El ejercicio físico frecuente es, junto a una alimentación sana y equilibrada, una de las mejores “medicinas” para nuestra salud cardiovascular. Sin embargo, realizarlo sin tener en cuenta ciertas precauciones puede tener el efecto contrario. Antes de practicar ejercicio deberíamos saber si estamos totalmente preparados y cuánto podemos esforzarnos.
Se trata de un simple reconocimiento predeportivo con el que tenemos mucho que ganar y solo un poco de tiempo que perder. “Básicamente se trata de descartar la presencia de enfermedades cardiovasculares con riesgo de inducir una muerte súbita o un accidente severo durante la práctica del deporte”, explica el doctor Emilio Luengo, cardiólogo titular del área de Actividad Física en el Consejo de Expertos de la Fundación Española del Corazón (FEC).
Esa recomendación, la de hacerse un reconocimiento predeportivo antes de iniciarse en un deporte, es la que aconsejan las sociedades científicas, que además indican que debe repetirse con una periodicidad determinada: aproximadamente cada 5 años antes de los 35 años y cada dos años después, además de siempre que se vaya a participar en una competición deportiva importante, como un maratón. El doctor Emilio Luengo responde a algunas cuestiones básicas sobre esta prueba previa al ejercicio.
¿En qué consiste el reconocimiento predeportivo?
Debe incluir al menos una historia clínica, una buena exploración física y un electrocardiograma. A ello, a partir de los 35 años se sumaría una prueba de esfuerzo con protocolo clínico. Si hubiera hallazgos fuera de lo normal se extendería el reconocimiento a otras pruebas más especiales, según fuera oportuno.
¿Qué consecuencias puede tener no hacérselo?
No podemos nunca "adivinar" el futuro de una persona, pero podemos acercarnos a "aconsejar qué hacer". Las consecuencias positivas serían detectar a personas que hubieran tenido elevado riesgo de muerte súbita, y darles consejos de cómo acercarse a la actividad física con mayor seguridad.
¿Quién puede hacernos el reconocimiento?
Cualquier médico estaría capacitado para hacerlo, con tal de que tuviera un correcto entrenamiento en la exploración física cardiovascular y en el electrocardiograma. La prueba de esfuerzo clínica que se indicaría en personas mayores de 35 o 40 años debe ser interpretada por personal entrenado para ello -los cardiólogos lo están- y realizada en un lugar con dispositivos y personas para una eventual reanimación cardiorrespiratoria.
¿Hay deportes para los que este reconocimiento es aún más necesario?
Con un adecuado entrenamiento y en el tramo adecuado de edad, cualquier actividad física es positiva. Sin embargo el competir puede añadir, y de hecho así ocurre, un plus de estímulo tanto al cuerpo como a nuestro corazón, que representa un plus también de riesgo. Y nuestro mayor competidor solemos ser nosotros mismos.