Dejar de fumar no es fácil, pero sí imprescindible si quieres disfrutar no solo de salud sino también de una mejor calidad de vida. El tabaco es un importantísimo factor de riesgo cardiovascular, lo que significa que eliminándolo de nuestros hábitos estaremos haciendo un buen regalo a nuestro corazón. Y no solo a él, ya que fumar también puede provocar cáncer de pulmón, tumores en boca, laringe y esófago o Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), entre un largo etcétera de enfermedades.
Hay distintos consejos de expertos que pueden ayudar a dejar de fumar, como elegir un buen momento anímico o ponerse una fecha concreta. Pero con frecuencia, lo que más ayuda a tomar la decisión es ser consciente de las consecuencias que tiene fumar para nuestro organismo. La más grave es la muerte: según la OMS, alrededor de 8 millones de personas fallecen cada año a causa del tabaco. De estas defunciones, más de 7 millones se deben al consumo directo de tabaco, mientras que alrededor de 1,2 millones son consecuencia de la exposición de no fumadores al humo ajeno. Y todos los países se ven afectados. En el caso concreto de España, la principal causa de pérdida de años de vida es precisamente el tabaco, como explica en este artículo Rosa Fernández Olmo, miembro de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y vocal del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT) en representación de la Fundación Española del Corazón (FEC).
La buena noticia es que esos datos se podrían cambiar si nos olvidáramos de fumar, una decisión que solo aporta beneficios. Además, el organismo disfruta de algunos de ellos al poco tiempo de apagar el último cigarrillo. De hecho, durante las 12 horas posteriores al consumo de un cigarrillo, los niveles de monóxido de carbono y de nicotina bajan y los pulmones y el corazón comienzan a reparar el daño causado por el humo de los cigarrillos.
Estos son los beneficios que el organismo experimenta tras horas, semanas y años después de dejar de fumar:
- A los 20 minutos. Mejora la circulación periférica, la presión arterial y la frecuencia cardiaca.
- A las 24 horas. Mejora el olfato, el gusto y el aspecto de la piel.
- A las 48 horas. Se normaliza el monóxido de carbono, disminuye el moco bronquial y el riesgo de infarto.
- A las 72 horas. Se facilita la respiración. Se relaja el broncoespasmo.
- Entre las semanas 2 y 12. Mejora la circulación.
- Entre las semanas 3 y 9. Mejora la respiración. También la tos.
- Al año. Se reduce el riesgo de infarto al 50%.
- A los 10 años. Se reduce el riesgo de cáncer de pulmón al 50%. Se reduce el riesgo de otros tumores.
- A los 15 años. Se iguala el riesgo de accidente cerebrovascular al de una persona que nunca fumó.
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