Evitar el tabaco y el alcohol y seguir unos hábitos cardiosaludables que tengan como base la práctica de deporte y una alimentación equilibrada limitada en azúcares, sal y grasas saturadas, es una de las maneras más eficaces de prevenir la enfermedad cardiovascular. Si además seguimos controles periódicos con los que podamos mantener a raya factores de riesgo como niveles elevados de colesterol, hipertensión y diabetes, podremos protegernos de forma más eficaz contra la enfermedad cardiaca.
Pero además de todo lo anterior, conviene estar atentos ante determinados síntomas que pueden avisarnos de un posible problema. Se trata de prestar atención a esos mensajes acudiendo al médico para confirmar o descartar la enfermedad. Además de cefaleas, cansancio, opresión precordial al esfuerzo, mareos o síncopes en pacientes hipertensos, y polifagia, polidipsia y poliuria en pacientes con diabetes no diagnosticada, estos son los principales síntomas de las patologías cardiovasculares más frecuentes:
Arritmia
No siempre presentan síntomas, por lo que es posible que pasen desapercibidas. Sin embargo, en algunos pacientes sí provocan palpitaciones, mareos, síncopes, dolor torácico o pérdida de conocimiento. Lo habitual es que, cuando se dan, todos estos síntomas no se presenten al mismo tiempo, sino que se manifieste alguno de ellos o una combinación de varios.
Insuficiencia cardiaca
Al igual que en el caso de las arritmias, es posible que pase desapercibida durante mucho tiempo. Pero cuando los síntomas aparecen, los principales suelen ser cansancio por esfuerzos que antes no lo causaban; respiración fatigada que en ocasiones, al estar acostado, presenta una sensación de ahogo que obliga a levantarse; falta de apetito; a veces puede presentar tos seca y persistente motivada por la retención de líquido en los pulmones; sensaciones de mareo y confusión, o incluso breves pérdidas de conciencia, por la reducción del flujo sanguíneo al cerebro; retención de líquidos que suele localizarse en las piernas, los tobillos o el abdomen; y falta de aire (disnea) con el esfuerzo.
Angina de pecho estable
Suele manifestarse con un dolor recurrente en el tórax que quienes han sufrido definen con términos como opresión, tirantez, quemazón o hinchazón. Aunque el dolor se presenta en la zona del esternón, puede irradiarse a la mandíbula, la garganta, el hombro, la espalda y el brazo o la muñeca izquierdos y suele prolongarse entre 1 y 15 minutos. Ese dolor se desencadena tras el ejercicio físico o las emociones y se alivia en pocos minutos con reposo.