Cumplir años siempre es una buena noticia. Pero, con el tiempo, nuestro organismo se va deteriorando, y comienza a disminuir tanto la capacidad funcional como la calidad de vida. Salvo que pongamos remedio. Uno de los más eficaces junto a la alimentación saludable es la práctica deportiva: el ejercicio es la mejor manera de mantener en forma nuestra salud cardiovascular en la tercera edad.
Entre otros beneficios, ayuda a reducir la hipertensión, reduce el riesgo de contraer diabetes tipo 2 y disminuye los niveles de colesterol, manteniendo así alejados importantes factores de riesgo. Y además, preserva la fuerza muscular, la elasticidad, el sistema inmunológico y la eficacia respiratoria.
Pero, ¿cuánto deporte hacer? ¿Y cuál elegir? La OMS recomienda que los adultos de 65 años en adelante dediquen al menos 150 minutos semanales a realizar actividades físicas moderadas aeróbicas, o bien algún tipo de actividad física vigorosa aeróbica durante 75 minutos, aunque lo ideal es que dediquen hasta 300 minutos semanales a la práctica de actividad física moderada aeróbica, o bien 150 minutos semanales de actividad física aeróbica vigorosa. En cualquier caso, deben ser sesiones de un mínimo de 10 minutos.
Es la razón por la que deben escoger un tipo de actividad con la que disfruten, ya que tendrán que realizarla varias veces a la semana. Y en el listado de posibilidades entran todos los deportes imaginables si hablamos de adultos sanos. Por eso, nunca está de más realizarse un chequeo previo confirmando que todo está en orden.
Un veterano corredor de 77 años
El cardiólogo Santiago Santa Olalla conoce bien todo lo que el deporte puede aportar a nuestra salud. Y no solo por su profesión. A sus 77 años, el pasado 28 de septiembre acudió por novena vez a la Carrera del Corazón, completando los 10 kilómetros del recorrido sin dificultad. “No he estado en las diez ediciones porque un año me equivoqué de día, y me perdí la carrera. Pero mientras el cuerpo me responda, seguiré corriendo esta carrera en la que hay un ambiente estupendo”, comenta.
Su relación con el deporte viene de hace poco más de tres décadas. Recomendaba a todos sus pacientes practicar ejercicio de forma regular para mantener su salud cardiovascular, pero él no comenzó a hacer ejercicio periódicamente hasta que ya había soplado las velas de su 40 cumpleaños. “Recuerdo que en un congreso europeo de Cardiología organizaron una carrera, y yo, aunque no había entrenado, me apunté y fui incapaz de recorrer ni la mitad”, explica.
A su regreso a Madrid visitó a varios traumatólogos para ver qué le impedía correr, y la respuesta no fue la que esperaba. “Me dijeron que lo que me ocurría era que tenía cuarenta y tantos años, que no había hecho deporte en mi vida, y que en la forma en la que estaba no iba a poder hacer ninguna carrera de varios kilómetros. Tan solo tenía que ir poco a poco. Y así fue: empecé a entrenar y ya me enganché al deporte”, recuerda.
Ahora cada semana acude a la piscina a nadar, juega un partido de tenis y corre al menos 50 minutos. En el currículum deportivo de este veterano corredor aficionado figuran varios maratones de Madrid y también medias maratones, la última hace tan solo dos años. “Creo que cualquier deporte es una afición estupenda en todos los sentidos: te mantiene activo, hace que tu corazón trabaje, te despeja… Todo son beneficios”, afirma.