Cada año, entre 110.000 y 120.000 personas sufren un ictus en España. Y de ellos, un 50% quedan con secuelas discapacitantes o fallecen. Son datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), que recuerda que el ictus es la segunda causa de muerte en España (la primera en mujeres), la primera causa de discapacidad adquirida en el adulto y la segunda de demencia.
La buena noticia es que, en gran parte, está en nuestra mano reducir esas cifras y prevenir la aparición de un accidente cerebrovascular. Según los expertos, hasta el 80% de los ictus se podrían evitar controlando los factores de riesgo que multiplican las posibilidades de que lo padezcamos.
Control de los factores de riesgo
Los expertos definen el ictus como un accidente cerebrovascular que deja un área del cerebro sin circulación sanguínea. Todos los tejidos del organismo necesitan del oxígeno y los nutrientes que llegan a través de las arterias. Por eso, cuando estas bloquean una zona dependiente de ellas, esa zona muere. La mayoría se producen por falta de riego a un territorio del cerebro (ictus isquémico). Y a su vez, esta circunstancia se da por una de estas tres causas:
- Causa embólica cardiaca: se produce por un trombo que se forma en el corazón (en bastantes ocasiones producido por una fibrilación auricular u otras cardiopatías no tratadas) y que viaja desde el corazón hasta las arterias del cerebro, taponándolas.
- Causa embólica de otro territorio vascular: en este caso son las placas de ateroma de otros territorios arteriales las que ocluyen las arterias más distalmente.
- Causa trombótica: tiene lugar por trombos locales que se forman dentro de las arterias cerebrales, que en algunos casos se originan por alteraciones de la sangre, como los llamados "síndromes de hipercoagulabilidad".
Para reducir las posibilidades de que se den cualquiera de estas tres causas, la herramienta más eficaz es el control de los factores de riesgo. Si prevenimos o mantenemos a raya la hipertensión arterial, la diabetes y los niveles de colesterol; dejamos de fumar; seguimos una alimentación saludable y la combinamos con actividad física diaria, estaremos previniendo la formación de las placas de ateroma y los trombos que causan los accidentes cerebrovasculares. También es importante moderar el consumo de alcohol y evitar las drogas, ya que el consumo elevado de alcohol y drogas se asocia con el ictus hemorrágico.
Cómo actuar en caso de síntomas
La prevención es la herramienta más eficaz contra cualquier enfermedad, y los ictus no son una excepción. Sin embargo, si se produce un accidente cerebrovascular podemos actuar para intentar minimizar sus consecuencias. La principal medida es reconocer sus síntomas y acudir cuanto antes a los servicios sanitarios para que valoren su caso y traten de la forma más precoz posible el accidente cerebrovascular. Estos síntomas, que se pueden dar de forma aislada o en conjunto, son los siguientes:
- Pérdida de fuerza o/y sensibilidad de una parte del cuerpo bruscamente (en la cara, en el brazo…).
- Pérdida de visión súbita parcial o total, en uno o ambos ojos.
- Dificultad para hablar -dificultad para expresarse, lenguaje difícil de articular o incomprensible para el que lo escucha-.
- Dolor de cabeza de inicio brusco, sin causa aparente y muy intenso.
- Vértigo intenso, con inestabilidad, desequilibrio o caídas bruscas inexplicadas, si se acompañan de cualquiera de los síntomas descritos con anterioridad.