La herramienta más eficaz para combatir la enfermedad cardiovascular es que esta no llegue a aparecer, un objetivo que podemos lograr a través de la prevención. Por eso los cardiólogos insisten en mantener controlados los factores de riesgo cardiovascular, que son los causantes del desarrollo de la enfermedad en más del 80% de los casos.
El 14 de marzo celebramos el Día Europeo de la Prevención del Riesgo Cardiovascular recordando cuáles son esos factores de riesgo que podemos controlar, ya que manejándolos para que se mantengan a raya multiplicaremos la probabilidad de que nuestro corazón no enferme. Estos son los principales:
Combatir la obesidad
La obesidad es uno de los factores de riesgo cardiovascular que podemos evitar. Para ello, tan solo debemos mantenernos en el peso que nos corresponde. Para saber cuál es ese peso podemos usar la calculadora de Índice de Masa Corporal (IMC). Si la cifra resultante está por encima de 30 se considera obesidad, y si se sitúa entre 25 y 29, sobrepeso. En ambos casos tendremos que cambiar nuestra alimentación. El primer paso empieza en el supermercado, comprando según el contenido nutricional. Debemos fijarnos en el etiquetado de los productos y seleccionarlos evitando grandes cantidades de grasas saturadas, sal y azúcares.
Ejercicio diario
El sedentarismo puede afectar de forma negativa a nuestra salud cardiovascular. Aproximadamente el 30% de las cardiopatías isquémicas (infarto y angina de pecho) se deben principalmente a él. Sin embargo, si introducimos en nuestra rutina diaria el ejercicio, destinando un tiempo semanal al deporte, estaremos protegiendo nuestro corazón. Los especialistas recomiendan un mínimo de 30 minutos de actividad física moderada cinco veces a la semana.
Los niveles de colesterol, controlados
Se estima que uno de cada dos españoles adultos tiene los niveles de colesterol por encima de lo recomendado (>200 mg/dl), un escenario que debemos cambiar si queremos proteger nuestro corazón: los estudios afirman que la hipercolesterolemia podría ser causa del 22% de todos los eventos coronarios y del 40% de los infartos cerebrales. La buena noticia es que, manteniéndolos dentro de los límites establecidos, alejamos el riesgo de enfermedad cardiovascular evitando que se formen placas de ateroma en la pared de las arterias. Para lograrlo es importante incluir rutinas deportivas en el día a día y seguir una alimentación rica en verduras, hortalizas, frutas, legumbres y pescado.
La presión arterial, vigilada
Otra medida necesaria para mantener una buena salud cardiovascular es controlar la presión arterial para poder actuar en caso de que los valores no sean los correctos, ya que cuando son más elevados de lo que deberían – más de 13,5/85 mm/Hg-, nuestra salud cardiovascular puede verse afectada. En determinados casos, la hipertensión puede producir angina de pecho, además de provocar ateroesclerosis, favoreciendo que se creen trombos que es posible que lleguen a causar infarto de miocardio o cerebral. En caso de que tengamos hipertensión podemos mantenerla controlada con medidas no farmacológicas basadas en hábitos cardiosaludables como la alimentación equilibrada y el ejercicio. Si es necesario podemos añadir a esas medidas la ayuda de fármacos bajo prescripción médica.
Control de la glucosa en sangre
La diabetes es uno de los principales factores de riesgo cardiovascular. De hecho, las enfermedades cardiovasculares son responsables del 80% de los fallecimientos en personas con diabetes, según la Asociación Americana de Diabetes. Por eso es importante controlar el nivel de azúcar en sangre de forma que se pueda recibir tratamiento en caso de que se nos diagnostique esta patología. Si no se trata a tiempo aumenta el riesgo de que aparezcan enfermedades cardiacas y cerebrovasculares. Para prevenirla o, en caso de que ya se padezca, mantenerla vigilada, es importante que se sigan hábitos como practicar ejercicio diario, conservar el peso que nos corresponde y hacer caso a la recomendación médica si nos han prescrito fármacos.
Evitar el estrés y la ansiedad
Aunque el estrés no se incluyó como factor de riesgo cardiaco en la Guía Europea de prevención cardiovascular hasta hace seis años, el colectivo médico ya recomendaba prestar atención a este proceso desde hace varias décadas tras comprobar que puede tener una relación directa con la salud cardiovascular, afectándola negativamente. Para combatirlo existen medidas no farmacológicas, que además nos ayudarán a mantener en forma nuestra salud cardiovascular (buena alimentación, practicar ejercicio, descansar lo suficiente…) y, en caso de que sea necesario, tratamientos farmacológicos a los que se puede recurrir si el especialista lo considera necesario en casos de estrés o ansiedad aguda.
Dejar de fumar
El consumo de cigarrillos es la segunda causa de enfermedades cardiovasculares, solo por detrás de la hipertensión arterial, entre otras razones porque acelera la ateroesclerosis, que es la enfermedad de las arterias. Por eso, si queremos cuidar de nuestra salud cardiovascular, un paso imprescindible es el de dejar de fumar.