Los síntomas de alarma son las sensaciones que percibe el deportista y que le advierten de alguna enfermedad o de que algo no va bien. Nos vamos a referir únicamente a los síntomas con un posible origen cardiológico y que se perciben de forma aguda o por primera vez. Los síntomas crónicos tienen un significado diferente y se manejan según las recomendaciones propias de la patología que los produce.
Los síntomas de alarma son las sensaciones que percibe el deportista y que le advierten de alguna enfermedad o de que algo no va bien. Nos vamos a referir únicamente a los síntomas con un posible origen cardiológico y que se perciben de forma aguda o por primera vez. Los síntomas crónicos tienen un significado diferente y se manejan según las recomendaciones propias de la patología que los produce.
Desde el punto de vista del riesgo de tener una complicación cardiológica, los síntomas que es importante reconocer son el dolor torácico, la disnea o dificultad para respirar, la fatiga o disminución del rendimiento, las palpitaciones, los mareos y el síncope.
La causa clásica del dolor en cardiología es la angina de pecho. Se trata de un dolor sordo y profundo, que suele describirse como opresivo y que puede irradiarse a espalda, mandíbulas, oído, estómago, brazos... y que típicamente aparece cuando hacemos esfuerzos y desaparece en pocos minutos cuando cesamos la actividad. Cuando este síntoma es nuevo, la lesión que lo produce puede tener un comportamiento impredecible y es una urgencia médica. A veces la angina de pecho puede aparecer en reposo. En estos casos la situación es aún más grave y el comportamiento es el de un infarto agudo de miocardio. En otras ocasiones el dolor torácico de origen cardiológico puede deberse a una arritmia o a una pericarditis por ejemplo.
Causas de dolor torácico hay muchas (cardiológicas, digestivas, respiratorias, musculo-esqueléticas...) y lo habitual en la mayoría de los deportistas es que se deba a causas ajenas al corazón, pero por la posibilidad de que se trate de algo grave, no debe ignorarse nunca y hay que actuar con la urgencia que le corresponde. Un dolor torácico de reposo sospechoso exige ponerse en contacto con el 112 y en el caso de la angina de esfuerzo de nueva aparición hay que consultar de forma inmediata con algún médico.
La disnea o dificultad respiratoria y la fatiga también pueden traducir una angina de pecho atípica o alguna cardiopatía y es importante consultar cuando se perciben. En deportistas bien entrenados estos síntomas pueden pasar desapercibidos, ser difíciles de reconocer y pueden ser fácilmente confundibles con las sensaciones propias de esfuerzos muy intensos. Cualquier sensación de extrañeza por estos síntomas, y a falta de una explicación lógica para que se produzcan, constituye un motivo de valoración médica.
En los deportistas jóvenes los mareos y los síncopes pueden y suelen tener causas benignas en la mayoría de las ocasiones. El mareo es un síntoma muy inespecífico y puede deberse a multitud de causas. En ocasiones, a la situación previa al síncope y me referiré, por lo tanto, a este tipo de mareos. Lo habitual es que estos se deban a reflejos vagales que producen típicamente malestar, nauseas, sudoración y síncopes o sensación inminente de pérdida de conocimiento y que a pesar de lo desagradable que resultan y la posibilidad de traumatismos, no tienen un significado pronóstico negativo. Sin embargo, y aunque menos frecuentemente, también podrían estar advirtiendo de arritmias graves u otras cardiopatías. Cuando estos síntomas se producen durante el esfuerzo, de forma brusca y sin los clásicos síntomas que acompañan a las reacciones vagales (nauseas, sudoración, malestar general…, la posibilidad de que se trate de algo grave aumenta considerablemente y obligan a una valoración médica).
Las palpitaciones o sensación de que el corazón no late con normalidad podría, en frecuentes ocasiones, estar advirtiéndonos de alguna arritmia. Existen muchos tipos de arritmias y lo habitual es que tengan un significado benigno pero por la posibilidad de que nos estén advirtiendo de alguna cardiopatía importante, no hay que dejar de consultar siempre que se produzcan y no conozcamos su naturaleza.
Merece la pena comentar también un síntoma relativamente moderno y que constituye un motivo de consulta cada vez más frecuente. Con la expansión en el uso de los pulsómetros cada vez son más los deportistas que consultan por lecturas anormales de la frecuencia cardiaca. Es dudoso que este dato tenga algún valor a la hora de detectar patologías que no se manifiestan con otros síntomas pero es cierto que pueden advertir de algunas arritmias. Con las nuevas generaciones de dispositivos se podrá registrar el trazado electrocardiográfico y será más fácil diferenciar los errores de lectura de las verdaderas arritmias, mientras tanto, tomarse el pulso manualmente y comprobar si la lectura del pulsómetro es correcta puede ayudar a diferenciar ambas.
Los síntomas cardiológicos son un elemento muy importante en la prevención de complicaciones graves con el deporte. Menos de la mitad de las veces que sucede alguna de estas complicaciones están presentes, pero cuando aparecen aumenta mucho la posibilidad de tener una complicación grave. Por tanto, es de vital importancia que los y las deportistas que noten alguno de estos interrumpan su régimen de ejercicio físico hasta aclarar el origen del síntoma.