Los médicos no se cansan de repetirlo: la prevención cardiovascular es la herramienta más eficaz para evitar que la enfermedad cardiaca aparezca. Y eso supone mantener muy controlados todos los factores de riesgo cardiovascular, como la hipertensión, la diabetes, los niveles altos de colesterol, el sedentarismo o la obesidad, además de evitar el tabaco y el alcohol. En resumen, llevar una rutina diaria saludable que no solo repercutirá en la salud cardiovascular sino en el estado de salud general.
Fomentarla desde el trabajo, donde pasamos al menos un tercio del día, es una manera de asentarla en el día a día. Y con ese objetivo nació el Programa de Empresas Cardiosaludables (PECS), una iniciativa impulsada por la Fundación Española del Corazón y dirigida a todas las empresas que están comprometidas con la mejora de la salud de sus empleados. Porque impulsando medidas saludables en el ámbito laboral se puede reducir la exposición de los trabajadores a las enfermedades cardiovasculares. Y reducir cifras como las aportadas por la estadística de accidentes de trabajo, que afirma que la enfermedad cardiovascular causó en 2020 casi el 40% de los accidentes laborales mortales. Según esta estadística, el año pasado se produjeron 565 accidentes de trabajo mortales, y de ellos, 228 se debieron a infartos de miocardio y derrames cerebrales. El año anterior, en 2019, se registraron por estas mismas causas 194, lo que supone un incremento del 17,53%.
Para lograr que la prevención reduzca estas cifras, hay una serie de recomendaciones que se pueden seguir en el ámbito laboral. Todas ellas tienen como objetivo controlar los factores de riesgo:
- Camino saludable al trabajo. La elección del medio de transporte que usemos diariamente para acudir a trabajar es importante. Si queremos seguir unos hábitos saludables, la mejor opción es ir caminando en caso de que sea posible o usar el transporte público y bajarse una o dos paradas antes de la que corresponda para poder estirar las piernas. La bicicleta es igualmente una estupenda opción. De esa manera estaremos cumpliendo, al menos en parte, con el mínimo de 150 minutos semanales que según la OMS tenemos que dedicar a la práctica de actividad física aeróbica de intensidad moderada.
- Si tenemos que subir alguna planta, por las escaleras. En caso de que necesitemos subir varias plantas para acceder al puesto de trabajo, olvidarse del ascensor es siempre buena idea. Subir por las escaleras puede ayudarnos a ir asentando rutinas saludables en el día a día.
- Levantarse del sitio. Uno de los principales enemigos de la salud cardiovascular es el sedentarismo. Sin embargo, es posible que tengamos que pasar largas horas delante del ordenador por cuestiones profesionales. Si es el caso, conviene levantarse y caminar aunque sea unos pasos cada hora.
- Si comemos fuera de casa, preparar un menú semanal. Si llevamos la comida desde casa, diseñar un menú semanal que siga la dieta mediterránea es la mejor opción. Consiste en consumir frutas, verduras, legumbres y cereales integrales, evitando en lo posible tanto azúcares libres como grasas trans y limitando la ingesta de grasas saturadas en favor de las no saturadas, presentes en pescados, aguacates, frutos secos y aceite de oliva.
En caso de tener que comer en restaurantes, la opción ideal es procurar variar el menú e intentar que en él estén presentes las verduras, las legumbres, la fruta y el pescado.
- Procurar evitar el estrés. Disminuir los niveles de estrés en lo posible e intentar desconectar del trabajo es otra práctica saludable. Disfrutar del tiempo libre sin pensar en el trabajo ayuda a relajarse.
- Dormir lo necesario. Mantener unas rutinas horarias acostándose siempre alrededor de la misma hora fomenta un descanso de calidad. Y eso, sumado a la actividad física y la alimentación saludable, puede reducir hasta en un 65% el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, según un estudio publicado en European Journal of Preventive Cardiology.