Más vale prevenir que curar, dice el refrán. Y en el caso de la salud cardiaca esta frase es, si cabe, aún más cierta. El colectivo médico insiste en que la mejor manera de combatir las enfermedades cardiovasculares es procurando que no lleguen a aparecer. Un objetivo posible si modificamos nuestras conductas y hábitos, reduciendo al máximo los factores de riesgo relacionados con eventos cardiacos.
Tal como recuerdan los especialistas, entre el 80 y el 90% de los infartos se asocian a factores de riesgo clásicos conocidos y modificables, lo que significa que la práctica totalidad de ellos se podrían prevenir si vigiláramos esos factores de riesgo. Para ello debemos mantener a raya el sedentarismo y los niveles de colesterol además de vigilar nuestro peso, la presión arterial y el azúcar y evitar el tabaco.
Sedentarismo
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es la causa del 6% de los fallecimientos del planeta: 3,2 millones de personas mueren cada año por adoptar un nivel insuficiente de actividad física. Además, se considera que el sedentarismo es el principal causante del 30% de las cardiopatías isquémicas (infarto y angina de pecho). Por eso, realizar ejercicio físico de forma frecuente es una de las mejores herramientas para evitar que la enfermedad cardiovascular aparezca. Pero, ¿cuánto deporte practicar? En términos generales, la OMS recomienda que niños y adolescentes de entre 5 y 17 años practiquen al menos 60 minutos diarios de actividad física de intensidad moderada a vigorosa, principalmente aeróbica. Para los adultos la recomendación es practicar, como mínimo, 150 minutos semanales de actividad física aeróbica de intensidad moderada o 75 minutos de actividad intensa.
Niveles de colesterol.
Debemos vigilar los niveles de colesterol porque cuando las células son incapaces de absorber todo el colesterol que circula por la sangre, el sobrante se deposita en la pared de la arteria y contribuye a su progresivo estrechamiento originando la arterosclerosis. Para controlar esos niveles, además de hacer actividad física, que ayuda a bajarlos, debemos seguir una alimentación rica en verduras, hortalizas, fruta y pescado. Eso no significa que las carnes estén prohibidas. De hecho, podemos comer de todo pero teniendo en cuenta que deberíamos consumir pescado por lo menos tres veces a la semana, igual que legumbres, además de tomar todos los días fruta y verdura.
Peso
La obesidad es un factor de riesgo cardiovascular importante que además está relacionado con otros factores de riesgo y enfermedades como la diabetes y la hipertensión arterial. Para saber si estamos en nuestro peso podemos usar la calculadora de Índice de Masa Corporal (IMC) El resultado ideal se encuentra entre 20 y 25. Si la cifra resultante está por encima de 30 se considera obesidad, y si se sitúa entre 25 y 29, sobrepeso. También hay que vigilar el perímetro abdominal ya que si la grasa se concentra en el abdomen, tiene peores consecuencias para el metabolismo: favorece el desarrollo de diabetes y gota, además de que quienes padecen obesidad abdominal tienen altas posibilidades de acumular grasa también en órganos vitales. Lo ideal es que el perímetro abdominal no supere los 88 centímetros en la mujer y los 102 en el hombre.
Presión arterial
La hipertensión es una de las patologías más frecuentes en nuestra sociedad: al menos 6,5 millones de españoles están diagnosticados como hipertensos. Y si en esa cifra se incluyeran también los hipertensos que desconocen que lo son, la cifra ascendería a 14 millones según las estimaciones del colectivo médico. Pero, ¿cuándo hablamos de hipertensión? La respuesta de los especialistas es que se considera que los valores de nuestra presión arterial son más elevados de lo que deberían si superan las cifras de 13,5/8 mm/Hg. Para mantener a raya la hipertensión debemos evitar en lo posible la sal y los alimentos que la contienen en exceso, restringir el consumo de grasas saturadas y grasas trans, y practicar ejercicio aeróbico (caminar a paso rápido, por ejemplo). En caso de que lo anterior no sea suficiente, también hay medidas farmacológicas para que la presión arterial se mantenga en un rango aceptable.
Azúcar
Al igual que los hipertensos, los diabéticos deben controlarse, en este caso midiendo sus niveles de azúcar. La diabetes es uno de los principales factores de riesgo cardiovascular porque está muy relacionada con el desarrollo de la aterosclerosis, y cuando afecta a las arterias coronarias provoca cardiopatía isquémica. Además, en los diabéticos suele verse afectado el miocardio (músculo del corazón), disminuyendo su capacidad de contracción, por lo que no es raro que en estos pacientes haya también insuficiencia cardiaca. Para evitar estas complicaciones es clave que se mantengan unos hábitos de vida saludable: no fumar, evitar el sedentarismo, conseguir un peso normal y seguir las recomendaciones farmacológicas que indique el médico.
Tabaquismo
Se calcula que el tabaco está relacionado con casi tres decenas de problemas de salud. Entre ellos, la enfermedad cardiovascular. La razón es que el tabaco actúa como factor de riesgo de enfermedades cardiovasculares porque acelera la ateroesclerosis, que es la enfermedad de las arterias. De ahí la importancia de mantenernos alejados del tabaco o intentar dejar de fumar si somos funadores.
Estas son las principales recomendaciones para prevenir la enfermedad cardiovascular. Para que resulte más sencillo ponerlas en práctica, hoy, Día Europeo de la Prevención del Riesgo Cardiovascular, te presentamos este vídeo, realizado con la colaboración de Bayer, con el que queremos enseñarte algo más sobre cómo cuidar tu corazón.