La diabetes mellitus es un grupo de enfermedades que se caracteriza por la elevación de los niveles de azúcar en la sangre y que predispone a enfermedades del aparato cardiovascular.
La diabetes mellitus es un grupo de enfermedades que se caracteriza por la elevación de los niveles de azúcar en la sangre y que predispone a enfermedades del aparato cardiovascular.
El ejercicio físico es, junto a la dieta y la medicación, un componente fundamental del tratamiento de la diabetes mellitus. Ayuda a controlar tanto la enfermedad como el riesgo cardiovascular en general. El programa de ejercicio debe de estar orientado a controlar la glucemia y reducir la necesidad de medicación, mantener el peso ideal, mejorar la calidad de vida y evitar la aparición de complicaciones cardiovasculares y la hipoglucemia.
Hay muchos tipos de diabetes mellitus que vamos a diferenciar en 2 tipos principales mayoritarios para las consideraciones relativas a la práctica deportiva o de ejercicio físico:
Pacientes con diabetes mellitus tipo I (insulinodependiente)
La destrucción autoinmune de las células B produce un déficit de insulina absoluto y tendencia a hacer cetoacidosis. De forma simple, se trata de pacientes jóvenes que dependen del tratamiento con insulina para controlar los niveles de azúcar en la sangre. El funcionamiento de la insulina en el organismo es normal.
Es habitual que estos pacientes participen en alguna actividad deportiva de distinto tipo y nivel. Generalmente se trata de personas sanas (exceptuando el diagnóstico de la diabetes) de cara al ejercicio físico, e incluso de cara al deporte de competición, cuando la diabetes está bien controlada y cuando aprenden a ajustar las necesidades de carbohidratos e insulina a las demandas de la sesión de ejercicio y teniendo un cuidado especial con el riesgo de hipoglucemia.
Cuando no exista interés por algún tipo de deporte, es muy importante que se involucren en alguna forma de ejercicio físico regular (tal y como se especifica más adelante), que ayudará a controlar el riesgo cardiovascular elevado de estos pacientes a largo plazo.
Pacientes con “diabetes mellitus tipo II (no insulinodependiente)”
Esta es la forma más frecuente de la enfermedad con diferencia. Se caracteriza sobre todo por la resistencia a los efectos de la insulina en algunos órganos. Entre ellos los músculos. Inicialmente se trata con medicación (generalmente oral) pero en fases avanzadas de la enfermedad puede haber necesidad de tratamiento con insulina y un comportamiento similar al de los pacientes con diabetes tipo 1. En estos pacientes la actividad física va a mejorar la tolerancia a la glucosa y la sensibilidad a la insulina y reduce la necesidad de medicación.
Además, se ha comprobado que el ejercicio físico es efectivo para prevenir este tipo de diabetes, especialmente en aquellas personas con un alto riesgo de padecerla: individuos con sobrepeso, tensión arterial elevada y con antecedentes familiares de diabetes.
La “receta” de ejercicio para el paciente diabético:
Los mejores ejercicios para los pacientes diabéticos son los ejercicios aeróbicos que movilizan grandes grupos musculares (ciclismo, natación, remo, carrera, senderismo...). Se deben realizar al menos 150 minutos semanales de este tipo de ejercicios (mejor 300 min o más) a una intensidad moderada o alta como mínimo 3 días semanales no consecutivos.
Cada sesión de ejercicio debe durar al menos 10 minutos y prolongarla paulatinamente hasta 40 min o más.
Es importante progresar lentamente en las intensidades para evitar complicaciones y calentar y enfriar durante 5-10 minutos antes y después de cada sesión con ejercicio aeróbico de baja intensidad.
Los mejores resultados se obtienen cuando se combinan los ejercicios aeróbicos con ejercicios generales de fortalecimiento muscular a intensidad moderada y alta 2-3 días a la semana.
Habrá que pensar en adaptar el programa de ejercicio cuando haya otros condicionantes como obesidad, enfermedad cardiovascular, etc.
¿Cuáles son los beneficios de la práctica deportiva en el paciente diabético?
- Mejora la sensibilidad a la insulina y aumenta la utilización de glucosa por el músculo. De esta manera mejora la diabetes y previene su desarrollo.
- Reduce las necesidades diarias de insulina y otros medicamentos antidiabéticos.
- Ayuda a controlar el peso y la obesidad.
- Ayuda en el control de la tensión arterial, los niveles de colesterol y otros factores de riesgo cardiovascular.
- Ayuda a controlar la ansiedad, la depresión y el estrés.
- Reduce la incidencia de enfermedades cardiovasculares.
El riesgo de hipoglucemia:
La hipoglucemia se refiere a las bajadas de glucosa por debajo de 70 mg/dL o fuertes bajadas sin que caigan por debajo de estas cifras. Es una complicación seria y que se debe evitar a toda costa. Debilidad, temblor, sudoración, nerviosismo, hambre son síntomas que nos deben de poner sobre aviso. En los casos más severos puede haber dolor de cabeza, somnolencia, confusión, visión borrosa e incluso coma y son un motivo de atención urgente.
No todos los pacientes diabéticos tienen el mismo riesgo de hipoglucemia y este va a depender fundamentalmente del tipo de tratamiento. El mayor riesgo de hipoglucemia lo tienen los pacientes en tratamiento con insulina y algunos medicamentos hipoglucemiantes (consulta a tu médico las precauciones que requiere tu caso concreto).
Para evitar la hipoglucemia habrá que tener en cuenta el momento del día en que se realiza el ejercicio, su duración e intensidad, los niveles de glucemia antes del ejercicio y el tipo y la dosis de insulina utilizada. En el apartado siguiente se explica una serie de normas básicas a tener en cuenta para evitar la hipoglucemia.
¿Qué precauciones hay que tomar?
- Todo paciente diabético, antes de comenzar un programa de ejercicio físico, debe de ser valorado por un médico que le asesore en este sentido.
- Al ser pacientes con un aumento del riesgo cardiovascular es muy importante respetar el calentamiento y el enfriamiento y hacer programas de ejercicio progresivos en volumen e intensidad.
- Es importante estar atentos a los síntomas de alarma como dolor torácico, fatiga inusual, molestias internas en el tórax, palpitaciones, mareos y pérdidas de conocimiento, sobre todo cuando se producen con el ejercicio. En caso de percibir cualquiera de estos habrá que interrumpir el programa de ejercicio y solicitar una valoración médica.
- Los pacientes con retinopatía diabética deben evitar cualquier ejercicio de alta intensidad y descartar subidas fuertes de tensión arterial con el ejercicio.
- Es muy importante garantizar una adecuada hidratación, sobre todo en los pacientes hiperglucémicos y en los días de más calor porque tienen más facilidad para deshidratarse y para tener golpes de calor.
- No inyectar la insulina en una región muscular que se vaya a movilizar excesivamente durante el ejercicio.
- Pacientes con riesgo de hipoglucemia:
- Planificar el ejercicio para realizarlo de forma regular y a la misma hora cada día, preferiblemente durante las primeras horas de la mañana. Adaptarlo al horario de las comidas y de la acción de la insulina.
- Administrar una cantidad extra de hidratos de carbono antes o durante el ejercicio o reducir la dosis de insulina.
- Evitar el ejercicio físico en el momento del pico máximo de acción de la insulina.
- Verificar la glucemia antes de la práctica deportiva sobre todo cuando se produzcan cambios en el régimen de ejercicio y la respuesta no sea del todo predecible:
- Si la glucemia es menor de 100 mg/dl, tomar un suplemento de hidratos de carbono (fruta, galletas, bebidas energéticas) antes de hacer ejercicio.
- Entre 100 y 150 mg/dl se puede hacer ejercicio sin riesgo.
- Cuando la glucemia capilar es >250 mg/dl y existen indicios de cetosis en la sangre y la orina, o si la glucemia es superior a 300 mg/dl aunque no haya signos de cetosis, es preferible esperar a que la situación de descompensación haya desaparecido para empezar a hacer deporte.
- Durante ejercicios prolongados también habrá que suplementarse periódicamente con hidratos de carbono.
- También es importante controlar la glucemia durante y algunas horas después del ejercicio. Hay que tener en cuenta que la hipoglucemia puede suceder hasta 12 horas después de la sesión de ejercicio.
- Si aparece algún síntoma de hipoglucemia antes, durante o después del deporte, debe tomarse una cantidad adicional de hidratos de carbono de absorción rápida (como zumos, por ejemplo).
- Ejercitarse acompañado puede evitar una hipoglucemia severa.