Dejar aparcado el coche y aprovechar el recorrido de casa al trabajo para hacer deporte cogiendo la bicicleta no solo es una medida saludable para la ciudad con la que reducir la contaminación. También es una excelente manera de cuidar tu corazón. Así lo muestran estudios como ‘Bicycling to Work and Primordial Prevention of Cardiovascular Risk’, que realizó un seguimiento durante más de 10 años a más de 20.000 personas.
La investigación siguió a personas con edades entre los 40 años y los 60 años evaluando sus hábitos de desplazamiento, su peso, los niveles de colesterol, la glucosa en sangre y la presión arterial. El análisis concluyó que quienes iban en bicicleta al trabajo en los diez años de seguimiento del estudio presentaban un riesgo un 39% menor de obesidad, un 11% menos de riesgo de presión arterial alta, un 20% menos de riesgo de colesterol alto y un 18% menos de riesgo de diabetes.
Y es que, como recuerdan los expertos, la práctica de ejercicio físico adaptado a la condición física de cada persona es, junto con una alimentación variada y equilibrada, basada en la dieta mediterránea, la herramienta más eficaz para luchar contra las enfermedades cardiovasculares.
De ahí la necesidad de campañas como “Muévete por tu corazón”, lanzada por la Fundación Española del Corazón (FEC) para promocionar la práctica de ejercicio físico y reducir el impacto negativo del sedentarismo, muy presente en nuestro país: según datos del último Eurobarómetro, publicado en 2022, el 47% de los españoles no realiza ningún deporte o ejercicio físico, lo que sitúa a España como el noveno país de la Unión Europea con las mayores cifras de sedentarismo.
Beneficios del ejercicio físico
La razón de mantener una rutina de ejercicio es que conlleva una larga lista de beneficios: reduce la presión arterial y los niveles de colesterol LDL o “colesterol malo”, ayuda a controlar los niveles de glucemia y a mantener el peso, mejora la capacidad pulmonar y la eficiencia cardiaca, y potencia los mecanismos antinflamatorios e inmunitarios, entre otros.
Además, el ejercicio físico también se ha revelado como un efectivo mecanismo para controlar y reducir los niveles de estrés, otro importante factor de riesgo cardiovascular. Y si además ese ejercicio implica dejar de coger el coche para trasladarse a pie o en bicicleta, estaremos contribuyendo a reducir el impacto de la contaminación, otro importante factor de riesgo cardiovascular que se relaciona con diferentes patologías cardiovasculares como arritmias y cardiopatía isquémica, tanto en fase aguda, como en el caso del infarto de miocardio, como en fase crónica, contribuyendo a la ateroesclerosis.
Para mantener los efectos sobre el perfil lipídico, la tensión arterial y la mejora de la capacidad física, los expertos recomiendan incluir el ejercicio en la rutina semanal, practicando al menos 150 minutos por semana de ejercicio aeróbico moderado o intenso o al menos 75 minutos por semana de ejercicio vigoroso o un equivalente combinado. Y sin constancia no hay recompensa: los efectos beneficiosos desaparecen a las ocho semanas de abandonar el ejercicio.