Hace 35 años, el equipo liderado por el Dr. Josep María Caralps y el Dr. Josep Oriol Bonín, del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona, trasplantaban el corazón a un paciente que sobrevivió nueves meses tras la operación. Desde entonces se han realizado cerca de 8.000 trasplantes cardiacos en España. Uno de ellos fue el de Emilio Bautista, presidente de la Federación Española de Trasplantados de Corazón (FETCO).
“Un trasplante es volver a vivir”, asegura Bautista, que en diciembre cumplirá 20 años desde que pasó por el quirófano para recibir un nuevo corazón. “Siempre digo que no es volver a nacer porque no tienes la concesión de la primera edad pero sí es una vuelta a la vida de la edad que tienes con una calidad en tu día a día totalmente nueva. El trasplante te hace revivir y volver a hacer cosas que antes ni imaginabas”, asegura.
En la actualidad, cuando se realizan alrededor de 300 trasplantes cardiacos al año en España, la supervivencia durante el primer año continúa mejorando, alcanzando un promedio de 2,5 puntos porcentuales más. Después del primer año, la tasa de rechazo anual ha pasado del 2,2 al 1,6%. Sin embargo, hace 20 años las cifras eran muy distintas. “Mi trasplante fue en el año 99, cuando todavía la supervivencia a los cinco años estaba en un 60%. Sin embargo, en este tiempo se ha avanzado muchísimo y ya hay un porcentaje importante de trasplantados que hace 20 años o más que pasaron por su trasplante”, explica Emilio Bautista.
Por esa razón, desde FETCO reclaman más servicios para poder atender a todos los pacientes trasplantados, que cada vez son más. “Uno de los hándicaps que tenemos los trasplantados es que los servicios de revisiones de los trasplantes se están quedando muy cortos frente al número de trasplantados que somos porque ni los propios cirujanos se imaginaban que íbamos a vivir tantos años. El trasplante es una realidad que está permitiendo prolongar la vida de muchas personas felizmente en un montón de años, porque la calidad de vida es totalmente nueva, pero hacen falta más medios”.
Calidad de vida
Según explica Emilio Bautista, la noticia de que la solución más viable para seguir viviendo pasa por un nuevo corazón suele afrontarse positivamente porque la calidad de vida del paciente llegado a ese punto suele ser muy deficiente. Aunque cada caso es diferente. “Yo particularmente estaba físicamente agotado. Pero puede ocurrir que se llegue al trasplante con buena calidad de vida. Por ejemplo, cuando se pasa por un gran infarto pero cogen al paciente a tiempo, lo meten en urgencia cero y aparece el corazón en las 48 horas siguientes. Por eso es posible que estés trabajando en la oficina, te quedes inconsciente y, cuando despiertes, te den la noticia de que te han puesto un corazón nuevo. Sin embargo, la causa más frecuente de acceso al trasplante suele ser una cardiopatía dilatada, y la mayor parte de las veces la calidad de vida del paciente no es buena. Por eso aceptas la noticia del trasplante con alegría. En mi caso sabía que era una opción de vida y la única alternativa que tenía en una situación ya muy difícil tanto física como emocionalmente”, explica el presidente de FETCO, quien en estos años dice haber aprendido mucho no solo de su experiencia sino también de la de los demás.
“Tenemos viviendas de acogida donde acuden pacientes desde otros lugares de España que van a ser operados en Madrid. Por ejemplo, ahora mismo tenemos un paciente que lleva cinco meses esperando un trasplante cardiaco y varios que llevan esperando hasta año y medio para un trasplante pulmonar. Aprendes de ellos, de sus carencias, de las sensaciones que tienen, de cómo viven la espera… Cuando se alarga la espera, muchas veces hay que hacer un esfuerzo para que el paciente recupere las ganas de seguir adelante porque se encuentra en una situación emocional baja. Y no ocurre solo con el enfermo, también pasa con los familiares. Uno se ve en el espejo como todos los días, pero un hermano que viene a verte después de un mes se da cuenta de que estás perdiendo día a día capacidad física e incluso que tu aspecto se va deteriorando porque adelgazas, cambia tu tono de piel… Y eso se transmite inconscientemente al paciente. La espera es complicada aunque la noticia del trasplante en si se reciba casi siempre de forma positiva porque es una opción para seguir viviendo”, explica.
Los primeros meses tras el trasplante el paciente deberá seguir unas normas de higiene personal estrictas para evitar contagios e infecciones, pero pasado ese tiempo estará preparado física y psíquicamente para llevar una vida similar a la de cualquier persona que no haya sufrido un trasplante. Es entonces cuando comienza una nueva vida en la que resulta altamente recomendable seguir un estilo de vida saludable, algo que según Bautista se integra de forma natural en la rutina del paciente trasplantado.
“El hecho de poder hacer cosas que ni te imaginabas te hace disfrutarlas. Para mí poder sudar gracias a hacer deporte era una sensación que ya no recordaba. Y poder hacer una caminata de 10 o 12 kilómetros es tal satisfacción que estás deseando repetirla. Son sensaciones muy agradables que quizá pensabas que no ibas a volver a tener, así que las disfrutas muchísimo”.