Hace ya 17 años que toda cajetilla de tabaco que se venda en España lleva impresa la frase “Fumar perjudica seriamente la salud”. Pero es posible que no sepamos hasta qué punto. Según explica Rosa Fernández Olmo, miembro de la Sociedad Española de Cardiología y vocal del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT) en representación de la Fundación Española del Corazón (FEC), en España “la principal causa de pérdida de años de vida es por el tabaco, fundamentalmente por enfermedades respiratorias y en segundo lugar por enfermedades cardiovasculares”.
De hecho, existen diferentes estudios en los que se analiza cómo el tabaquismo aumenta el riesgo de padecer un infarto agudo de miocardio, “y en esos estudios se ha observado que este riesgo es tres veces mayor que en los no fumadores”, apunta Fernández Olmo.
Además, para quienes ya han pasado por un evento cardiaco como un infarto, abandonar el tabaco es clave si lo que se quiere evitar es un segundo episodio cardiovascular. Por eso, Rosa Fernández Olmo recuerda que en un paciente en rehabilitación cardiaca, la decisión de dejar de fumar es fundamental. “Forma parte del abordaje multidisciplinar del paciente con cardiopatía que realiza un programa de rehabilitación cardiaca. El abandono del tabaco en un paciente que ha tenido un infarto agudo de miocardio supone una reducción del riesgo de padecer otro evento superior al 30%”, afirma.
Beneficios de abandonar el tabaco
Sin embargo, no solo la salud de quienes han pasado por un infarto o cualquier otro evento cardiovascular obtiene beneficios más que evidentes si dejan de fumar. También las personas que aún no han tenido dificultades con su corazón experimentarán de primera mano las ventajas de abandonar el tabaco en forma de beneficios para su salud cardiovascular.
Como explica la vocal del CNPT, en un estudio reciente se ha comprobado que cuando una persona que aún no ha tenido un evento cardiovascular deja de fumar, “se reduce el riesgo de padecerlo a la mitad a los 5 años de haber abandonado el tabaco. Para igualar el riesgo de un fumador a un no fumador de padecer un infarto deben pasar 20 años y para padecer enfermedad arterial periférica, 30 años. De ahí la importancia del abordaje del tabaquismo desde edades tempranas, pero nunca es tarde para dejarlo porque siempre obtendremos beneficios”, afirma.
Aunque lograr dejar de fumar no sea una tarea sencilla, los profesionales sanitarios procuran las ayudas que estén en su mano para conseguir el objetivo porque son conscientes de que es clave para la salud del paciente. “En nuestra consulta de Rehabilitación Cardiaca nuestro consejo siempre es el mismo: para poder vivir más años con felicidad y con calidad de vida, debe modificar los hábitos de vida, empezando por el abandono del tabaco, para que el resto de acciones tengan también su beneficio. Por tanto, dejar de fumar es difícil pero posible. Siempre están los profesionales que pueden ayudarle, aunque el principal protagonista es el paciente”, afirma la cardióloga Rosa Fernández Olmo.