La incidencia del ictus en la población es muy alta: al año se detectan unos 120.000 nuevos casos solo en España, lo que se traduce en que cada seis minutos se produce un ictus. Las consecuencias de sufrirlo pueden ser muy graves. De hecho, el ictus es la segunda causa de muerte en todo el mundo y también la primera causa de discapacidad.
Sin embargo, se estima que más del 80% de los ictus se podrían evitar si mantuviéramos a raya factores de riesgo cardiovascular como la hipertensión arterial, la diabetes, la obesidad, los niveles de colesterol elevados y el tabaquismo, para lo que es imprescindible seguir un estilo de vida saludable que incluya una alimentación equilibrada y actividad física diaria. De esa forma podremos protegernos de este evento vascular que deja un área del cerebro sin circulación sanguínea.
Así se produce un ictus
Todos los tejidos del organismo necesitan del oxígeno y los nutrientes que llegan a través de las arterias. Por eso, cuando estas bloquean una zona dependiente de ellas, esa zona muere. Es lo que ocurre cuando se sufre un ictus, y la mayoría de ellos se producen por una falta de riego a un territorio del cerebro (ictus isquémico).
A su vez, esta circunstancia se da por una de estas tres causas:
- Causa embólica cardiaca: se forma un trombo en el corazón que viaja desde él hasta las arterias del cerebro, taponándolas.
- Causa embólica de otro territorio vascular: placas de ateroma (aterosclerosis) de otros territorios arteriales ocluyen las arterias más distalmente.
- Causa trombótica: se forman trombos locales dentro de las arterias cerebrales, que en algunos casos se originan por alteraciones de la sangre, como los llamados "síndromes de hipercoagulabilidad".
Cómo actuar
En caso de que se produzca un accidente cerebrovascular, acudir cuanto antes a los servicios sanitarios para que lo traten de la forma más precoz posible es crucial si queremos minimizar sus consecuencias. Por esa razón debemos prestar mucha atención a estas señales de alarma que indican que podemos estar sufriendo un ictus:
- Pérdida de fuerza o/y sensibilidad de una parte del cuerpo bruscamente (en la cara, en el brazo…).
- Pérdida de visión súbita parcial o total, en uno o ambos ojos.
- Dificultad para hablar -dificultad para expresarse, lenguaje difícil de articular o incomprensible para el que lo escucha-.
- Dolor de cabeza de inicio brusco, sin causa aparente y muy intenso.
- Vértigo intenso, con inestabilidad, desequilibrio o caídas bruscas, si se acompañan de cualquiera de los síntomas descritos con anterioridad.
Cómo prevenir
No fumar y controlar todos los factores de riesgo cardiovascular citados anteriormente es el arma más eficaz para evitar un ictus. Además, quienes sufren fibrilación auricular deben prestar especial adherencia a un estilo de vida saludable, ya que este tipo de arritmia multiplica por cinco el riesgo de padecer un ictus, y de hecho es la causa que lo provoca en aproximadamente el 20% de los ictus isquémicos.
En caso de que se trate de pacientes que tomen anticoagulantes que son antagonistas de la vitamina K para prevenir la aparición de trombos, deben revisar periódicamente su INR, un valor que mide el tiempo que tarda la sangre en coagularse. La cifra determina si la anticoagulación es incorrecta, situación en la que se pueden producir trombosis; excesiva, cuando es posible que se originen hemorragias; o está en el valor adecuado, lo que se corresponde con un INR de entre 2 y 3.