Los avances en la detección y el tratamiento del cáncer están permitiendo luchar contra la enfermedad de forma cada vez más efectiva. Prueba de ello es que, en algunos casos, las tasas de supervivencia a cinco años alcanzan el 90%. Sin embargo, alrededor de la mitad de los pacientes que superan la enfermedad desarrolla algún tipo de secuela física, psicológica o cognitiva secundaria al tratamiento. Y entre ellas, ocupando un lugar destacado, se encuentran las complicaciones cardiovasculares.
Para abordar este problema e intentar buscar soluciones, la Sociedad Española de Cardiología y la Fundación Areces, con la colaboración de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), organizaron hace ya dos años el primer 'Simposio Internacional de Cardio-Oncología', en el que más de 300 cardiólogos, oncólogos, hematólogos y enfermeras se reunieron para poner en común experiencias clínicas. El objetivo era “concienciar a todos los profesionales implicados en el abordaje del paciente oncológico de la necesidad de vigilar y tratar cuanto antes las complicaciones cardiológicas que derivan del cáncer”, explicaba entonces el cardiólogo Miguel Ángel García Fernández, coordinador del programa científico del simposio. Porque la realidad es que esas complicaciones existen.
Atacar el cáncer sin perjudicar la salud cardiovascular
El tratamiento oncológico, ya sea con radioterapia o quimioterapia, multiplica por tres el riesgo de complicaciones cardiovasculares a medio y largo plazo, afectando al pronóstico vital de los pacientes, según varios estudios. De hecho, la toxicidad cardiovascular secundaria a los tratamientos oncológicos es actualmente la causa más frecuente de mortalidad en mujeres que sobreviven a un cáncer de mama o linfoma de Hodgkin.
Son algunas de las razones por las que las sociedades científicas de Oncología Radioterápica (SEOR), Oncología Médica (SEOM), Cardiología (SEC) y Hematología y Hemoterapia (SEHH), se unieron por primera vez hace unos meses para impulsar la creación de equipos formados por especialistas de las cuatro disciplinas médicas con el objetivo de mejorar la salud cardiovascular de los pacientes oncológicos. “Afortunadamente, la supervivencia del paciente con cáncer ha mejorado mucho en los últimos años. Sin embargo, la prevalencia de enfermedad cardiovascular en ellos es muy elevada, y no podemos dejar que el beneficio que hemos ganado en supervivencia del cáncer se pierda en mortalidad cardiovascular”, explica la doctora Teresa López, cardióloga del Hospital Universitario La Paz de Madrid y miembro de la Sociedad Española de Cardiología.
Prevenir, la mejor terapia
Aunque todos los pacientes de cáncer tratados pueden sufrir trastornos cardiovasculares, los de mayor riesgo son los que ya presentaban problemas como hipertensión, diabetes, obesidad o tabaquismo. Por eso, los médicos aconsejan diagnosticar y tratar precozmente a estos pacientes e implicarles en el cuidado de los factores de riesgo, inculcándoles un estilo de vida cardiosaludable. Está demostrado que una vida saludable puede reducir los efectos secundarios sobre el corazón de los tratamientos oncológicos.