El Estudio Nutricional de la Población Española (ENPE) lo puso en evidencia hace unos meses: la obesidad es un problema para un porcentaje elevado de españoles. Se produce por la acumulación excesiva en el organismo de reservas de energía en forma de grasa, y el estilo de vida actual ha contribuido a aumentar las cifras de quienes la sufren.
Concretamente, el 22% de los españoles tiene obesidad, sin diferencias entre hombres y mujeres, mientras que el 31,6% presenta sobrepeso, siendo este significativamente mayor en varones. Pero España no es el único país afectado. Según la OMS, las tasas de obesidad han aumentado en todo el planeta: desde 1975, la obesidad ha llegado casi a triplicarse en todo el mundo. Y los expertos advierten que se trata de una realidad que pone en peligro la salud cardiovascular.
Uno de los afectados directos es el corazón, que sufre una sobrecarga de trabajo y de aumento de presión. Y eso ocurre porque necesita mover más sangre a más volumen de tejido, por lo que puede acabar influyendo en la capacidad del corazón de bombear la sangre de forma adecuada. Sin embargo, no es el único riesgo que trae consigo la obesidad. También multiplica las posibilidades de presentar otros factores de riesgo cardiovascular como la hipertensión arterial, niveles de colesterol elevados y diabetes mellitus, que a su vez elevan el riesgo de sufrir otras enfermedades cardiológicas.
Cómo tratarla
Pero, ¿cuándo hablamos de obesidad? Si tomamos como referencia el índice de masa corporal (IMC), que se calcula dividiendo el peso en kilogramos entre el cuadrado de la estatura en metros, obesidad sería un resultado mayor o igual a 30, mientras que sobrepeso se considera cualquier cifra entre 25 y 29.9.
El balance entre la ingesta de calorías y la actividad física determina si se acumula grasa o se utiliza esta grasa acumulada. Por eso, siempre es necesario buscar un equilibrio entre la ingesta de alimentos y el grado de ejercicio físico. Cambiar nuestros hábitos y aprender a comer de forma saludable, es una de las dos mejores herramientas para combatir la obesidad. Esa dieta consiste en priorizar el consumo de verduras, legumbres, frutas y cereales integrales, evitando en lo posible tanto azúcares libres como grasas trans y limitando la ingesta de grasas saturadas en favor de las no saturadas, presentes en pescados, aguacates, frutos secos y aceite de oliva.
La otra herramienta que nos ayudará a prevenir la obesidad y mantener una buena salud cardiovascular consiste en seguir una rutina deportiva. Esta debe incluir como mínimo 150 minutos semanales dedicados a la práctica de actividad física aeróbica de intensidad moderada, son las mejores herramientas para combatir la obesidad.