El verano no solo trae consigo altas temperaturas. También es la época en la que solemos disfrutar de unas merecidas vacaciones que, para la mayoría, se caracterizan por un cambio de hábitos. Entre ellos, horarios menos ordenados, más comidas fuera de casa con la familia e incluso menos descanso aunque ahora dispongamos de algo más de tiempo para nosotros. Es época de relajarse y disfrutar, pero ese disfrute no tiene por qué estar reñido con mantener unos hábitos cardiosaludables que repercutirán positivamente en nuestro organismo y nos permitirán disfrutar aún más. Estos son los consejos de los expertos para lograrlo:
Evitar exposiciones prolongadas al sol
Sobre todo en las horas centrales del día, cuando se acentúa el riesgo cardiovascular en quienes son propensos a los problemas circulatorios o arteriales, conviene evitar exponerse mucho al sol. Una de las razones es que el cuerpo pierde mucha más agua cuando los termómetros se disparan, y podemos sufrir un episodio de deshidratación. Mejor mantenernos bajo la sombra o en espacios cerrados donde no estemos expuestos directamente al sol durante esas horas. Sin embargo, los baños de sol cuando evitamos las horas centrales son buenos y saludables al objeto de sintetizar vitamina D, cuyos efectos cardioprotectores están demostrados. Salvo en verano, la exposición al sol es baja y los niveles medios de vitamina D de los españoles con frecuencia son muy bajos también. ¿Cómo tomar estos baños de sol? Según los expertos, exponiendo el cuerpo durante 15 o 20 minutos diarios, evitando las horas centrales del día, idealmente entre 9 y 11 de la mañana. Una vez terminada la exposición solar conviene aplicar sobre la piel expuesta una crema hidratante.
Beber la cantidad suficiente de agua
Como decíamos en el punto anterior, las altas temperaturas hacen que perdamos más agua, y para el buen funcionamiento del organismo debemos reponer esas cantidades. Según los especialistas, hay que beber de dos a tres litros de agua diaria, incluso aunque no tengamos sed, para cubrir la demanda de hidratación del organismo.
Precauciones con el alcohol
El consumo de alcohol suele aumentar en verano, cuando los horarios son más relajados y somos menos estrictos a la hora de cuidar de nuestra salud. Sin embargo, es un hábito que debemos evitar. El alcohol es un tóxico para el músculo cardiaco que incluso puede llegar a debilitarlo causando una enfermedad denominada miocardiopatía dilatada. Además, hay determinadas arritmias cardiacas relacionadas con el consumo excesivo de alcohol, como la fibrilación auricular. Otras dos buenas razones para evitar su consumo es que dificulta que nos mantengamos en nuestro peso y aumenta los niveles de colesterol y triglicéridos.
Alimentación saludable
Los excesos a la hora de sentarse a la mesa también son frecuentes en verano, cuando comemos con más frecuencia con amigos o familia fuera de casa. Sin embargo, también en esas ocasiones podemos mantener una alimentación saludable y equilibrada. Si nos decantamos por los productos de temporada, que además tendrán más calidad y sabor, estaremos haciendo una buena elección. Pescados, verduras y frutas deben tener presencia en nuestra dieta semanal, y el verano es una época perfecta para instaurar esta saludable rutina alimentaria. Tampoco debemos olvidarnos de las legumbres que ahora podemos tomar en ensalada.
Deporte en el horario adecuado
Se trata de una de las mejores herramientas con las que contamos para mantener el corazón en forma, y por eso debemos seguir practicando deporte en verano. Sin embargo, hay que tomar unas precauciones básicas. Entre ellas, hidratarnos bien y evitar las horas de más calor. Lo ideal es practicar deporte a primera hora de la mañana o a última hora de la tarde, cuando las temperaturas son más bajas. En condiciones de mucho calor y humedad, el corazón tiene menos capacidad de reserva para eliminar el calor del cuerpo y puede sobrecargarse.
Descansar para reponer fuerzas
Trasnochar y seguir unos horarios algo más desordenados que en nuestra rutina habitual también es algo frecuente en las vacaciones estivales. Aunque no es necesario que seamos muy estrictos con la hora de irnos a la cama, sí conviene dormir 7 u 8 horas diarias para reponer fuerzas. La falta de sueño aumenta los niveles en sangre de las hormonas del estrés, lo que incrementa la tensión arterial y la frecuencia cardiaca.
No olvidar la medicación
El verano supone un cambio de costumbres y nuestra actividad puede variar de un día a otro. Por eso podemos tener algunos despistes con el tratamiento farmacológico que seguimos. Sin embargo, la falta de adherencia al tratamiento en las enfermedades cardiovasculares es un importante problema de salud. Una buena idea es ponerse alarmas en el móvil, que nos recuerden que debemos tomar la medicación.