Además de una alimentación saludable, la otra herramienta con la que contamos para proteger la salud cardiovascular es el ejercicio físico. A través de él se puede controlar el peso, mejorar los perfiles lipídicos y glicémicos, reducir los triglicéridos y aumentar los niveles de HDL, el llamado colesterol bueno.
Además, según las evidencias científicas, la práctica de ejercicio físico frecuente mejora el estado de salud general porque ayuda a prevenir enfermedades neurodegenerativas, ansiedad, depresión, problemas de sueño, cáncer, patologías del aparato locomotor… De ahí que los expertos consideren el ejercicio un pilar básico para la salud.
Pero, ¿qué disciplina deportiva elegir para mantener ese buen estado de salud general y cardiovascular en particular? ¿Son todos los deportes iguales en términos de beneficios para nuestro organismo?
Como explican los expertos, el tipo de ejercicio determina el posible rendimiento para nuestra salud. Los deportes se dividen en dos grandes grupos: los que tienen principalmente un componente de fuerza, cuyo metabolismo es fundamentalmente anaeróbico, y los llamados deportes de resistencia o aeróbicos, que comportan fuerza y a la vez desplazamiento. Estos últimos ejercen un mayor papel protector para la salud cardiovascular porque entrenan el aparato cardiovascular. Entre ellos se encuentran correr, nadar, montar en bicicleta, caminar a paso ligero, bailar, esquí de fondo o de travesía o patinaje de larga distancia.
En cuanto a los deportes de potencia, como el entrenamiento con pesas, que tienen un componente mayor de fuerza sin o con mínimo desplazamiento, su ventaja es que combaten el sedentarismo y aportan beneficios, especialmente si se combinan con otros deportes aeróbicos. Además, contribuyen a garantizar la salud del músculo, que es clave para poder seguir ejercitándonos. De ahí que además de los ejercicios más dinámicos y con más componente aeróbico sea importante también incluir en la rutina deportiva ejercicios de fuerza.
El componente del disfrute
En cualquier caso, los expertos consideran que lo importante es elegir deportes que nos proporcionen disfrute, ya que la primera regla para que podamos practicarlos regularmente es que el deporte elegido nos guste. Porque esa es otra clave para poder obtener beneficios de él: que lo practiquemos con frecuencia, manteniendo cierta rutina deportiva, de forma que hagamos ejercicio varios días todas las semanas.
Concretamente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los niños y adolescentes de entre 5 y 17 años hagan al menos 60 minutos diarios de actividad física de intensidad moderada a vigorosa, principalmente aeróbica. Para los adultos el consejo es practicar, como mínimo, 150 minutos semanales de actividad física aeróbica de intensidad moderada o 75 minutos de actividad intensa. Sin embargo, si hay posibilidad de dedicarle más tiempo, la recomendación es hacerlo para multiplicar los efectos protectores del deporte en nuestra salud.