Controlar los niveles de colesterol y glucosa, vigilar la tensión arterial para que no supere determinadas cifras o mantener a raya la obesidad procurando ajustarnos al peso que nos corresponde son algunos de los controles que sabemos que repercutirán de forma positiva en nuestra salud cardiovascular. Sin embargo, no solemos prestar atención a un elemento que puede desencadenar episodios de fibrilación auricular y, en los casos más graves, incluso causar la muerte súbita. Hablamos del potasio, un electrolito esencial para el funcionamiento del organismo pero cuya concentración en sangre se ha de mantener dentro de unos límites porque cuando está fuera de sus rangos puede causar problemas graves.
El potasio es un mineral con carga eléctrica, un electrolito esencial para el organismo. De hecho, el funcionamiento de los músculos, incluido el corazón, depende de la concentración de potasio. Por eso, cualquier alteración puede dar lugar a complicaciones graves como cambios en el ritmo del corazón. Y esas alteraciones se dan cuando nuestro cuerpo no regula de forma fisiológica el potasio, ya sea por la orina - el riñón expulsa más del 90% del potasio que se debe eliminar del cuerpo- o por el intestino - aproximadamente el 10% se expulsa por esta vía, por el instinto grueso, por lo que es importante evitar el estreñimiento-. En esos casos es posible que aparezca la hiperpotasemia, que es una concentración de potasio en sangre por encima de 5 mEq/L.
Como la principal vía de eliminación del potasio es el riñón, los pacientes que deben vigilar especialmente los niveles de este electrolito son quienes padecen disfunción renal. “El 15% de la población tiene disfunción renal, y estos pacientes tienen mayor riesgo de padecer hiperpotasemia”, explicaba el Dr. Nicolás Manito, cardiólogo del Hospital Bellvitge (Barcelona), en el pasado Foro Cardiovascular para Pacientes y Familiares. “Además, estos pacientes pueden tomar fármacos que aumentan la expectativa de vida pero al mismo tiempo pueden subir el potasio, por lo que es importante vigilarlo. Por otra parte, la hiperpotasemia es especialmente peligrosa cuando el paciente tiene insuficiencia cardiaca, por lo que estos pacientes también deben controlar la concentración de potasio en sangre”, añadía.
Ese control se debe hacer periódicamente a través de análisis de sangre, ya que aunque la hiperpotasemia puede ofrecer síntomas como debilidad muscular, calambres o dificultad para mover los brazos o las piernas, en muchas ocasiones es asintomática.
Cómo controlarlo
Así, entre las causas de unos niveles elevados de potasio se encuentran la enfermedad renal crónica, que impide que el potasio se pueda eliminar por la vía renal; la insuficiencia cardiaca, que hace que no llegue tanta sangre a los riñones y eso contribuye a retener el potasio; la diabetes, que también puede afectar al riñón; y la ingesta de algunos fármacos para la insuficiencia cardiaca, la hipertensión o el riñón.
¿Cómo controlar entonces nuestros niveles de potasio? Además de que existen fármacos que sirven para eliminar el potasio, hay pautas no farmacológicas que pueden ayudarnos a ese control. Como explica la enfermera Mónica Pérez, del Hospital Clínico San Carlos (Madrid), la alimentación que seguimos es clave. La razón es que la hiperpotasemia es un desequilibrio entre lo que se consume y lo que se elimina, por lo que es importante elegir bien qué comer.
Las frutas y las hortalizas son la principal fuente de potasio, aunque no son los únicos alimentos que contienen altas concentraciones de potasio. Las legumbres, los embutidos o las carnes rojas también están entre los alimentos que debemos vigilar. Sin embargo, siguiendo algunas orientaciones, el paciente en riesgo de sufrir hiperpotasemia podrá seguir una dieta variada.
“El potasio se disuelve con el agua, por eso los alimentos que se puedan poner en remojo se deben poner en remojo la noche anterior. Manteniendo en agua las legumbres, las verduras y las hortalizas podemos eliminar hasta el 75% del potasio; en cuanto a los alimentos cocidos, debemos cambiar el agua de la cocción y no aprovecharla ni para salsas y caldos. Y respecto a las frutas, las que están en conserva tienen menos potasio que las naturales, pero se deben escurrir bien, lavar y no tomar el almíbar, que es donde se queda el potasio. Además, los alimentos congelados tienen menos potasio que los frescos, por lo que lo ideal es descongelar de 4 a 6 horas antes esos alimentos y ponerlos a remojo. Por último, respecto a los productos integrales, debemos saber que tienen un alto contenido en fósforo y potasio, por lo que no son muy recomendables”, recordaba la enfermera Mónica Pérez en el VII Foro Cardiovascular para Pacientes y Familiares.
Para los pacientes a los que surjan dudas sobre la cantidad de potasio que tiene un alimento concreto, profesionales de la salud han desarrollado una aplicación, llamada Pukono, que permite conocer en qué rango se encuentra determinado producto alimenticio por su contenido en potasio. Consultarla puede resultar útil para poder combinar los alimentos de forma que no superemos niveles altos de potasio.