Algunos de los marcadores de riesgo cardiovascular que multiplican las posibilidades de que la enfermedad cardiaca aparezca no son modificables. Es el caso de la edad, el sexo o los antecedentes familiares. Sin embargo, hay factores de riesgo sobre los que podemos actuar, de forma que si conseguimos controlarlos reducimos las probabilidades de que la salud cardiaca se vea afectada por ellos. Estos son los principales.
- Hipertensión. Esta patología supone una mayor resistencia para el corazón, lo que puede provocar insuficiencia coronaria y angina de pecho, además de que el músculo cardiaco se vuelve más irritable y se producen más arritmias. También fomenta la aparición de la ateroesclerosis. Para evitar que aparezca la hipertensión, las medidas no farmacológicas recomendadas son evitar el tabaco y el consumo excesivo de alcohol, reducir la sal en las comidas, practicar deporte y seguir una alimentación equilibrada consumiendo frutas, verduras, legumbres, frutos secos en cantidades reducidas y cereales integrales, además de usar aceite de oliva como grasa principal e incrementar el consumo de aves y pescado en detrimento de las carnes rojas.
- Niveles altos de colesterol. Se calcula que las personas con niveles de colesterol en sangre por encima de 240 tienen el doble de riesgo de sufrir un infarto de miocardio que aquellas con cifras de 200. La principal razón es que cuando las células son incapaces de absorber todo el colesterol que circula por la sangre, el sobrante se deposita en la pared de la arteria y contribuye a su progresivo estrechamiento originando la aterosclerosis. Para controlar esos niveles es fundamental tanto la alimentación equilibrada y saludable, con poco contenido de grasas saturadas, como el ejercicio regular.
- Alta frecuencia cardiaca. Por regla general, la frecuencia normal en reposo oscila entre 50 y 100 latidos por minuto, pero por encima de esas cifras aumenta el riesgo cardiaco. Así lo evidencian los estudios realizados, que han encontrado una asociación entre la alta frecuencia cardiaca y el riesgo de muerte. Para reducir la frecuencia cardiaca una de las principales recomendaciones es hacer deporte: se calcula que cada una semana de entrenamiento aeróbico podríamos conseguir una reducción en la frecuencia cardiaca en reposo de un latido por minuto. También existen fármacos para reducir la frecuencia cardiaca en caso de que sea necesario.
- Diabetes tipo 2. Si prevenimos la aparición de diabetes tipo 2 en las personas con factores de riesgo para desarrollarla estaremos reduciendo al mismo tiempo las posibilidades de que en el futuro la salud cardiovascular se vea afectada. Para ello es clave seguir un estilo de vida saludable en el que cuidemos el peso y al mismo tiempo sigamos una dieta cardiosaludable combinada con la práctica de deporte de forma regular.
- Enfermedad periodontal. La relación entre boca y corazón es más estrecha de lo que se imaginaba hasta fechas recientes, y la prueba está en que entre las personas con cardiopatía isquémica en España, alrededor del 40% ya ha sufrido pérdida de piezas dentales. Por eso el cuidado de la enfermedad periodontal resulta beneficioso para la salud cardiovascular, ya que velando por el buen estado de nuestra boca estaremos cuidando también el corazón.
Otros factores de riesgo modificables son el tabaco, el sedentarismo y la obesidad, factores que podemos evitar dejando de fumar, practicando ejercicio y controlando el peso.