La entrada de un nuevo año suele ir acompañada de buenos propósitos que pueden beneficiar a la salud de tu corazón. Se trata de mantener o poner en marcha rutinas cardiosaludables que, además de mejorar tu calidad de vida, darán salud a tu corazón. Estas siete son las principales.
- Controlar los factores de riesgo
Casi el 60% de los españoles tiene dos o más factores de riesgo cardiovascular, lo que multiplica exponencialmente las posibilidades de sufrir una enfermedad cardiaca. La falta de sueño, que afecta al 36,2% de la población, y el sobrepeso, que padece el 33,8%, son los más frecuentes, pero no los únicos. La hipertensión, la hipercolesterolemia, la diabetes, la obesidad, el sedentarismo, el estrés y el tabaquismo también se dan en altos porcentajes, y controlarlos resulta clave para evitar que la enfermedad cardiaca aparezca.
- Dejar de fumar
Según la OMS, alrededor de 8 millones de personas fallecen cada año a causa del tabaco. Por eso, dejar de fumar es una decisión imprescindible para ganar salud. El organismo disfruta de algunos de algunos de los beneficios de abandonar el tabaco incluso al poco tiempo de apagar el último cigarrillo: durante las 12 horas posteriores al consumo de un cigarrillo, los niveles de monóxido de carbono y de nicotina bajan y los pulmones y el corazón comienzan a reparar el daño causado por el humo de los cigarrillos.
- Ejercicio y más ejercicio
El ejercicio físico es, junto a una saludable alimentación, la mejor manera de mantener en forma nuestra salud cardiovascular. No solo para prevenir las enfermedades cardiacas, sino también para mejorar la calidad de vida de quienes ya las padecen. A nivel cardiaco aumentan tanto la fuerza con la que se contrae el corazón como la frecuencia cardiaca y esto, unido al aumento de la frecuencia cardiaca, sirve para aumentar el volumen de sangre que circula por el organismo en un minuto. La OMS recomienda realizar actividades físicas aeróbicas moderadas durante al menos 150 a 300 minutos a la semana, o actividades físicas aeróbicas intensas durante al menos 75 a 150 minutos semanales.
- Dieta mediterránea
Una alimentación que consista en el consumo de frutas, verduras, legumbres y cereales integrales, evitando en lo posible tanto azúcares libres como grasas trans y limitando la ingesta de grasas saturadas en favor de las no saturadas, presentes en pescados, aguacates, frutos secos y aceite de oliva, es un regalo para el corazón. Es la base de la dieta mediterránea, que ayuda a controlar hipertensión, diabetes mellitus, obesidad y niveles elevados de colesterol.
- La importancia del descanso
Dormir lo que necesitamos es esencial. Así lo desveló un estudio publicado en European Journal of Preventive Cardiology, donde se concluye que aquellas personas que, además de llevar unos hábitos de vida saludables como realizar actividad física de forma regular, mantener una alimentación equilibrada, moderar el consumo de alcohol y no fumar, duermen un mínimo de siete horas al día, reducen hasta en un 65% el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares. El mismo estudio estimó que en esas personas el riesgo de morir por enfermedad cardiovascular se reduce un 83% en comparación con aquellas personas que no siguen ningún hábito de vida saludable.
- Azúcar en equilibrio
La diabetes es un importante factor de riesgo cardiovascular que sigue creciendo en nuestra sociedad. Para prevenirla es esencial controlar las cifras de glucosa en sangre. La obesidad y el sedentarismo son los principales causantes de la diabetes: entre un 50 y un 80% de los diabéticos tienen obesidad, y la razón es que, al acumular grasa que se reparte alrededor de los órganos, esta hace que disminuya la secreción de insulina en el hígado y que los tejidos sean más resistentes a ella.
- Reducir el consumo de grasas trans
Si las grasas trans, que se encuentran principalmente en se encuentran principalmente en productos procesados como galletas, bollería industrial, alimentos precocinados, snacks, helados, cremas y batidos, se consumen en grandes cantidades pueden afectar negativamente a nuestro organismo, en especial a la salud cardiovascular. La razón es que aumentan los niveles de colesterol total, los niveles de triglicéridos en sangre y la inflamación.