Tres de cada 1000 adultos españoles viven con cardiopatías congénitas, un grupo de enfermedades caracterizado por la presencia de alteraciones estructurales del corazón producidas por defectos en la formación del mismo durante el periodo embrionario. No todas son iguales ni revisten la misma gravedad, pero tienen en común que los avances médicos, quirúrgicos y tecnológicos de las últimas décadas han permitido mejorar tanto el pronóstico que actualmente más del 90% de las personas nacidas con cardiopatías congénitas sobreviven hasta la edad adulta.
Pero, ¿cómo se detectan? ¿Qué diferencia a unas de otras? ¿Cuál es su tratamiento? ¿Pueden los pacientes de estas patologías realizar deporte? ¿Cuáles son las precauciones que deben tomar? Contestamos a estas preguntas.
Detección de cardiopatías congénitas
Muchas de ellas se diagnostican antes del parto, en los estudios rutinarios que se realizan a todas las embarazadas. Sin embargo, algunas cardiopatías congénitas únicamente se detectan en el momento del nacimiento o poco después.
Las alteraciones que producen las cardiopatías congénitas suelen reflejarse. Las pruebas diagnósticas clave son el ecocardiograma, primero, y en función de los datos que proporcione esta técnica, en algunos casos hay que proceder a un cateterismo cadiaco.
¿Qué tipos son los más frecuentes?
Aunque existen más de 50 tipos diferentes de cardiopatías congénitas, pueden clasificarse en tres grandes grupos:
- Cortocircuitos izquierda derecha. Son cardiopatías caracterizadas por conexiones anómalas entre las aurículas, los ventrículos y los grandes vasos arteriales. Al tener más presión las cavidades izquierdas que las derechas, la sangre pasa del circuito arterial al venoso sobrecargando las funciones de los ventrículos y el pulmón donde produce congestión y aumento de la presión arterial pulmonar. En el caso de cortocircuitos a nivel de las arterias (aorta / arteria pulmonar) ocurre lo mismo.
- Lesiones obstructivas. Estas cardiopatías dificultan la salida de la sangre de las cavidades cardiacas. Entre ellas están las estenosis aórtica y pulmonar y la coartación aórtica.
- Cardiopatías congénitas cianóticas. Se caracterizan porque se establecen cortocircuitos por los que la sangre venosa se mezcla con la arterial. Esto reduce las concentraciones de oxígeno en la sangre que circula por todo el organismo. Su consecuencia principal es que esta baja concentración de oxígeno produce cianosis (color azulado especialmente visible en dedos, labios, lengua, etc), son los conocidos como “niños azules”. Las cardiopatías congénitas cianóticas más habituales son la tetralogía de Fallot, la transposición de los grandes vasos y el ventrículo único, por citar solo las más importantes.
Según los datos actualizados del Registro Español de Cardiopatías Congénitas del Adulto, el 53,5% de quienes padecen cardiopatías congénitas tienen patologías de complejidad moderada y el 17,5% de alta complejidad, siendo la tetralogía de Fallot la cardiopatía congénita más frecuente, representando el 15% del total.
¿Cuál es su tratamiento?
Dependiendo del tipo de cardiopatía, sus consecuencias serán diferentes, al igual que su tratamiento, que puede incluso no ser necesario, como en el caso de las asintomáticas - las más banales pueden pasar desapercibidas hasta la edad adulta-. En cuanto al resto, el tratamiento, cuando se precisa, suele ser quirúrgico. En algunos casos, la alteración puede corregirse con una única intervención quirúrgica. Sin embargo, en las cardiopatías congénitas más complejas puede ser necesaria la realización de varias cirugías, aunque hoy en día algunos defectos congénitos se pueden corregir sin recurrir a la cirugía mediante el cierre de cortocircuitos por medio de un cateterismo.
¿Pueden los pacientes de estas patologías realizar deporte?
Como explica la cardióloga Dolores Masiá Mondéjar en este artículo, el ejercicio físico recomendado varía dependiendo del tipo de lesión, así como del grado y tipo de afectación funcional que se padezca, pero la actividad física, entre quienes puedan realizarla, siempre se traducirá en mejoras a nivel físico y psicológico. En cualquier caso, se deben considerar los potenciales efectos negativos del deporte elegido y del entrenamiento que requiere, para lo que es necesaria una valoración especializada.
En general, en los casos de comunicación interauricular, interventricular o ductus arterioso, el ejercicio está contraindicado sólo cuando el “cortocircuito” sea grande o cuando exista hipertensión pulmonar. Para los pacientes con estenosis pulmonar o estenosis aórtica se contraindica el ejercicio físico intenso y/o el deporte de competición si las lesiones son de grado moderado o severo. Cuando son leves, en principio no existen restricciones para el ejercicio. En cuanto a los pacientes con cardiopatía cianógena, no pueden realizar ejercicios que impliquen grandes esfuerzos, salvo quienes, tras la operación, gocen de una corrección total. Para el resto de cardiopatías congénitas, encontrarás más información en este enlace.