Cada minuto respiramos entre cinco y seis litros de aire, lo que se traduce en de 7.200 a 8.600 litros diarios. Pero, ¿qué ocurre si ese aire que respiramos está contaminado? La respuesta es que puede afectar a la salud cardiovascular. De hecho, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la contaminación atmosférica puede ser responsable del 25% de todas las muertes por cardiopatía isquémica y del 24% de los fallecimientos por accidentes cerebrovasculares.
Concretamente, la contaminación afecta a la salud cardiovascular porque las partículas diminutas pasan al torrente sanguíneo y dañan las paredes interiores de los vasos sanguíneos, haciendo que se estrechen y endurezcan. La rigidez de los vasos puede favorecer un aumento de la presión arterial, y es más probable que se formen trombos, lo que puede provocar un ataque al corazón o un accidente cerebrovascular.
Por eso, y a pesar de que había pasado desapercibido durante décadas, la contaminación ambiental es un importante factor de riesgo cardiovascular. Las últimas evidencias científicas afirman que se relaciona directamente con diferentes patologías cardiovasculares como arritmias y cardiopatía isquémica, tanto en fase aguda, como en el caso del infarto de miocardio, como en fase crónica, contribuyendo a la ateroesclerosis.
Así lo explicó el doctor Jordi Bañeras, cardiólogo del Hospital Universitario Vall d’Hebron, en la presentación del nuevo grupo de trabajo SEC-FEC Verde. Según el estudio que llevó a cabo en el área metropolitana de Barcelona, “la contaminación atmosférica juega un papel fundamental en la salud cardiovascular. Llegamos a la conclusión de que los contaminantes más dañinos, que son la materia particulada PM2,5, que proviene sobre todo de los tubos de escape, y PM10, que procede de material de la industria y de combustión, pero también el gas, el dióxido de nitrógeno así como el metal plomo, estaban relacionados con las admisiones por infarto de miocardio”. Adicionalmente señaló que en el estudio se aportaron por primera vez evidencias de que estos infartos eran más graves, y por lo tanto estaban asociados a más mortalidad. “Una de las explicaciones es que la contaminación acaba provocando en el organismo un estado preinflamatorio, y si tienes una enfermedad de base, este estado preinflamatorio favorece un peor pronóstico”, indicó.
No son las únicas consecuencias de la contaminación ambiental en la salud cardiovascular. Además, una vez que ha ocurrido el infarto, la contaminación influye también en la rehabilitación cardiaca. Como explicó el doctor Bañeras, los datos preliminares, aún no publicados, de un estudio realizado con distintos grupos de rehabilitación señalan que aquellos pacientes que viven en zonas más contaminadas “van a tener una evolución con peor pronóstico”.
Cómo reducir el impacto de la contaminación
Este escenario preocupa especialmente a los expertos por los altos niveles de contaminación de las ciudades. La doctora Ana Navas-Acien, del departamento de Salud Ambiental de la Universidad de Columbia, señaló en el mismo encuentro que, según el estudio MESA, “todas las personas están respirando niveles de contaminación dos veces por encima del nivel recomendado por la OMS, que es de cinco microgramos por metro cúbico”.
De ahí que, para reducir el impacto de la contaminación en la salud cardiovascular, se necesiten políticas que inviertan en transporte más limpio, hogares energéticamente eficientes, generación de energía eléctrica, regulación de la industria, acceso a combustibles y tecnologías limpias y mejora de la gestión de los residuos municipales.
Pero, además, individualmente podemos intentar reducir el impacto de la contaminación en la salud cardiovascular a través de las siguientes acciones:
- Caminar o ir en bicicleta en lugar de conducir, evitando calles con tráfico.
- Comprobar los niveles de contaminación atmosférica a través de aplicaciones móviles que indican cómo es la calidad del aire.
- Consumir fruta y verdura.
- Evitar zonas muy contaminadas.
- Hacer ejercicio regularmente en rutas verdes.
Con el objetivo de concienciar de la importancia de la contaminación como factor de riesgo cardiovascular y del papel que puede jugar la cardiología ambiental, desde la Fundación Española del Corazón y la Sociedad Española de Cardiología se ha puesto en marcha el Grupo de Trabajo SEC-FEC – Verde, a través del que se intenta mejorar el pronóstico de los pacientes con la opinión y monitorización de los expertos. Además, se han realizado distintas iniciativas que comenzaron en 2018. Como explicó la doctora Violeta Sánchez, del Hospital Universitario 12 de octubre, entre ellas se encuentran la campaña sobre corazón y medio ambiente realizada ese año, la participación en la cumbre del cambio climático en Madrid COP 25, las jornadas “Calidad del aire en la era post COVID – 19” y la puesta en marcha de distintos trabajos sobre los efectos de la polución. Desde 2021 se está trabajando con distintas instituciones, como ayuntamientos y sociedades, entre ellas el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos, que ha realizado el documento Alianza Médica contra el Cambio Climático.