La enfermedad arteriosclerótica vascular periférica (EVP) es la arteriosclerosis (“estrechamiento” del calibre de la arteria) que afecta a las arterias de las extremidades inferiores. Es un grave problema para los enfermos porque produce síntomas que limitan significativamente su calidad de vida y porque suele asociar arteriosclerosis en otras arterias importantes como las coronarias o carótidas.
La enfermedad arteriosclerótica vascular periférica (EVP) es la arteriosclerosis (“estrechamiento” del calibre de la arteria) que afecta a las arterias de las extremidades inferiores. Es un grave problema para los enfermos porque produce síntomas que limitan significativamente su calidad de vida y porque suele asociar arteriosclerosis en otras arterias importantes como las coronarias o carótidas.
El aumento de colesterol y lípidos, la hipertensión, el tabaco y, sobre todo, la diabetes son los factores de riesgo más importantes que se asocian a esta enfermedad y que agravan su evolución.
La claudicación intermitente es el síntoma típico de esta enfermedad: una sensación de debilidad de las piernas, precedida de un dolor (o sensación de tirantez, presión o calambres) que aparece durante la actividad física y que se debe a un aporte inadecuado de oxígeno a los músculos. Esta sensación afecta típicamente a las pantorrillas, pero también puede afectar a los muslos o las nalgas, obligando al enfermo a parar durante unos minutos hasta que desaparece la molestia y puede volver a la actividad que estaba haciendo. De ahí que se denomine popularmente “la enfermedad de los escaparates”, por la necesidad de detenerse cada cierto tiempo al caminar, disimulando mientras se miran los escaparates. En caso de que usted presente este tipo de síntomas, deberá acudir a su médico para hacer el estudio pertinente.
El tratamiento: Para los síntomas hay fármacos y procedimientos como la angioplastia y el by-pass cuando la afectación es severa. Pero además de tratar los síntomas, también es muy importante retrasar la progresión natural de la arteriosclerosis. Para esto es fundamental el abandono del hábito de fumar, el control de los factores de riesgo (hipertensión, colesterol elevado y diabetes) y la práctica de ejercicio físico. Esto último, además de mejorar el pronóstico de la arteriosclerosis y el control de los factores de riesgo cardiovascular, también puede mejorar mucho el tiempo y la distancia hasta el inicio de dolor y hasta el dolor intenso, mejorando mucho la calidad de vida de los pacientes.
Para mejorar los síntomas es importante realizar alguna actividad, preferiblemente con las piernas (como caminar o correr suavemente), a una intensidad de ejercicio moderada hasta llegar al máximo de dolor tolerable por el enfermo e intercalar el ejercicio con periodos de descanso para recuperarse del dolor. Se puede comenzar por periodos de 10-20 minutos dos veces al día, con el objetivo de aumentar hasta 40-60 minutos diarios al menos 3-5 días a la semana (idealmente todos los días).
Habrá que tener en cuenta que los días de frío los síntomas pueden empeorar y puede ser necesario un mayor tiempo de calentamiento.
Cuando los síntomas son muy limitantes o cuando se quiere trabajar a intensidades mayores a las que permiten los síntomas, se puede complementar el programa con ejercicios en bicicleta o con remo u otros ejercicios que no produzcan síntomas. Además, siempre es muy recomendable realizar también ejercicios generales de fortalecimiento muscular 2 días por semana.