplante de corazón es uno de los mayores hitos de la cardiología, y ha conseguido salvar muchísimas vidas. Pero ahora nos encontramos ante un cambio histórico en el tratamiento de la insuficiencia cardiaca avanzada, y si seguimos trabajando en el uso de dispositivos de asistencia ventricular, quizá podamos conseguir que el trasplante sea solo el último recurso", concluye el Dr. Lorenzo Silva.