Más de cuatro de cada diez adultos residentes en España, concretamente el 42,6% de la población mayor de 18 años, es hipertensa. Así lo concluye el artículo ‘Prevalencia, diagnóstico, tratamiento y control de la hipertensión arterial en España’ publicado en Revista Española de Cardiología, en el que se advierte de la alta prevalencia de este importante factor de riesgo cardiovascular. Mantenerlo a raya es fundamental porque de lo contrario puede acarrear complicaciones graves como infartos o ictus, además de nefropatías y otras enfermedades. Prueba de ello es que alrededor del 25% de los infartos en Europa se atribuyen a la hipertensión, como recuerda este artículo publicado en European Journal of Preventive Cardiology.
Por eso es clave prevenir la hipertensión o, en caso de que ya se padezca, controlarla. Sin embargo, muchos hipertensos desconocen que lo son: según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 46% de los adultos se encuentran en esta situación. La razón es que es una enfermedad que puede pasar inadvertida debido a que sus síntomas no son reconocibles hasta que no se padece una enfermedad asociada. De ahí que una primera medida para poder hacerle frente sea tomarse la presión arterial al menos una vez al año a partir de los 40 años, ya que el riesgo de sufrir hipertensión aumenta con la edad.
Cómo medirla
En el centro de salud pueden tomarnos la presión arterial, pero si nos la medimos nosotros mismos en casa con un tensiómetro debemos seguir las recomendaciones que se detallan en este vídeo, entre las que se encuentran estar relajado, tomarla tras al menos cinco minutos de reposo y no haber comido ni bebido sustancias excitantes en las dos horas previas.
En cuanto a los valores que pueden servirnos de indicadores para saber si nuestra presión arterial es la correcta, estas cifras pueden orientarnos:
Presión arterial (PA) ideal: igual o inferior a 120/80 mmHg
PA Normal: igual o inferior a 135/85 mmHg
PA normal alta: 136-139/86-89 mmHg
HTA grado I: igual o superior a 140/90 mmHg
HTA grado II: igual o superior a 160/100 mmHg
HTA grado III o severa igual o superior a 180/110 mmHg
Cómo prevenirla o tratarla
La hipertensión se produce cuando se elevan los niveles de presión arterial de forma continuada o sostenida, lo que hace que la masa muscular del corazón aumente para poder hacer frente a este sobreesfuerzo, lo que acaba siendo perjudicial porque ese incremento de masa muscular no viene acompañado de un aumento equivalente del riego sanguíneo.
Hay una serie de factores comunes a la mayoría de las personas que la sufren, lo que puede indicar qué la causa. Están los llamados factores 'no modificables', como la herencia genética familiar, el sexo (es más común en hombres que en mujeres), la edad (a mayor edad, mayor probabilidad de sufrirla) o la raza (los individuos de raza negra tienen el doble de posibilidades de desarrollarla que los de raza blanca). Pero también existen los factores 'modificables' que podríamos eliminar con unos hábitos saludables.
A estos últimos factores se dirigen la mayoría de estrategias para tratar la hipertensión. Los cardiólogos destacan estas cinco recomendaciones:
- Dejar de fumar. El tabaco aumenta la presión arterial y la frecuencia cardiaca. Por eso la primera recomendación médica es no fumar, y evitar así contribuir a la ateroesclerosis, conocida como la enfermedad de las arterias, un proceso de degeneración que ocurre con el paso del tiempo pero que se acelera y adelanta por factores como el tabaco.
- El alcohol, con moderación. El consumo excesivo de alcohol provoca el incremento de la presión arterial, además de otras alteraciones perjudiciales para el corazón y otros órganos. Evitarlo o consumirlo con moderación es una de las reglas de oro para controlar la hipertensión.
- Seguir la dieta mediterránea y reducir el consumo de sal. Seguir una alimentación equilibrada como la basada en la dieta mediterránea no solo nos ayudará a mantenernos en nuestro peso, sino que también se convertirá en una aliada a la hora de combatir la hipertensión. Especialmente si restringimos la sal, además del azúcar y las grasas saturadas.
- Incluir el deporte en la rutina diaria. La realización de ejercicio físico regular consigue bajar las cifras de presión arterial, además de otros beneficios como ayudar a controlar el peso. Por eso, hace ya más de tres décadas que la OMS y la Sociedad Internacional de Hipertensión Arterial incluyeron la recomendación de realizar ejercicio físico entre las medidas no farmacológicas destinadas a disminuir los valores de tensión arterial.
- Tratamiento farmacológico. Además de todo lo anterior, es posible que el cardiólogo recomiende un tratamiento farmacológico. En la actualidad existen distintos tipos de fármacos antihipertensivos. La elección del medicamento debe ser personalizada dependiendo de las características del paciente y de la posible existencia de otras enfermedades.