El esquí es un deporte de montaña que consiste en deslizarse por la nieve, por medio de dos tablas sujetas a la suela de unas botas mediante fijaciones mecánicas.
El esquí es un deporte de montaña que consiste en deslizarse por la nieve, por medio de dos tablas sujetas a la suela de unas botas mediante fijaciones mecánicas.
Existen varias modalidades del esquí que tienen características muy diferentes y con implicaciones muy distintas desde el punto de vista cardiovascular. En general todos comparten las particularidades de la exposición al frío y la altitud que se han explicado en los deportes de montaña.
- Esquí alpino: Es la modalidad que consiste en bajar por pendientes de nieve habilitadas para ello. En las competiciones, el objetivo es realizar el descenso en el menor tiempo posible, siguiendo un trazado sinuoso marcado por unas balizas especiales llamadas puertas.
- El salto de esquí es una modalidad minoritaria de este deporte y de la que hay muy poca cultura en nuestro medio. Desde el punto de vista cardiovascular es importante considerar su carga estática pero, sobre todo, el riesgo de impacto en caso de caída (de interés para los pacientes en tratamiento con anticoagulantes o antiagregantes).
- Esquí de fondo: Los corazones de los esquiadores de fondo figuran, junto a los de los ciclistas, entre los “más grandes” de todos los deportistas. Esto se debe a que es un deporte que produce muchas adaptaciones cardiovasculares por su alta carga dinámica, con implicación de muchos grupos musculares y que requiere movilizar mucha sangre por parte del corazón para desarrollar el trabajo. Tiene importantes similitudes con la carrera continua por ser un tipo de ejercicio que se suele realizar con cargas constantes, durante periodos de tiempo bastante prolongados (se pueden aplicar los principios de la carrera continua y el ciclismo a los pacientes con patología cardiovascular que quieren hacer esquí de fondo). En el gimnasio, la elíptica o el ergómetro de esquí de fondo son los que mejor reproducen este gesto deportivo que implica tanto extremidades superiores como extremidades inferiores.
- Esquí de travesía: Fundamentalmente implica las consideraciones de los deportes de montaña y esquí de fondo en las subidas y del esquí alpino en las bajadas. La dificultad técnica de las bajadas es considerablemente mayor por realizarse sobre terrenos no preparados y en estado virgen.
Nos referiremos fundamentalmente al esquí alpino por ser el más mayoritario y el que más se diferencia del resto de los deportes tratados en los distintos apartados.
Características del esquí alpino con interés para el paciente cardiovascular:
- Se trata de un deporte que se practica en situación de mayor o menor hipoxia o altitud (ver entrada específica sobre el deporte en altitud).
- Generalmente implica exposición al frío o a grandes cambios de temperatura (ver entrada sobre montañismo).
- Desde el punto de vista de estrés cardiovascular es un deporte de intensidad muy variable en función de si se practica de forma más o menos agresiva. De forma simplificada, la alta velocidad implica una alta carga estática y la frecuencia de los giros determina la intensidad del componente dinámico. Esto quiere decir que pueden alcanzarse frecuencias cardiacas y presiones arteriales muy elevadas en algunos casos.
- Los cambios en el estado de la nieve y en el relieve imponen ocasionales cambios bruscos de intensidad con el riesgo arrítmico que ello implica en individuos predispuestos.
- Aunque generalmente no implica subidas (existen medios mecánicos para subir a los esquiadores a las pistas), ocasionalmente sí que requiere desplazamientos patinando o impulsándose con los bastones que aumentan mucho las demandas cardiovasculares. Además, el simple hecho de ponerse las botas o desplazarse a por los pases para pistas con los esquís en el hombro implica un esfuerzo muy considerable.
- Generalmente implica pasar varias horas en la montaña y a poco que hagamos, puede acarrear bastante desgaste y fatiga si no estamos acondicionados.
- Conlleva un alto riesgo de traumatismo en caso de caída. Que puede tener consecuencias graves en los pacientes tratados con antiagregantes y anticoagulantes.
- El esquí alpino de competición es un deporte muy exigente y de muy alto riesgo para los pacientes cardiovasculares. Se realizan esfuerzos máximos de muy alta intensidad durante 1-3 minutos y con velocidades de hasta 140-150 km/h.
Recomendaciones para los pacientes cardiovasculares que quieren practicar esquí alpino:
- En general es un deporte adecuado sólo para aquellos pacientes de menor riesgo y mejor condición física.
- El esquí alpino de competición rara vez va a ser aconsejable entre los pacientes con alguna enfermedad significativa del aparato cardiovascular. Aunque, como siempre, los pacientes de bajo riesgo y bien controlados no suelen tener contraindicado el deporte de competición.
- La alta exigencia cardiovascular y el carácter estacional del deporte obligan a un programa de ejercicio durante todo el año que nos permita mantener el estado de forma para cuando llega la temporada. La aptitud aeróbica se puede conseguir haciendo ejercicios más habituales como la carrera, trekking... El entrenamiento de la fuerza nos va a permitir esquiar con menos demanda cardiovascular y con menor riesgo de lesiones.
- Hay que protegerse del frío con ropa adecuada. En ocasiones la reverberación, el exceso de ropa y los intervalos de ejercicio pueden hacer que aumente mucho la temperatura, sobre todo en las horas centrales del día (una mochila nos permitirá quitarnos parte de la ropa cuando haga calor).
- Hay que respetar los principios de aclimatación y exposición a la altitud de los pacientes cardiovasculares (ver entrada específica sobre exposición a la hipoxia y a la altitud).
- Los pacientes en los que se recomiende moderar la intensidad cardiovascular del esquí, deben elegir pistas con pendientes poco pronunciadas y más anchas que les permitan controlar la velocidad y la frecuencia de los giros.
- Los pacientes antiagregados o anticoagulados que quieran practicar esquí alpino deben respetar las medidas de protección (casco, guantes que previenen cortes con los esquís...) y elegir las pistas que permitan un control constante de la técnica y la velocidad con el fin de evitar traumatismos.
- Aquellos que no hayan practicado esquí con anterioridad, deberían contratar los servicios de un instructor de esquí para optimizar el tiempo de aprendizaje y reducir los riesgos propios del deporte.
- Resta recordar la importancia del adecuado material, protección solar, nutrición e hidratación.
- Es importante disponer de un seguro de asistencia en pistas que se puede adquirir con el propio pase o a través de la federación de montaña.