Las adaptaciones son los cambios que se producen en los distintos órganos y sistemas cuando se hace ejercicio de forma regular y que tienen un doble objetivo. Por un lado, reducen el trabajo y el estrés físico del organismo cuando realiza un esfuerzo determinado y, por otro, aumentan la potencia máxima y la cantidad máxima de trabajo efectivo que se pueden realizar.
Vamos a hablar de los cambios que se producen entre los deportistas de resistencia aeróbica: remeros, ciclistas, nadadores y corredores de fondo entre muchos otros.
Las adaptaciones son los cambios que se producen en los distintos órganos y sistemas cuando se hace ejercicio de forma regular y que tienen un doble objetivo. Por un lado, reducen el trabajo y el estrés físico del organismo cuando realiza un esfuerzo determinado y, por otro, aumentan la potencia máxima y la cantidad máxima de trabajo efectivo que se pueden realizar.
Vamos a hablar de los cambios que se producen entre los deportistas de resistencia aeróbica: remeros, ciclistas, nadadores y corredores de fondo entre muchos otros.
En general, y al contrario que con las respuestas del organismo al ejercicio físico (ver -Respuestas del organismo al ejercicio físico-), estas disminuyen el riesgo de que nos pase algo, tanto en reposo como durante la práctica de la actividad física, y son las responsables del efecto protector del ejercicio. Desde el punto de vista cardiológico son especialmente interesantes y aportan un importante beneficio las adaptaciones neurohormonales, las metabólicas, y las cardiovasculares. De forma muy superficial, aumentan los estímulos nerviosos que ponen al corazón, y al organismo en general, en modo de reposo (sistema nervioso parasimpático o vagal), disminuyen los estímulos que lo ponen en modo activo (sistema nervioso simpático) y mejoran las respuestas hormonales y metabólicas que se producen tanto en reposo como en esfuerzo. El resto de las adaptaciones tendrán mucho interés desde el punto de vista del bienestar, de otras enfermedades y del rendimiento deportivo.
Las adaptaciones que se producen en el corazón se conocen como corazón del deportista. Éste se caracteriza por el aumento del tamaño de todas las cavidades cardiacas, ritmos cardiacos lentos en reposo y mayor eficiencia de la mecánica del corazón.
La frecuencia cardiaca (FC) disminuye tanto en reposo (en raras ocasiones incluso a menos de 30 lpm, sobre todo en el periodo nocturno) como a intensidades de trabajo fijas. Si antes corriendo a 10 Km/h mantenía una FC de 140 latidos por minuto (lpm) ahora quizás vaya a 125 o 130 lpm, por ejemplo.
En la entrada de las respuestas veíamos que el corazón responde a un esfuerzo aumentando la cantidad de sangre que circula por el organismo. Para mejorar esta respuesta el corazón se adapta aumentando su tamaño. Se dilatan todas las cavidades cardiacas y aumenta ligeramente el grosor de las paredes musculares. También mejora su capacidad para llenarse de sangre, succionando literalmente la que le llega a través del sistema venoso. Todo ello le va a permitir bombear más sangre en cada latido.
En el sistema vascular, aumenta el calibre de arterias y capilares. Esto tiene especial importancia en la circulación de los pulmones y en los músculos, que es donde se producen los cambios más llamativos. También mejora el sistema vascular coronario (son las arterias que llevan la sangre específicamente al corazón) y el flujo y la perfusión coronarias por distintos mecanismos.
Además, mejora el funcionamiento de las propias células musculares, el aparato respiratorio y el funcionamiento de todos los órganos y sistemas en general.
El resultado final en la prueba de esfuerzo es que el deportista entrenado aguanta más tiempo en el mismo protocolo partiendo de frecuencias cardiacas más bajas y alcanzando frecuencias cardiacas máximas en principio similares, con mejores sensaciones y con una recuperación o vuelta a la situación de reposo más rápida.
La medicación puede interferir con las adaptaciones. En general, las adaptaciones se suman al efecto de la medicación y, por lo tanto, no sería raro que hubiera que reducir la medicación antihipertensiva, antidiabética, betabloqueante... a medida que se van produciendo los cambios.
La desadaptación (o desacondicionamiento) es lo mismo pero en dirección contraria. Cuando uno deja de ejercitarse, todos estos beneficios van perdiéndose progresivamente, la mayoría en tan solo un mes y prácticamente todo en 2-3 meses, sobre todo en individuos previamente sedentarios y cuanto menor sea la actividad física durante el parón. Así que ojo y a no despistarse.