La fibrilación auricular (FA) constituye la arritmia cardiaca más frecuente en la población general. Se caracteriza por un ritmo irregular, en ocasiones rápido, que se genera en las aurículas. Podemos diferenciar dos tipos de fibrilación auricular en cuanto a su etiología: la fibrilación auricular “adrenérgica” y la “vagal”.
La fibrilación auricular (FA) constituye la arritmia cardiaca más frecuente en la población general. Se caracteriza por un ritmo irregular, en ocasiones rápido, que se genera en las aurículas. Podemos diferenciar dos tipos de fibrilación auricular en cuanto a su etiología: la fibrilación auricular “adrenérgica” y la “vagal”.
La primera es la más frecuente y su desarrollo se asocia a la presencia de factores de riesgo cardiovascular clásicos como la hipertensión arterial, la diabetes mellitus, la obesidad, la edad o la presencia de otra patología cardiaca. Suele aparecer y/o empeorar en situaciones de estrés físico o mental. En cambio, la FA vagal aparece en momentos de reposo, descanso nocturno o postprandial, no se relaciona directamente con factores de riesgo cardiovascular ni patología cardiaca y sí se ha visto una relación epidemiológica con la realización de altas cargas de entrenamiento de resistencia (alta intensidad y volumen). Inicialmente la FA suele aparecer en forma de episodios que duran un tiempo determinado y desaparecen solos o con medicación antiarrítmica (FA paroxística). Con el tiempo puede evolucionar a episodios más frecuentes hasta ser el ritmo habitual de su corazón (FA crónica).
Recomendaciones para la práctica de ejercicio en pacientes con fibrilación adrenérgica
La práctica de ejercicio de forma regular tiene innumerables beneficios sobre nuestra salud física y mental; ha demostrado mejorar todos los factores de riesgo cardiovascular. En los pacientes afectos de FA adrenérgica la realización de ejercicio de forma regular y controlada ha demostrado disminuir el número de episodios y la tolerancia a estos. Sin embargo, para que la práctica de ejercicio físico en pacientes con FA sea segura se deberían tener en cuenta las siguientes recomendaciones:
- Si lleva tiempo sin hacer deporte, deberá iniciar su rutina de ejercicio de forma progresiva, siguiendo las indicaciones de su médico de referencia. A modo de ejemplo y suponiendo que su estado de forma física es bajo (aunque siempre se deben individualizar los casos), un protocolo de entrenamiento sencillo y progresivo podría ser: 15-20 min de ejercicio aeróbico a una intensidad baja-moderada como caminar, nadar a ritmo suave o montar en bicicleta de paseo al menos 3 días a la semana. Si ha tolerado la rutina previa, en la tercera semana podrá aumentar de forma progresiva la duración del entrenamiento aeróbico y la intensidad y añadir a este una rutina de fuerza de baja-moderada intensidad. La intensidad del entrenamiento en el caso de pacientes con FA permanente y que por tanto presentan un ritmo cardiaco irregular no podrá realizarse a través de la frecuencia cardiaca por lo cual se recomienda basarse en sensaciones de ejercicio. Lo ideal sería realizar un trabajo un aeróbico y/o de fuerza que conlleve una sensación de ejercicio “algo duro” no extenuante. Cada persona progresará de forma diferente dependiendo de su estado físico previo y su tolerancia a la rutina de ejercicio. Sea paciente y aumente de forma progresiva su rutina de ejercicio.
- Si durante la práctica de ejercicio presenta algunos de estos síntomas: disnea, mareo, dolor torácico o palpitaciones fuertes y/o rápidas deberá parar la actividad física hasta su recuperación completa.
- Evite tomar bebidas estimulantes que contengan cafeína, teína o taurina, así como alcohol.
- Intente controlar el estrés emocional de la manera que sea más conveniente para usted, además de la práctica de ejercicio físico clásico puede introducir en su rutina ejercicios holísticos como el yoga o la meditación si eso le relaja.
- Acompañe este cambio de estilo de vida de ejercicio con una dieta saludable. No olvide hidratarse antes y durante la práctica de ejercicio.
Recomendaciones para la práctica de ejercicio en pacientes con FA vagal
Todas las recomendaciones antes expuestas para los pacientes afectos de FA adrenérgica son aplicables a aquellos con FA vagal.
En el caso particular de un deportista con altas cargas de entrenamiento de resistencia en el cual no se ha encontrado otro factor de riesgo potencial para el desarrollo de FA y se considera el deporte como potencial factor riesgo, es posible que le recomienden disminuir la carga global de entrenamiento (duración e intensidad) durante tres meses y evaluar posteriormente la respuesta de la FA.
Su médico evaluará su caso particular y será el encargado de indicarle si es conveniente volver a su nivel alto de entrenamiento previo. En términos generales es aconsejable que continúe haciendo ejercicio físico siguiendo las indicaciones antes expuestas, buscando adecuar la carga de entrenamiento a esta nueva condición.
Alternativas para tratar la FA
En la actualidad no disponemos de un tratamiento que sea 100% efectivo para el tratamiento de los pacientes con FA. El tratamiento más adecuado se establecerá de forma individualizada, teniendo en cuenta varios factores como la causa de la FA, su frecuencia, otras patologías del paciente, etc. Su cardiólogo de referencia será el encargado de consensuar con usted la mejor estrategia de tratamiento en su caso.
En términos generales, cuando la FA aparece en forma de episodios autolimitados o resueltos con tratamiento (paroxística) la estrategia inicial suele ser farmacológica. Si los episodios son ocasionales, habitualmente su médico le indicará tomar un fármaco antiarrítmico cuando los episodios ocurran (estrategia “pill in the pocket”). En el caso de que estos episodios tengan una cierta frecuencia puede aconsejarle tomar un fármaco diariamente de forma preventiva además del indicado durante los episodios de arritmia. Cuando la FA se convierte en su ritmo habitual (FA crónica) su médico de referencia evaluará su caso en particular y decidirá si seguir con el tratamiento para evitar la arritmia o controlar la frecuencia de ésta, lo que denominamos estrategia de control de ritmo.
Durante la última década se ha ido desarrollando una nueva estrategia de tratamiento para esta arritmia, la ablación de FA. Esta consiste en “quemar” mediante un catéter específico las zonas del corazón donde se desarrolla la arritmia, las venas pulmonares y ciertos puntos de las aurículas. La eficacia de esta técnica dependerá de una serie de factores que su cardiólogo de referencia evaluará para considerar si es candidato o no a esta estrategia.
En el caso particular de pacientes con FA que practican deporte competitivo o recreacional con altas cargas de entrenamiento, debemos señalar algunos matices en cuanto a su tratamiento. La reorganización de las cargas de entrenamiento, especialmente en deportistas de resistencia, para asegurar un balance entre descansos y entrenamientos podría ser una estrategia inicial en estos casos, sin embargo en esta opción es poco aceptada por el deportista tanto por los requerimientos de la competición como por el deseo expreso del deportista de continuar entrenando a un cierto nivel.
En los casos de FA paroxística con episodios ocasionales la estrategia más habitual en el deportista es el tratamiento antiarrítmico en “pill in the pocket” o en casos bien tolerados poco frecuentes se podría considerar la ausencia de tratamiento.
Cuando los episodios se hacen más frecuentes, la opción de tratamiento antiarrítmico de base es difícilmente aplicable en el deportista; primero por la escasa tolerancia a determinados fármacos en relación a la bradicardia del deportista y segundo porque algunos de estos fármacos son considerados dopping. Así, en estos casos, la ablación de FA podría considerarse el tratamiento de elección. El regreso a la actividad física tras una ablación de FA dependerá de varios factores pero se considera un período entre 2 y 12 semanas.
La pérdida de función auricular que supone la FA conlleva un riesgo aumentado de crear trombos a nivel de las aurículas del corazón que pueden posteriormente migrar al resto del organismo. El riesgo de aparición de dichos trombos dependerá de varios factores que su médico evaluará. En el caso de que por sus características particulares el médico haya considerado que tiene indicación de anticoagulación, además de las precauciones antes expuestas, debe evitar realizar deportes con un alto grado de impacto o con un riesgo aumentado de caídas como por ejemplo: la escalada, la lucha o el rugby.