¿Qué ocurre en el organismo cuando se mezcla el tabaco con el cannabis, una combinación muy freuente en nuestro país entre los consumidores de cannabis? Desde el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT) advierten que esa combinación fomenta y potencia la capacidad adictiva de ambas sustancias.
Una realidad que, unida a la percepción de falta de riesgo que tiene la juventud y parte de la sociedad sobre el consumo de cannabis, preoupa a los especialistas. Al igual que el hecho de que la población juvenil que se inicia en el consumo de cannabis, además de enfrentarse precozmente a los riesgos asociados al consumo de esa sustancia, encuentra una puerta de entrada rápida a la adicción a la nicotina.
Por esas razones hace ya dos años que el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT) puso en marcha el proyecto ÉVICT -Evidencia Cannabis Tabaco- financiado por la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas (PNSD). ¿El objetivo? Comprender las implicaciones del policonsumo de cannabis y tabaco para poder diseñar estrategias de prevención y tratamiento eficaces en una población tan vulnerable como la juventud. Y de esa manera, lograr erradicar un hábito que no es inofensivo: según explican desde el CNPT, “tanto la nicotina como el tetrahidrocannabinol (THC), principales compuestos psicoactivos presentes en la planta del tabaco y del cannabis respectivamente, producen complejas acciones farmacológicas sobre el sistema nervioso central, aparato cardiovascular, respiratorio, digestivo e incluso endocrino”, explica Ana Esteban, coordinadora técnica del proyecto ÉVICT.
En concreto, el consumo conjunto de tabaco y cannabis está asociado a irritación de vías aéreas, tos, aumento de esputo, broncoespasmo, bronquitis, disnea, faringitis y exacerbaciones de asma y fibrosis quística, así como con el desarrollo de criterios clínicos de bronquitis crónica. Pero además, varios autores concluyen que el fumar de forma conjunta tabaco y cannabis lleva a mayores problemas de salud que el fumar sólo tabaco. “Por tanto, el consumo conjunto de tabaco y cannabis produce consecuencias relevantes sobre la salud, tanto a corto como a largo plazo, mayores que su uso por separado”, advierte Esteban.
Daños para nuestro corazón
Una de las áreas que se ve afectada por el consumo de cannabis y tabaco es la cardiovascular, y lo hace de la siguiente manera: la nicotina desencadena una serie de respuestas, como taquicardia y aumento del gasto cardiaco y de la tensión arterial. Por otra parte, el cannabis altera la frecuencia cardiaca, ya sea en forma de taquicardia o bradicardia si el consumo se realiza a dosis elevadas. Y además están los efectos sobre la presión arterial, que comprenden “un incremento de la misma si se está sentado o acostado y una disminución de la misma si se está de pie”, explican desde el CNPT, a lo que añaden que se incrementa el gasto cardiaco, disminuye la tolerancia al ejercicio y puede empeorar el estado de salud en personas con patología cardiaca o vascular previa.
La droga ilegal más consumida
Según la Encuesta sobre Uso de Drogas en Estudiantes de Enseñanzas Secundarias (ESTUDES) 2014/2015 del Plan Nacional sobre Drogas, en España el cannabis es la droga ilegal consumida por un mayor porcentaje de jóvenes de entre 14 y 18 años: 3 de cada 10 estudiantes ha probado cannabis alguna vez en su vida y 1 de cada 4 lo ha consumido en el último año. Y de nuevo aparece el dato de su consumo conjunto: la mayoría de -el 86,5%- no lo consumen solo sino mezclado con tabaco.
La recomendación de los especialistas a los consumidores de ambas sustancias es que intenten dejar de consumir conjuntamente, a pesar de que no es lo más habitual, “puesto que existe evidencia de que la abstinencia dual (dejar de fumar tabaco y cannabis) predice mejores resultados”, explican desde el CNPT.