En 2018, último año del que se han publicado datos, la enfermedad cardiovascular continuaba siendo la primera causa de muerte en España. Las mujeres son las más afectadas, ya que fallecen por causa cardiovascular en un porcentaje más alto que los hombres. Concretamente mueren casi 9.000 mujeres más que hombres cada año debido a patologías cardiovasculares, lo que supone un 53,69% frente a un 46,3%.
Lo que indican estas cifras es que tanto hombres como mujeres se beneficiarían de poner en práctica estilos de vida saludable que incluyan una alimentación basada en la dieta mediterránea en la que se limite el consumo del azúcar y la sal, ejercicio de intensidad moderada durante un mínimo de 150 minutos semanales y dejar de fumar. Pero esta recomendación es especialmente importante para la mujer porque, como explica el doctor Jordi Trias de Bes Casamajó en el blog de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), los datos más recientes muestran que solo el 45% de las mujeres conocen que la principal causa de muerte en ellas son las enfermedades cardiovasculares. Y la percepción de que la mujer corre menos riesgo de sufrir patologías cardiovasculares que los hombres se encuentra incluso en parte del colectivo médico: menos de la mitad de los médicos de familia o atención primaria consideran las enfermedades cardiovasculares algo muy importante en la mujer.
Por eso, una primera medida para combatir las cifras de mortalidad por causa cardiovascular en la mujer consiste en concienciar al colectivo femenino de la importancia del autocuidado desde la niñez como forma de prevenir la principal causa de muerte, vigilando los factores de riesgo tradicionales como la hipertesión, la diabetes, niveles elevados de colesterol, la obesidad, el sedentarismo o fumar.
Embarazo y menopausia
Pero además, es importante prestar atención a dos momentos específicos de la vida de la mujer que pueden tener efectos importantes en su salud: el embarazo y la menopausia. Respecto al primero, la preeclampsia y la hipertensión gestacional provocan un riesgo de tres a seis veces mayor de sufrir hipertensión arterial después del embarazo y un riesgo dos veces mayor de padecer cardiopatía isquémica y accidente vascular cerebral, explica el doctor Trias de Bes Casamajó. Además, la diabetes gestacional no solo aumenta el riesgo de diabetes mellitus 2 a corto, medio y largo plazo, sino también de infarto de miocardio, como exponen las doctoras Almudena Castro Conde, Milagros Pedreira Pérez y Raquel Campuzano Ruiz en el documento ‘¿Cómo manejar el riesgo cardiovascular en la mujer?’.
En cuanto a la menopausia, produce cambios en el organismo de la mujer que incrementan la probabilidad de que la enfermedad cardiaca aparezca. El aumento de los niveles de colesterol, del peso y también de los niveles de glucosa en sangre, además de una tendencia mayor a padecer hipertensión, son los principales cambios ante los que conviene estar alerta.
Por último, existen los llamados factores de riesgo no tradicionales que son predominantes en la mujer. Se refieren a determinadas enfermedades autoinmunes como artritis reumatoide, lupus sistémico eritematoso y esclerodermia. “Estos desórdenes son altamente prevalentes en mujeres que tienen un riesgo alto de enfermedad coronaria y de otras enfermedades cardiovasculares”, explica el doctor Jordi Trias de Bes Casamajó. De ahí que sea clave prestarles atención en relación con la salud cardiovascular.