Aunque con la llegada de la pandemia nuestros hábitos cambiaron, antes de esta comíamos cada vez más fuera de casa. Así lo desvelaba ya en 2018 la memoria de la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas, que señalaba que el consumo fuera de casa suponía ya el 35% del total. Gracias a las vacunas contra la COVID-19, probablemente retomaremos poco a poco a nuestros hábitos anteriores, incluidas las comidas ocasionales fuera de casa. Una opción que no tiene por qué hacer daño a nuestro corazón si tomamos algunas precauciones para evitar que factores de riesgo como la obesidad, los niveles altos de colesterol, la hipertensión o el azúcar en sangre se descontrolen.
Basta con seguir estas recomendaciones:
- Procura no sentarse a la mesa con el estómago vacío
Tomar a media mañana, o a media tarde si vas a cenar fuera, una pieza de fruta o cualquier tentempié saludable te ayudará a que no te juegue una mala pasada el hambre. De lo contrario, la sensación de tener que llenar de energía tu organismo te invadirá, y seguramente optarás por platos con muchas calorías.
- Decide antes si es posible
Mirar la carta durante más de 10 minutos no suele ser buena idea cuando de lo que se trata es de comer de forma saludable. Para no salirte de las recomendaciones de los expertos, si puedes echa un vistazo al menú del establecimiento al que vayas a ir antes de sentarte a la mesa. Recuerda que siempre son buenas opciones las legumbres, los pescados, las verduras y las carnes blancas antes que las rojas. Y que siempre es mejor un plato a la plancha o al horno que frito o empanado.
- Elige platos con pocos ingredientes
Aunque no se cumple en el caso de las verduras, por lo general, cuantos más ingredientes tiene un plato, más calorías aporta. Sobre todo, presta atención al acompañamiento: no es lo mismo una ensalada que unas patatas fritas. Igual que es preferible que tu plato vaya acompañado de zanahorias o judías verdes que de un puré.
- ¿Para acompañar? Agua
Aunque no pase nada por tomarse un vino o una cerveza, ten en mente que el agua siempre es la mejor opción. El resto de bebidas no solo aportan calorías sino que, si contienen alcohol, tampoco son beneficiosas para tu salud cardiovascular, especialmente si tomas más de una.
- Adelántate al resto de comensales
El turno tiene truco: si eres de los primeros en que te tomen nota, no tendrás la tentación de elegir algún plato poco saludable. Aunque es posible que todos tus acompañantes sigan la dieta mediterránea, quizá alguien se decante por platos con ingredientes con muchas grasas saturadas y te entren ganas de pedirlo.
- El salero, lejos
Cada vez en más restaurantes optan por prescindir de los saleros para que el contenido de sodio que tomamos no supere las cantidades recomendadas por la OMS. Recuerda que reducir la cantidad de sal es ganar salud.
- Lo que sobra, para llevar
Si ya te has llenado, aunque aún quede comida en el plato, es que ya has cubierto tus necesidades. Por eso, lo mejor en estos casos es pedir que te guarden la comida que ha sobrado para llevar.
- Postres saludables
Es uno de los momentos más críticos de las comidas y cenas porque la mayoría de los postres llevan grandes cantidades de azúcar. Tan solo las frutas entrarían en las recomendaciones de un menú saludable, por lo que nunca está de más tenerlo en mente y optar por ellas como postre.