Los síntomas pueden incluir dolor intenso en la zona del esternón. Otras veces se manifiesta con dolor en la parte alta del abdomen, dificultad para respirar, ganas de vomitar y pérdida de conocimiento. Es el infarto de miocardio, que según datos del INE acabó con la vida de 13.463 personas en España en 2021. Para poder prevenirlo, la mejor herramienta es conocerlo a fondo sabiendo qué lo provoca y qué podemos hacer para evitarlo.
El infarto consiste en la necrosis o muerte celular de un órgano o parte de él por falta de riego sanguíneo debido a la obstrucción de una de sus arterias. En el caso del infarto de miocardio, el órgano afectado es el corazón debido a una oclusión o una estrechez crítica en alguna de las arterias coronarias, las encargadas de irrigar y nutrir el músculo cardíaco. En esa situación, una zona del corazón deja de recibir flujo sanguíneo y empieza a morir.
Por eso, si no se actúa a tiempo, las consecuencias pueden ser letales: cada minuto que pasa mueren células musculares cardíacas, por lo que la recomendación de los médicos es llamar al teléfono de emergencias 112 ante los primeros síntomas, que pueden manifestarse en forma de dolor torácico que en ocasiones puede desplazarse hacia el brazo izquierdo, el derecho o ambos, pero también hacia la mandíbula, la boca del estómago, los omóplatos o la espalda. Otros posibles síntomas son dificultades respiratorias, sudoración fría, malestar intenso, náuseas, vómitos y pulso cardíaco lento.
¿Por qué se produce y cómo prevenirlo?
La estrechez de las arterias coronarias es la que provoca que el riego sanguíneo no fluya adecuadamente, y los factores de riesgo que pueden ocasionar esa obstrucción de las arterias coronarias son la hipertensión, niveles elevados de colesterol, el tabaco, la obesidad, el sedentarismo, la diabetes o una combinación de varios de estos factores.
De ahí que la prevención para evitar sufrir un infarto pasa por controlar esos factores de riesgo llevando un estilo de vida saludable que, como explica el doctor Roberto Martín Asenjo en este vídeo de #Telodigodecorazón, se basa en dos pilares: la dieta y el ejercicio físico. “Con respecto a la dieta, tenemos que intentar evitar el consumo excesivo de azúcar, sal y grasas saturadas, incrementar el consumo de frutas, verduras y legumbres y procurar evitar productos precocinados, bollería, fritos, quesos curados o cualquier otra sustancia muy rica en colesterol que acaba provocando depósitos en las arterias coronarias”.
En cuanto al ejercicio físico, “las recomendaciones son relativamente sencillas porque bastaría con realizar 150 minutos semanales de un ejercicio físico de intensidad moderada para reducir la tasa de infarto de miocardio en la población. 30 minutos diarios durante cinco días a la semana sería suficiente”, indica el doctor Martín Asenjo.
Además, es clave dejar el tabaco si se es fumador y seguir los controles de salud que vaya recomendando el médico de atención primaria para detectar precozmente la aparición de diabetes mellitus, hipertensión o hipercolesterolemia. Las personas que ya hayan tenido un infarto deberán sumar a todas estas recomendaciones los tratamientos farmacológicos prescritos por el cardiólogo.