La contaminación ambiental está considerada como el cuarto factor de riesgo cardiovascular con más peso en nuestra salud cardiaca. Entre otras razones, porque afecta a todos y cada uno de los órganos y sistemas, aunque el sistema más afectado es el cardiovascular, y el órgano más afectado, el corazón, que es quien bombea la sangre. Por eso, protegerse contra la contaminación ambiental es clave para prevenir enfermedades cardiacas.
Como explica el doctor Jordi Bañeras, cardiólogo del Hospital Universitario Vall d’Hebron, en el número 152 de la Revista de la Fundación Española del Corazón (FEC), “al igual que respiramos oxígeno y el oxígeno va a la sangre, cuando inhalamos contaminantes, parte de ellos acaban pasando también a la sangre, tanto de forma directa como produciendo reacciones de estrés oxidativo de forma indirecta”, advierte aludiendo a la relación entre contaminación y riesgo cardiovascular.
Cómo nos afecta la contaminación
Cada minuto respiramos entre cinco y seis litros de aire, lo que se traduce en de 7.200 a 8.600 litros diarios. Y cuando ese aire está contaminado, no solo el oxígeno acaba circulando por nuestra sangre. También lo hacen parte de los contaminantes que inhalamos. Es la razón por la que contaminación y riesgo cardiovascular están muy relacionados.
Un estudio publicado en European Heart Journal estima que la contaminación del aire provoca cada año 8,8 millones de muertes en el mundo, 790.000 solo en Europa. Y de ellas, entre el 40 y el 80% son por causa cardiovascular.
Contaminación y riesgo cardiovascular
Concretamente, la contaminación afecta a la salud cardiovascular porque las partículas diminutas pasan al torrente sanguíneo y dañan las paredes interiores de los vasos sanguíneos, haciendo que se estrechen y endurezcan.
Existe un amplio espectro de enfermedades cardiovasculares causadas por la contaminación debido a que la exposición a los contaminantes provoca una inflamación en el organismo, y eso es un desencadenante de enfermedades cardiovasculares.
Entre ellas, se encuentran las siguientes:
- Cardiopatía isquémica. La contaminación atmosférica puede ser desencadenante de un infarto de miocardio. A largo plazo, también se asocia a la producción de placas de ateroma, que hace que la luz de las arterias se vuelva más estrecha a lo largo de los años.
- Fibrilación auricular. La contaminación puede inflamar las aurículas del corazón, que son las que acaban produciendo la arritmia.
- Insuficiencia cardiaca, desarrollo de aneurismas de aorta abdominal y enfermedades agudas muy graves, como la disección de aorta. La contaminación se relaciona con más ingresos por estas causas.
Además, las personas que viven en zonas muy contaminadas presentan más episodios de muerte súbita extrahospitalaria y si han recibido un trasplante cardiaco, tienen peor pronóstico.
Por otra parte, los propios factores de riesgo que producen enfermedades cardiovasculares también están relacionados con la contaminación, ya que la exposición a la contaminación atmosférica se relaciona con hipertensión arterial y diabetes.
Efectos de la contaminación en la rehabilitación cardiaca
Además de que la contaminación es un factor de riesgo para el desarrollo de las enfermedades cardiovasculares, también tiene un efecto negativo en quienes se recuperan de un evento cardiaco. Un estudio realizado por la FEC y publicado en la revista Heliyon ha revelado el impacto significativo de la contaminación atmosférica en la recuperación tras un infarto de miocardio. La investigación, que contó con la participación de siete hospitales de toda España e incluyó a un total de 137 pacientes, analizó cómo los niveles elevados de dióxido de nitrógeno (NO₂) en el entorno afectan a los beneficios obtenidos en los programas de rehabilitación cardiaca.
“Los resultados evidencian, por primera vez, que los pacientes expuestos a altos niveles de dióxido de nitrógeno al menos los dos años previos al infarto mostraron una menor mejora en el consumo pico de oxígeno tras participar en un programa de rehabilitación. En concreto, mientras que aquellos que residían en áreas menos contaminadas lograron un incremento promedio del 9,5% en su consumo de oxígeno, los que vivían en zonas con alta contaminación apenas alcanzaron un 0,9%”, explica el Dr. Bañeras. Esto se traduce en que la contaminación por dióxido de nitrógeno reduce hasta en un 90% los beneficios de la rehabilitación cardiaca.
En línea con estas evidencias, hospitales como el Vall d’Hebron ya han comenzado a incluir advertencias sobre la contaminación ambiental en sus planes de alta hospitalaria tras un infarto de miocardio, entre el resto de las recomendaciones habituales, como el control del colesterol y la práctica de ejercicio físico de forma regular.
Cómo protegerse contra la contaminación
¿Qué podemos hacer para protegernos de la contaminación y minimizar sus riesgos en la salud cardiovascular? Como explica la doctora Raquel Campuzano, cardióloga en el Hospital Universitario Fundación Alcorcón, hay medidas individuales que se pueden poner en marcha.
- Seguir la dieta mediterránea, poniendo especial atención en el consumo de frutas y verduras.
- Hacer ejercicio regularmente en rutas verdes.
- Comprobar los niveles de contaminación atmosférica a través de aplicaciones móviles que indican cómo es la calidad del aire, evitando zonas muy contaminadas.
- En personas de riesgo o días de contaminación especialmente alta, utilizar mascarillas y filtros de aire que disminuyan la exposición a la contaminación y los efectos de ésta. Como explica la doctora Raquel Campuzano, la exposición aguda o crónica a la contaminación no solo puede desencadenar sino también empeorar los eventos cardiovasculares, por lo que es prioritario controlar y prevenir este factor especialmente en personas que ya hayan tenido eventos cardiovasculares.
- Conviene evitar ventilar los domicilios los días de mayor contaminación, ya que en pocos segundos el aire que respiramos en casa se iguala en contaminación al aire exterior.
En cuanto a las medidas de salud pública, los profesionales de la salud demandan reducir el uso de combustibles fósiles, potenciar las energías renovables y la eficiencia energética en los hogares e industrias y controlar el cambio climático. De esa forma, se podrían reducir los efectos de la relación entre contaminación y riesgo cardiovascular.
SEC-FEC VERDE
Con el objetivo de concienciar a profesionales y a la población de la estrecha relación entre contaminación y riesgo cardiovascular, en 2022 nació SEC-FEC Verde. Se trata de una iniciativa pionera con la que intentar disminuir la morbimortalidad de las enfermedades cardiovasculares relacionadas con la contaminación.
Como explica la doctora Raquel Campuzano, vocal de SEC-FEC Verde, desde este proyecto el comité científico se ocupa de la contribución de las exposiciones ambientales a las enfermedades cardiovasculares con un enfoque en las medidas de prevención y tratamiento de las mismas. Lo hace mediante el estudio y desarrollo de estrategias preventivas y terapéuticas específicas para minimizar las influencias nocivas de la contaminación del medio ambiente, incluido el apoyo a los entornos urbanos sostenibles.
Como explica el doctor Alberto Cecconi en este vídeo de #PACTOSportucorazón, para poder combatir los efectos de la contaminación en la salud cardiovascular, lo primero es concienciarnos de que la contaminación existe y luchar contra ella supone un reto que tenemos que asumir como sociedad.