El verano pasado fue el más caluroso de Europa, según el Servicio del Cambio Climático Copernicus. Y este año, las previsiones apuntan a una subida de temperaturas similar. Con el calor, la salud cardiovascular puede verse afectada. Por eso los expertos recomiendan seguir una serie de orientaciones con las que prevenir posibles problemas que afecten a nuestro corazón.
Estas son las principales:
Siempre hidratados
Al sudar más por el efecto de las altas temperaturas perdamos más agua. De ahí la importancia de reponer con más frecuencia el líquido del que se deshace nuestro cuerpo y, si es posible, beber agua antes de que tengamos sed. Como norma general se recomienda que los niños de entre 9 y 13 años consuman unos 2,1 litros diarios y las niñas, 1,9. A partir de esa edad, las mujeres deberían consumir al menos 2 litros diarios, algo más si están embarazadas o en periodo de lactancia, mientras que para los hombres la cantidad aconsejada es de 2,5 litros. Si bebemos menos agua de la que nuestro organismo necesita pueden comenzar a fallar algunas funciones del organismo: la deshidratación puede llevar a una mala función renal y que esta provoque arritmias.
Cuidado con el sol
En las horas centrales del día se acentúa el riesgo cardiovascular porque el cuerpo pierde mucha más agua cuando los termómetros se disparan. Por eso, la recomendación de los expertos es evitar exposiciones prolongadas al sol precisamente en esas horas, buscando la sombra o espacios para no estar directamente expuestos a él. Por la mañana o cuando el sol ya no calienta tanto sí podemos exponernos a él durante 15 o 20 minutos diarios para sintetizar vitamina D, que necesitamos porque tiene un papel importante en la fisiología del sistema cardiovascular.
Alimentación saludable también fuera de casa
Aunque durante las vacaciones solemos alterar nuestras rutinas comiendo más fuera de casa, los expertos recuerdan que es clave mantener una alimentación saludable que incluya pescados y verduras, frutas, que además son ricas en agua y pueden contribuir notablemente al aporte total de agua que necesitamos, cereales integrales y legumbres, que ahora podemos tomar en ensalada. Igualmente se aconseja procurar evitar el consumo de grasas trans, presentes principalmente en productos procesados como galletas, bollería industrial, alimentos precocinados, snacks, helados, cremas y batidos.
Precaución con el alcohol
Cada vez hay más evidencias de la asociación entre el consumo de alcohol y el desarrollo de la fibrilación auricular, por lo que se recomienda limitar su consumo. Pero además, puede provocar que nos deshidratemos más fácilmente, por lo que hay que tener especial precaución durante estos meses.
Ejercicio físico en las horas adecuadas
El ejercicio físico puede ayudarnos a controlar factores de riesgo como el sobrepeso, la hipertensión o niveles elevados de azúcar y colesterol. Sin embargo, con las altas temperaturas aumenta la cantidad de líquido que perdemos por el sudor, y si estamos realizando una actividad física intensa, esa pérdida es aún mayor. Por eso los expertos aconsejan practicar deporte al amanecer o al atardecer si tenemos posibilidad de escoger horario. En cualquier caso, se recomienda evitar la franja horaria que va de las 12.00 a las 18.00 horas.