Según la última Encuesta Europea de Salud en España, un 16,5% de hombres de más de 18 años y un 15,5% de mujeres adultas padecen obesidad. Y si hablamos de sobrepeso los porcentajes crecen. Concretamente, un 44,9% de hombres y un 30,6% de mujeres padecen sobrepeso. Ambos suponen un factor de riesgo que amenaza la salud cardiaca.
Prueba de ello es que, entre las consecuencias de estar por encima del peso que nos corresponde, se encuentran mayor riesgo de desarrollar hipertensión arterial; de incrementar el perfil lipídico aumentando el colesterol total, el colesterol LDL y los triglicéridos; o de favorecer la enfermedad de la ateroesclerosis, también llamada “enfermedad de las arterias”, aumentando el riesgo de infarto, de insuficiencia cardiaca y de arritmias. Además, la obesidad y el sobrepeso están estrechamente relacionados con la diabetes y la prediabetes. Y eso solo atendiendo a la salud cardiovascular.
No es la única perjudicada. El sobrepeso también se relaciona con enfermedades respiratorias, distintos tipos de cáncer, enfermedades del sueño, problemas ginecológicos y problemas articulares.
Qué es la obesidad
Pero, ¿qué es la obesidad? ¿Cuándo se considera que una persona tiene obesidad? Clásicamente se ha definido a través del Índice de Masa Corporal (IMC), que relaciona el peso con la altura. El IMC se mide dividiendo el peso en kilogramos por la altura en metros al cuadrado, y atendiendo a la cifra resultante, hablamos de obesidad cuando esta supera los 30 kilos por metro cuadrado.
Sin embargo, aunque sirve de orientación, los expertos consideran que el IMC no refleja el grado de grasa corporal total. Por eso se puede usar también otra medida que puede ayudarnos a averiguar si estamos ante un caso de obesidad o no. Es el perímetro abdominal, que refleja la cantidad de grasa visceral, la más perjudicial para el organismo. Hablamos del índice cintura/ cadera (ICC), que se calcula dividiendo el perímetro de la cintura de una persona por el perímetro de su cadera. Se considera que lo ideal es que este valor sea inferior a 0,8 en mujeres y a 0,95 en hombres. Por encima de esas cifras ya puede haber sobrepeso y obesidad.
Causas
Como explica la doctora Leyre Ucar en el vídeo de la campaña #PACTOSportucorazón, la obesidad, que además de ser uno de los principales factores de riesgo cardiovascular es una “enfermedad crónica que se define por un aumento de la grasa corporal”, supone una de las grandes epidemias. Tiene varias causas, entre las que se encuentran enfermedades, alteraciones hormonales y la herencia, que tiene un papel fundamental, ya que los hijos de padres obesos tienen, a su vez, mayor riesgo de padecer obesidad tanto por las tendencias metabólicas de la acumulación de grasa como por los hábitos culturales y alimenticios socialmente adquiridos en su entorno.
Sin embargo los expertos aseguran que, de entre todas las causas que pueden provocarla, hay dos factores determinantes: la mala alimentación y el sedentarismo. De ahí que los tres pilares de la prevención de la obesidad sean los siguientes:
- Una dieta saludable, como la dieta mediterránea. Consiste en el consumo de frutas, verduras, legumbres y cereales integrales, evitando en lo posible tanto azúcares libres como grasas trans y limitando la ingesta de grasas saturadas en favor de las no saturadas, presentes en pescados, aguacates, frutos secos y aceite de oliva.
- Ejercicio físico de forma regular. 150 minutos semanales de ejercicio aeróbico de intensidad moderada así como ejercicio de fuerza ayudan tanto a prevenir como a combatir la obesidad.
- Mantener un estilo de vida activo. Reducir el sedentarismo en el día a día, aumentando las actividades que incrementen nuestro gasto calórico, es una buena herramienta contra la obesidad. Dos ejemplos de ese estilo de vida activo son ir caminando al trabajo o subir tramos de escaleras.